Miguel Grau fue un marino y un hombre que hoy nos sirve de ejemplo, nos transmite y nos enseña aún los valores que lo acompañaron durante toda su vida, escribió sobre el héroe su bisnieto, Fernando Grau.
Miguel Grau fue un marino y un hombre que hoy nos sirve de ejemplo, nos transmite y nos enseña aún los valores que lo acompañaron durante toda su vida, escribió sobre el héroe su bisnieto, Fernando Grau.
Redacción EC

El héroe murió un día como hoy, el 8 de octubre de 1879, en el combate que se desarrolló a pocas millas de la Punta Angamos, a bordo del monitor Huáscar.

A las 10.55 a.m. se inició ese choque naval desigual. Los blindados chilenos Cochrane y Blanco Encalada se impusieron al valiente monitor Huáscar. La nave peruana luchó más de una hora en el Combate de Angamos.

Ese día murió de forma heroica el contralmirante Miguel Grau Seminario, y también el teniente primero Diego Ferré, el capitán de corbeta Elías Aguirre y el teniente Melitón Rodríguez, entre otros héroes que navegaban junto con el Huáscar.

Grau Seminario nació el 27 de julio de 1834, hace 183 años, en Piura. Desde muy pequeño estuvo siempre cerca del mar, por lo que a los 9 años pidió permiso a su padre para viajar en un barco de la marina civil que llegaría hasta Panamá.

La embarcación naufragó y Grau fue rescatado, pero ello no mermó la vocación que lo llevaría a vestir el uniforme de la Marina de Guerra del Perú. Su relación con esta institución, a la que dio gloria, empezó cuando tenía 19 años.

En 1876, Grau fue elegido diputado por Paita; pero tres años más tarde, en 1879, aceptó dirigir la escuadra peruana en la Guerra del Pacífico. Ello pese a que las fuerzas nacionales no se comparaban en condiciones a las chilenas.

En el combate de Iquique fueron manifiestos su liderazgo y humanidad pues salvó a los náufragos chilenos de la corbeta Esmeralda. Por acciones como estas se le bautizó como ‘El caballero de los mares’. En un artículo que su bisnieto, Fernando Grau, publicó en El Comercio, anotó que para el rescate de los antagonistas, el gran almirante Miguel Grau tuvo en cuenta la cruda experiencia de su naufragio cuando niño.

Al frente del monitor Huáscar, que había tenido a su cargo durante ocho años antes de ser disputado, resistió los embates de la guerra y llegó a la inmortalidad. El 8 de octubre de 1879, aproximadamente a las 10 a.m., Grau murió en medio de un ataque de la escuadra chilena que destrozó la torre de mando del Huáscar.

En la semblanza hecha por su bisnieto, el héroe peruano es descrito así: “Además de marino experimentado, Miguel Grau fue un padre de familia ejemplar y un buen esposo. Pero fue también un gran hermano, se acercó mucho a sus hermanas y hasta las tuvo en su casa, en ella vivieron juntos.

Debemos tener en cuenta también el amor y el respeto que Miguel Grau tenía por sus padres. A veces se deja un poco de lado a los padres, pero consideramos que ellos son los que ponen ese granito en la formación del hombre, porque este se forma esencialmente entre los 5 y los 6 años de edad y se educa sobre la base de lo que ve en su casa y luego de lo que va ocurriendo a lo largo de su vida y también de la gente que tiene a su alrededor.

En general, Miguel Grau fue un marino y un hombre que hoy nos sirve de ejemplo, nos transmite y nos enseña aún los valores que lo acompañaron durante toda su vida, especialmente el profesionalismo, la lealtad, el amor a su familia, la honradez, así como el cariño y el profundo amor que tuvo por su país”.

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