Abril inició como un mes turbulento para los segundos mandos dentro del Ejecutivo, pues en menos de 15 días hubo hasta 7 cambios en viceministerios. Poco después de que Juan Carrasco dimitiera como viceministro de Justicia para postular a las próximas elecciones regionales, Sonaly Tuesta fue removida del despacho de Patrimonio Cultural por criticar públicamente al jefe de Gabinete Aníbal Torres.
LEE TAMBIÉN | El gabinete Torres en capilla, una crónica de Fernando Vivas
En el intermedio, el cuestionado viceministro de Salud Pública, Jorge López, fue promovido como nuevo titular del Minsa, mientras que en el viceministerio de Orden Interno del Mininter se designó a Martín Gonzáles, exdirector de la Digimin con una polémica trayectoria en esa dependencia.
La Unidad de Periodismo de Datos de El Comercio identificó que, en 262 días de gestión, el gobierno del presidente Pedro Castillo ha nombrado 67 viceministros. De estas designaciones, 35 se han ido revocando por escándalos o renuncias. Es decir, la mayoría de los 37 puestos viceministeriales que funcionan en el Estado han sido renovados por lo menos una vez.
Actualmente, son 32 los viceministros que se encuentran en funciones y, como consecuencia de esa alta rotación, 14 de ellos tienen menos de 60 días en el cargo. Solo en el Ministerio del Interior, ya han pasado siete viceministros. Otros sectores con gran inestabilidad son Transportes, Educación, Defensa, y Energía y Minas. Además, de los 32 actuales viceministros, solo 12 se han mantenido en sus puestos por más de cinco meses, y otros seis están entre el tercer y cuarto mes de actividad.
Impacto más grave para el Estado
En diálogo con este Diario, el secretario general de la Asociación Civil Transparencia, Iván Lanegra, refirió que la salida de un ministro y la de un viceministro no tienen la misma repercusión. Mientras los ministros ocupan un rol político, la responsabilidad en un cargo viceministerial es de peso técnico. Por ello, la rotación en ese segundo nivel puede afectar con mayor énfasis a los sectores.
“Cuando uno revisa los reglamentos de organización y funciones (ROF) y los documentos formales, todo el peso de la preparación, conducción y gestión de las políticas públicas específicas que corresponden a cada sector recae en los viceministros. Los ministros no operan a ese nivel, que es de diseño y seguimiento de las políticas públicas. La dirección técnica está mucho más centrada en el papel de los viceministros”, explicó.
Lanegra agrega que, desde anteriores gobiernos, se fueron asentando dos tendencias en el criterio de designación de viceministros. La más saludable es la de viceministros que continuaron en sus puestos pese al cambio de los titulares de ministerios. La otra tendencia, remarcó, ha sido la de “promover” a viceministros en puestos ministeriales.
“Los problemas realmente están cuando, a los viceministerios, al rotar constantemente, llegan viceministros que se empiezan a enterar cómo funciona su sector o cuyo desconocimiento genera duplicidad de proyectos”, enfatizó el especialista.
Karla Gaviño, docente de la escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico, indicó que la función articuladora de los viceministros es vital para el éxito de las políticas públicas de cada cartera y que el trabajo de estos funcionarios está íntimamente relacionado con el de los directores generales.
“Los cambios constantes a nivel viceministerial impactan en la tecnocracia que está por debajo de ellos. Si los viceministros no tienen tiempo, son muy nuevos o no comprenden o están abocados a otras tareas, la consecuencia es que las propuestas, las alternativas, los ajustes para desarrollar políticas públicas sectoriales y específicas junto a las direcciones generales se pueden dejar de lado”, estimó.
Vale recordar que, en un paso previo al Consejo de Ministros, las propuestas de los sectores pasan por el Consejo de Coordinación Viceministerial (CVV). Para Gaviño, el CVV puede considerarse como un “espacio de depuración” y afinamiento de lo que pueda llegar al Consejo de Ministros.
“Entonces, el rol del viceministro, de puente entre las áreas técnicas y la cancha política del Ejecutivo, es absolutamente relevante. Si se cambia mucho de viceministros, también puede ocurrir un efecto cadena, de cambios en direcciones generales. Y así se afecta la tecnocracia que debería tener una continuidad, dejando al aparato público en una suerte de parálisis temporal”, sostuvo la especialista.
“Politización de la burocracia” y nuevas formas de ‘cuoteo’
En cuanto a afiliación partidaria formal, solo cuatro viceministros registran carné en alguna organización política. Los viceministros Rafael Reyes (Hidrocarburos, en el Ministerio de Energía y Minas) y María Tarazona (Políticas y Evaluación Social, en el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social) son militantes de Perú Libre. En tanto, Felicísimo Antúnez, viceministro de Desarrollo de Agricultura Familiar (en el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego) está afiliado al movimiento regional ancashino El Maicito, y el viceministro de Justicia, Jimmy Quispe, está registrado con el partido Juntos por el Perú.
Aunque la cuota de afiliados políticos formales no es prevalente, el secretario general de Transparencia, Iván Lanegra, resalta que “este indicador es relativo, pues los partidos no son orgánicamente tales y las personas se suelen vincular a los políticos sin necesidad de un carné”. Si bien la convocatoria de personas allegadas a los partidos no es negativa en sí misma, Lanegra explica que “el riesgo para la Administración Pública está cuando los cuadros o allegados de los partidos no son idóneos ni tienen tampoco experiencia mínima para el desempeño de las funciones”.
La politóloga Kathy Zegarra estima que, en los últimos años, pero más notoriamente en la vigente administración, se ha agudizado el problema de percibir al Estado como “una bolsa de trabajo” más que un espacio de especialización.
“Lo que vemos, lamentablemente, es que los puestos son en su mayoría una bolsa de trabajo para el partido de turno o para el ministro o ministra de turno, en lugar de priorizar la experiencia y evitar la alta rotación. En general, se debería buscar que existan burócratas especializados y esto requiere necesariamente que las personas estén un tiempo considerable dentro de sus puestos”, remarcó.
De otro lado, Zegarra advirtió que los puestos técnicos, como los viceministerios, deberían escapar de la carga política que pudieran tener, en mayor cuenta, los ministros: “La politización de la burocracia peruana es dañina porque lo que se busca en general es que los sectores gestionen por resultados. Sin embargo, eso no es lo que se prioriza en la política”.
Cuando la especialización no es requisito
De los 32 viceministros en funciones, 17 tienen experiencia previa en el Poder Ejecutivo; ya sea dentro de sus sectores o en otros del Gabinete. Además, 6 han tenido otro tipo de cargos públicos, bajo la administración de empresas estatales o direcciones en gobiernos regionales. Sin embargo, también detectamos que 2 viceministros solo han trabajado para el Estado en consultorías y otros 7 no tienen ninguna trayectoria en el sector público.
Sobre la falta de especialización en el funcionamiento de las políticas públicas o de los propios sectores, Iván Lanegra enfatizó que esta se ha notado con mayor reiteración y gravedad en lo que va del actual gobierno.
“En estos meses, hemos estado ante varios casos de funcionarios en general que no solo no tienen experiencia, sino que tampoco tienen un contacto con el manejo del sector ni un entorno mínimo de personas con experiencia”, expresó.
Lanegra también remarcó que resulta complejo encontrar a personas con perfiles ideales para altos cargos públicos y que no haber pasado por el Estado no es necesariamente una debilidad cuando sí se tiene conocimiento desde otras canteras.
La politóloga Kathy Zegarra indicó que, aunque son puestos de confianza, los viceministerios y otros cargos técnicos no deberían tener una valla baja. No obstante, también expresó que la precarización en el criterio de selección y la politización de la burocracia responden a la crisis institucional del país.
“Creo que una de las causas de estos problemas es la manera en que está constituida la institucionalidad desde el Estado. Creo que, más bien, desde la política ha habido algunos intentos de especializar a la burocracia. Por ejemplo, Servir, que está cuestionado, pero que tiene algunos elementos que son importantes, pero lo que se ha visto normalmente es el uso político irresponsable y la no valoración de la burocracia”, sostuvo.
La experta en Gestión Pública, Karla Gaviño, explica que la consecuencia directa de la inexperiencia sectorial está en el desaprovechamiento de insumos que pueden llegar de las direcciones y la pérdida de un canal de comunicación técnica con el sector privado y la propia población.
“Recordemos que los viceministros también dan declaraciones, actúan como representantes de sus entidades y trabajan en conjunto con otros sectores. Si no se tiene el manejo o el ‘expertise’ o las cualidades para el despacho, lo lógico es que se dificulte la tarea de fortalecimiento y avance de la institución y de las políticas públicas que desde allí se emprenden”, dijo.
Gaviño coincidió con los otros especialistas con respecto a la cuota de allegados político:
“Cualquier aspecto o criterio que diste de un tema de meritocracia y de idoneidad para darle la confianza -porque seguimos hablando de puestos de confianza- a una persona que va a participar del liderazgo de las más importantes políticas del Estado, ya es una señal de alerta. Es importantísimo que un viceministro cuente con cualidades serias y preparación mínima en la materia de su despacho porque las decisiones que tome o deje de tomar tienen siempre una repercusión en la ciudadanía”, señaló.
TE PUEDE INTERESAR
- Pedro Castillo vuelve a cambiar al jefe de la Casa Militar: ¿Quién es y qué hay detrás de tanto relevo?
- Dirigente de la Fenate que ingresó a Palacio para evento de Pedro Castillo no figura en registro de visitas
- Excongresistas y políticos buscan ahora ser alcaldes o gobernadores: ¿Quiénes son y qué revelan sus candidaturas?
- Fuerza Popular: los fracasos del fujimorismo en Lima y un precandidato que nunca llegó a serlo [ANÁLISIS]