De día, de noche e, incluso, de madrugada, el prófugo líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón, se mantiene activo en la red social X para atacar a sus rivales políticos, a la fiscalía y a los medios de comunicación, desacreditar las investigaciones en su contra y pronunciarse sobre el acontecer político.
El último martes, ‘tuiteó' desde las 3:46 a.m. para defender al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cuestionar al partido Nuevo Perú y saludar el regreso del congresista José Balcázar a la bancada perulibrista. Mientras tanto, lleva prófugo desde octubre del 2023 y ha evadido por lo menos nueve operativos de la Policía Nacional del Perú (PNP) para su captura.
“Cerrón construye sus propios enemigos políticos: la derecha, los ‘caviares’ y los medios de comunicación. Construye la narrativa de que la sociedad peruana tiene un enemigo al que hay que arrinconarlo, desenmascararlo. Bajo esa lógica hace propaganda política desde Twitter”, señaló el especialista en comunicación política Rober Villalva en diálogo con El Comercio.
Se burla de la justicia
La intensa actividad de Cerrón en las redes sociales no es la de un prófugo cualquiera, sino de uno que se “siente intocable”, exclamó, en tanto, el analista político Gonzalo Banda.
“Si el señor Cerrón estuviera preocupado por la persecución que le hace la policía, lo último en lo que pensaría es en ‘tuitear’, lo cual te hace pensar en lo lejos que está su captura”, agregó.
Solo en lo que va de julio, Cerrón ha realizado 466 posts (254 publicaciones propias y 212 republicaciones). En contraste, su hermano Waldemar Cerrón, segundo vicepresidente del Congreso, ha realizado 12 publicaciones en el mismo periodo.
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Banda remarcó que Cerrón utiliza la red social para provocar a quienes considera sus rivales: “Lo que intenta, dentro de su lectura ideológica, es tratar de polemizar con las élites que le son inamistosas. No intenta convencer al pueblo o dar un mensaje didáctico. Utiliza la red como un ejercicio de provocación contra sus enemigos políticos, como una zona de disputa ideológica. Busca rivalizar”.
En los últimos días, atacó a los exministros Mariano González (Defensa) y Rubén Vargas (Interior), a la excongresista Rocío Silva Santisteban y al exmiembro del GEIN José Luis Gil.
En octubre último pasó a la clandestinidad cuando la Sala Penal de Apelaciones Transitoria de Junín ratificó una condena de tres años y seis meses de cárcel efectiva en su contra por el Caso Aeródromo Wanka.
En tanto, el lunes último, el Sexto Juzgado de Investigación Preparatoria de la Corte Superior Nacional le dictó 12 meses de prisión preventiva por el Caso Antalsis.
Tras ese fallo, Cerrón apareció nuevamente por X para denunciar una supuesta persecución política en su contra.
Villalva destacó que “lo que hace Cerrón con sus tuits es burlarse del Estado peruano, de quienes administran la justicia”.
Recientemente, el ministro del Interior, Juan José Santiváñez, aseguró que la captura de Cerrón “no es tan sencilla” porque utiliza tecnología VPN para evitar que la policía dé con su ubicación.
“El señor está utilizando tecnología VPN, mucha gente cree que está tuiteando desde Arequipa y en realidad no está en Arequipa, o que está tuiteando desde Trujillo y no está en Trujillo. Nosotros tenemos que utilizar todos los mecanismos que tenemos en tecnología, en compartimentaje de inteligencia para desarrollar nuestro trabajo”, dijo.
No obstante, el general PNP en retiro Jorge Angulo Tejada, excomandante general de la Policía, dijo a El Comercio que al menos cinco operativos para detener a Cerrón se frustraron porque se le habría filtrado información.
Consultado sobre quiénes podrían estar detrás de la filtración, respondió: “Sospechamos que altas esferas del gobierno [de Dina Boluarte] están protegiendo al señor Cerrón. No hay otra salida porque qué interés podría tener algún otro organismo [...] que no esté en el gobierno [para] que no se le capture”.
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El exjefe de la PNP dijo a la Unidad de Investigación de El Comercio que las pistas sobre el paradero de Cerrón eran manejadas por un grupo muy reducido de personas, entre ellos altos mandos de la policía, la presidenta Boluarte y el secretario general de la Presidencia de la República, Enrique Vílchez Vílchez.
“Había mucho interés por parte de la presidenta de comunicarle cada acción que realizábamos [para capturar a Cerrón]”, añadió.
Estrategia de victimización
Cerrón reaccionó a esa información vía X y respondió: “La PNP no puede tener la fuerza moral [para la captura] cuando saben que se trata de un caso político. No hay otra razón”.
También intentó desacreditar a El Comercio por difundir esa información. “Al diario de la extrema derecha, ahora caviar, le duele cada minuto de mi libertad, no le duele la libertad del juez supremo, fiscal o militar prófugos. Siendo así, estamos en el camino correcto, ellos nos han identificado como enemigos de su clase y nosotros a ellos”, dijo.
La politóloga Katherine Zegarra subrayó que los ‘tuits’ del prófugo líder de Perú Libre contra la policía, la fiscalía y el Poder Judicial “demuestran cierta impunidad”.
“No tiene algún temor de ser atrapado y juzgado. [...] Y el mensaje político que intenta tramitar es que es una víctima de los ‘caviares’, de los fascistas, y que es un perseguido político”, añadió en diálogo con El Comercio.
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En tanto, la fiscalía abrió una investigación preliminar contra la congresista Kelly Portalatino (Perú Libre) el lunes último por presunto delito de encubrimiento, tras difundirse presuntas conversaciones que sostendría con Cerrón para aconsejarle que cambie de ubicación.
Cerrón no estuvo ajeno a esa decisión: vía X reposteó un comunicado de Portalatino con el que ella también apela al discurso de la supuesta persecución política.