Más allá del negroni: Relativo, el bar que rinde culto a los aperitivos

¿Te convertiste en un fan del negroni o eres de los que vermutean con amigos? Pues aquí descubrirás el mundo de los aperitivos en todas sus ramas: frescos, ligeramente afrutados o con carácter. “Nos preocupamos por construir los sabores y el concepto detrás porque cada coctel es una historia”, añade.

El bar muestra una propuesta diferenciada por cada piso -tanto en la coctelería, ambientes y música- siguiendo una línea de tiempo que invita a repasar hitos de la historia de la cultura a través de cada bebida. Vámonos de viaje.

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APERITIVOS: QUÉ HAY EN UN NOMBRE

¿De qué hablamos cuando nos referimos a los aperitivos? Rosas considera que, más que una categoría, es una denominación informal. Para identificarlos, nos apunta algunas características: tienen un nivel bajo o nula de azúcar; muchos de los ingredientes y licores son amargos (insumos como botánicos, hierbas y cortezas); tiene un nivel alto de graduación alcohólica (pero no todos son así, como es el caso del Aperol Spritz) y vienen de una cultura centroeuropea (Francia, Italia y Alemania).

Probablemente, lo primero en lo que pienses si hablamos de un aperitivo sea el ‘negroni’. Una bebida que se volvió popular, pero que no es del gusto de todos. “El amargo es un gusto adquirido. Quien diga que a la primera le gustó una bebida amarga, no le creo, hay que darle segundas, terceras y cuartas oportunidades. Hoy, la moda ha ayudado a que la gente consuma más botánicos”, sostiene el bartender.

Fue el Grupo Campari el que le dio fuerza al ‘negroni’ -como bebida de terraza y veraneo- y el ‘gin tonic’ le abrió las puertas a otros cocteles de la familia. Hoy, el aperitivo es parte del ritual al reunirse con amigos. “Tenemos una idea errónea que quiero cambiar del aperitivo porque todos lo asocian al negroni, amargo e Italia; cuando hay otros aperitivos que no tienen que ver con ellos”, recalca.

UN COCTEL, UNA HISTORIA

Con las melodías de blues, los sillones de cuero y toques en la decoración (como los teléfonos antiguos y máquinas de escribir), nos sumergimos en el lado más ‘chic’ de los años 30. En este momento, comenzó el auge de la coctelería, con toques minimalistas y de cristalería elegante. En el primer piso del bar Relativo, Rosas propone cinco cocteles de autor que siguen este perfil; cada uno está inspirado en una época diferente (del 1500 a fines del 1800) que marcó el mundo de las bebidas.

Empezamos con el ‘éter’, en homenaje a la época de los alquimistas porque dejaron técnicas y conocimientos que luego se usarían en la industria de los licores. Lleva whisky infusionado en dátiles, mezcal, Amaro Lucano, jerez y, como decoración, unas láminas de oro comestibles. De notas, dulces y amargas; el coctel va evolucionando mientras cae una espuma.

Llegando a 1830, a la era de la Revolución Industrial, tenemos ‘el perfumista’. En este periodo, el aperitivo “se alejó de la medicina y se acercó al lado recreativo” -comenta el bartender- gracias a la popularización del hielo y la soda. “Entonces, se pudo consumir vino con hielo y soda o licor amargo con hielo y soda”, apunta. Toda una innovación.

Esta bebida es fresca y floral, lleva vino mediterráneo (hecho en casa fusionado con cítricos y hierbas), licor de violeta, lavanda y tónica. Como decoración, tiene una hojita de eucalipto y un polen de manzanilla. “No solo lo estás disfrutando con el gusto, sino también con el aroma. Los clientes toman con todos los sentidos. Hablar de experiencias es satisfacer los cinco sentidos”, recalca Jair.

Luego, tenemos los cocteles aperitivos clásicos (del ‘old fashion’ al ‘aperol spritz’, que se presentan en una línea de tiempo del 1800 a 1930. Fíjate en su logo al final, un reloj de arena volteado, el tiempo es infinito ya que esta historia continúa.

COCTELERÍA POP

Subimos al segundo piso y llegamos al siglo XX -a la era de la culturalidad como la llama Jair Rosas- en la que están presentes los grandes símbolos del pop (ya sea en el arte, música o cine). Se trata de una barra más lúdica que se refleja desde su carta (que recuerda al cancionero de los CD) hasta las influencias para sus cocteles de autor: Andy Warhol, David Bowie, Madonna, “La naranja mecánica” y más.

Si hablamos de las bebidas más representativas, estas serían ‘el viejo y el mar’ (en honor a Hemingway) y ‘negroni Warhol’. Curiosamente, ambos representan extremos en gustos: el primero tiene un perfil fresco, cítrico y mineral; mientras que el segundo es algo dulce con un ligero amargo al final. El homenaje que le han hecho al padre del art pop es completo ya que el aperitivo viene dentro de una lata de sopa Campbell (han replicado la misma tipografía, diseño y color); además la bebida está infusionada en agua de tomate.

Al revisar la línea de tiempo, con los clásicos, encontraremos bebidas del 1900 al 2000 como los sours, la ‘margarita’ y ‘cosmopolitan’. “Son cocteles más frescos y cítricos por la introducción de las frutas en su composición”, explica el bartender. Mientras disfrutas de la música y uno (o dos) tragos, puedes pedir algo para picar como una tabla de jamones y quesos, mini burgers, pizzas o bruschettas (de palta, lomo o prosciutto), entre otros.

El viaje no termina hasta llegar al presente, en el rooftop con un DJ, donde se activa la fiesta con un ‘Aperol Spritz’, ‘clover club’ o ‘negroni sbagliato’. ¿Listo para comenzar la noche?

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