“Beetlejuice Beetlejuice” marca el regreso de uno de los personajes más icónicos del cine de fantasía con Tim Burton de nuevo en la silla de director y Michael Keaton retomando su papel como el excéntrico y desvergonzado ‘superfantasma’ Beetlejuice. Después de 36 años desde el lanzamiento de la película original, esta secuela nos devuelve a un mundo gótico y surrealista que, aunque profundamente arraigado en el estilo visual de Burton, trata de resonar con una audiencia contemporánea.
En Saltar Intro de El Comercio ya hemos podido ver “Beetlejuice Beetlejuice”. Esta es nuestra opinión.
Un retorno esperado, pero ¿inevitable?
Cuando se anunció la secuela de “Beetlejuice”, las reacciones fueron mixtas. Algunos fans de la película original de 1988 estaban emocionados de ver a Keaton regresar a su excéntrico papel, mientras que otros se preguntaban si era necesario traer de vuelta una historia que ya parecía completa. Después de todo, parte del encanto de la primera película residía en su singularidad, en cómo capturaba la extraña magia de un mundo después de la muerte que nunca antes habíamos visto.
La pregunta clave aquí es si esta secuela logra capturar la misma esencia única que hizo de la original un clásico. Mi opinión es que “Beetlejuice Beetlejuice” logra, en gran medida, revivir el encanto visual y humorístico de la primera entrega, pero en algunos aspectos se siente forzada, especialmente al tratar de adaptarse a las expectativas modernas del cine.
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La magia visual de Tim Burton sigue latente
Tim Burton es, sin duda, un maestro en crear mundos visualmente impactantes, y en “Beetlejuice Beetlejuice”, su habilidad para mezclar lo grotesco con lo encantador está tan presente como siempre. Desde los paisajes surrealistas hasta los vestuarios extravagantes, la película rebosa con el estilo visual característico de Burton, lo que es un deleite para los fanáticos de su trabajo.
Uno de los aspectos que más me impactó fue la forma en que Burton y su equipo han evolucionado el mundo de Beetlejuice. Ahora, con las posibilidades que brinda la tecnología moderna, el reino de los muertos es más vasto y visualmente impresionante. Los efectos especiales son más pulidos, aunque, a veces, la dependencia en CGI tiende a opacar la magia de los efectos prácticos y la artesanía que hicieron que la original fuera tan especial.
Michael Keaton: el alma de la película
El regreso de Michael Keaton como Beetlejuice es, sin lugar a dudas, el punto culminante de la película. Keaton se adueña de cada escena en la que aparece, aportando el mismo nivel de energía desenfrenada y carisma que hizo de su interpretación original un clásico. Es como si no hubiera pasado el tiempo para él; Beetlejuice sigue siendo igual de irreverente, grosero y absolutamente impredecible.
Keaton aporta una chispa vibrante a la película, y su química con el elenco, especialmente con Winona Ryder (quien también regresa como Lydia), es palpable. Ver a Keaton en su traje de rayas blancas y negras, con ese mismo sentido del humor macabro pero divertido, es una delicia nostálgica que sin duda será apreciada por los fanáticos de la original.
Sin embargo, el reto aquí es que, aunque Keaton brilla como Beetlejuice, no es suficiente para llevar toda la película sobre sus hombros. A veces, la trama se apoya demasiado en su carisma sin ofrecer una narrativa más sólida que respalde su locura.
Narrativa: ¿demasiado ambiciosa o justo lo suficiente?
El guion de “Beetlejuice Beetlejuice” intenta expandir el mundo que conocimos en 1988, introduciendo nuevos personajes y escenarios. Sin embargo, a veces esta expansión parece innecesaria. La película intenta explorar diferentes dimensiones del inframundo y añadir subtramas sobre la familia de Lydia y las interacciones de Beetlejuice con nuevos personajes, pero a menudo estas líneas argumentales no se sienten tan coherentes o bien desarrolladas como deberían.
Aunque el humor macabro y las bromas visuales siguen siendo efectivos, hay momentos en los que la historia parece dispersarse. El enfoque en múltiples subtramas a veces diluye el impacto de los momentos clave, y me encontré deseando que la película se hubiera centrado más en la dinámica central entre Beetlejuice y Lydia.
A pesar de estos altibajos, creo que la película logra mantener una energía constante que la hace entretenida. Sin embargo, algunos fans más exigentes pueden sentir que esta entrega no alcanza el nivel narrativo de la original.
Winona Ryder y los nuevos personajes
Winona Ryder regresa como una Lydia adulta, y su papel es uno de los aspectos más satisfactorios de la película. Lydia sigue siendo un personaje sombrío y melancólico, pero ahora está lidiando con problemas más adultos, lo que aporta una nueva dimensión a su relación con Beetlejuice. Su arco narrativo, aunque menos protagónico que en la primera película, proporciona una conexión emocional importante para aquellos que disfrutaron de su personaje en 1988.
La inclusión de nuevos personajes, por otro lado, es un área en la que la película tiene sus altibajos. Algunos de los nuevos personajes son divertidos e interesantes, mientras que otros parecen haber sido introducidos solo para justificar la expansión del universo de Beetlejuice. En general, me pareció que los nuevos personajes, aunque agregan frescura, no logran robarse el show como lo hacen Keaton y Ryder pero terminan siendo un complemento muy divertido.
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El humor: entre lo irreverente y lo nostálgico
Uno de los mayores aciertos de “Beetlejuice Beetlejuice” es que conserva el sentido del humor negro y absurdo que hizo que la primera película fuera tan única. Beetlejuice sigue siendo un personaje que cruza todos los límites, burlándose de lo políticamente correcto y deleitándose en lo grotesco. Aunque algunas bromas pueden sentirse un poco fuera de lugar en un contexto moderno, es refrescante ver una película que no teme ser irreverente.
Aun así, hay momentos en los que la película parece intentar demasiado atraer tanto a la vieja guardia de fans como a una nueva generación. El equilibrio entre el humor nostálgico y las referencias culturales modernas no siempre es perfecto, y en algunos puntos me pareció que la película estaba estirándose para ser relevante sin perder su esencia original.
Conclusión: un viaje visualmente deslumbrante, pero con algunos baches
En definitiva, “Beetlejuice Beetlejuice” es una película que vale la pena ver, especialmente para los fanáticos de la original. La combinación del estilo visual distintivo de Tim Burton y la actuación inigualable de Michael Keaton asegura que la película tenga momentos brillantes. Sin embargo, no puedo evitar sentir que, en algunos aspectos, la película trata de abarcar demasiado, lo que provoca que algunas partes se sientan un poco forzadas, dispersas o, en el sentido más peculiar, rápida.
Si bien la secuela no logra superar la magia de la original, ofrece suficientes momentos de humor, nostalgia y locura visual como para que tanto los nuevos espectadores como los fanáticos de toda la vida disfruten de este retorno al mundo de Beetlejuice.
¿Es “Beetlejuice Beetlejuice” una secuela necesaria? Quizás no. Pero es, sin duda, un recordatorio de por qué amamos tanto a este extraño y encantador ‘Superfantasma’. La película se estrena en todas las salas de cines de Perú este jueves 5 de setiembre.
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