Jorge Chávez Noriega

Atraídos por la nostalgia o simplemente para evitar la resaca, una generación de limeños entre los 35 y 45 años ha puesto nuevamente de moda la experiencia de salir a divertirse por las tardes. Años atrás, a fines de la primera década del 2000, lugares como Embarcadero 41, Mister Fish o Costa Brava fueron pioneros en organizar fiestas antes que cayera el sol, una propuesta que por estos días se revitaliza, irónicamente, gracias al paso del tiempo: muchos de esos jovenzuelos que salían a tonear a la hora del almuerzo, hoy son padres de familia, empresarios o profesionales con deberes y obligaciones que no tenían en sus veinte, pero que aún conservan el saludable espíritu de salir por unos tragos.

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