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El inesperado encuentro con Almendra tras polémica película sobre Nubeluz y cómo cambió su vida a partir de la relación con Aldo Corzo
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De niña, Alessa Wichtel (Lima, 1994) se disfrazaba frente al espejo y creaba mundos con lo que tuviera a la mano: una sábana, un par de gafas, un lápiz labial tomado prestado de su mamá. El juego era siempre el mismo: transformarse en alguien más para contar una historia. Con los años, ese impulso empezó a tomar forma. Se mudó a Boston para estudiar artes escénicas, una experiencia donde no solo aprendió la técnica, sino también a ver su vocación con nuevos ojos y profundizar en su sensibilidad como artista.
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Hoy, Alessa es actriz y narradora, pero ella prefiere definirse como una “mujer con alma de poeta”. En cada uno de sus proyectos se percibe una entrega genuina, una búsqueda honesta. Su primer libro, ‘El salto de un valiente’, es un homenaje literario a su abuelo, un sobreviviente del Holocausto, cuya historia marcó su vida. “Escribirlo fue como volver a conocerlo. Y también conocerme a mí misma a partir de él”, nos dice.
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Aunque muchos la recuerdan por su papel de Almendra en la película ‘Súbete a mi nube’, Alessa no se ha quedado encasillada en ese personaje. Su trabajo actual, más maduro y personal, la proyecta como una figura creciente en el panorama local, tanto en la escritura como en la actuación. En unos meses presentará una nueva novela bajo el sello de la editorial Planeta, y hacia fin de año la veremos en dos nuevos proyectos, uno en el cine y otro en la televisión.

Fuera del escenario, su vida también acapara algunos reflectores. Mantiene una relación con el futbolista Aldo Corzo, con quien comparte no solo una historia de amor, sino también una mirada serena frente a la exposición pública. “Estoy en paz con lo que soy y con lo muestro”, cuenta. Y quizás por eso, porque no tiene miedo de mostrarse como es, Alessa Wichtel sigue conectando con quienes la leen, la ven y la siguen en sus redes sociales.
-¿El papel de Almendra ha sido el más desafiante que has tenido hasta ahora?
Sin duda. No solo por el personaje, sino porque fue mi primera película. Interpretar a una persona real conlleva retos muy particulares. Es bastante difícil. Fue una experiencia muy desafiante para mí en muchos niveles.
-¿Pudiste conversar con ella?
No la llegué a conocer durante el proceso de investigación, tampoco en la grabación. Creo que tampoco hizo falta, porque yo me tenía que inspirar en una época en particular, y hay muchos videos que me ayudaron. Me preparé muchísimo. Pero tiempo después, coincidí con Almendra en un evento. Nos conocimos de una manera muy natural, muy bonita. Ella estaba con su hija Macarena. Fue todo lo amable, dulce y maravillosa que siempre imaginé.

-¿Cómo dialogan la actriz y narradora que llevas dentro?
Definitivamente, la actuación te ayuda mucho en la creación de personajes literarios. Cuando entrevistaba a mi abuelo para mi primer libro, él me decía que, gracias a mi sensibilidad como actriz, iba a poder transmitir lo que sentían los personajes de los que me hablaba. Ahora estoy terminando de escribir mi segunda novela, en coautoría con mi mamá (Marisol Quiroga). Habla de muchos temas que nos atraviesan, como el dolor que heredamos, la salud mental, la soledad y la maternidad, a través de cuatro generaciones de mujeres.
-El Holocausto es un tema complejo y doloroso, ¿cómo lo abordaste?
Más allá de poder rescatar una historia familiar, me di cuenta que era rescatar una historia que le pertenece a la humanidad. Lo que hice fue escuchar a mi abuelo con muchísimo amor, con una grabadora. Pude extraer esta historia de él para que después yo la pueda escribir y contar como una novela. Fueron muchos años de trabajo, pero nunca me sentí abrumada.

-Y a nivel actoral, ¿qué proyectos tienes?
No puedo dar muchos detalles, pero se vienen dos proyectos para fin de año que me entusiasman un montón. Me van a ver en una faceta distinta.
-¿Cuál es ese personaje que sueñas que te llegue?
Siempre me ha gustado Shakespeare y las adaptaciones que se hacen de su obra en cine, teatro o televisión. De sus muchos personajes, uno me fascina es Lady Macbeth por su complejidad. En algún momento me gustaría asumir un rol que pueda ser adaptado o inspirado en ella
-Cómo actriz, ¿de qué te interesa hablar?
Muchas personas ven a la actuación como un medio para entretener y comunicar, lo cual es cierto, pero también es un espacio para sanar, para regresar a eso que nos hace humanos. Creo que no es un mensaje muy difundido, pero que abre las puertas a que más personas puedan conectar con el arte a partir de sus emociones.

-¿A ti te ayudó a sanar?
Sí, definitivamente. Creo que desde muy niña hubo cosas que de repente me afectaron… tristezas, nostalgias que tenía. Todos hemos atravesado por momentos difíciles y a mí también me ha tocado. Felizmente, el arte ha sido mi salvación. No solo cuando me ha tocado actuar, sino también cuando me ha tocar estar del otro lado, en el público, cuando me he visto reflejada en un personaje.
-¿Cómo te sientes en este momento de tu vida personal?
Muy feliz. Con Aldo nos hemos encontrado en un momento de nuestras vidas muy parecido, de mayor madurez. Yo lo admiro muchísimo. Compartimos muchos valores en común y eso es bonito. Nos gusta celebrar los logros de cada uno.

-El arte y el fútbol parecen universos distantes. ¿Te costó integrarte a su dinámica?
Yo creo que hay más cosas parecidas de lo que uno cree. Para mucha gente, por ejemplo, el fútbol es una forma de arte. Ambos tenemos trabajos en los que estamos cambiando constantemente, que nos retan como personas. Los últimos meses he aprendido muchísimo de fútbol, en mi familia están impresionados.
-¿Ha sido complicado para ti proteger tu espacio personal?
La verdad, me dejo guiar por él porque él sabe más, ha estado más expuesto a los hinchas, a los fans. En general, recibimos comentarios muy bonitos. Cuando tenemos ganas de compartir nuestro amor, lo compartimos, pero sí creemos que no es necesario estar compartiendo todo. Hemos encontrado un balance, y creo que eso también es lindo. //
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