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Alpacas negras: cómo la mejora genética revalorizó esta especie que estuvo cerca de desaparecer y por qué su fibra seduce al mercado del lujo
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Nos esperaban unas cinco horas en camioneta desde la ciudad de Arequipa hasta Llalli, en Puno, a más de 4 mil m.s.n.m., donde se encuentra la Estación Científica de Pacomarca. El volcán Misti nos persiguió en toda la ruta. A mayor altura —y con algunos malestares propios del soroche—, los paisajes se volvían más impresionantes. Grupos de vicuñas pastaban tranquilas cerca de gélidas lagunas, las vizcachas se escondían del ruido humano y llamas o alpacas aparecían de vez en cuando a lo largo del camino.
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Nuestro guía todoterreno fue el experto en mejora genética Alan Cruz, y con él llegamos a Pacomarca. Un rebaño de alpacas negras muy jóvenes nos esperaban en silencio sin alterarse por nuestra presencia.
Desde el año 2012, Cruz está involucrado en la estación científica. Hoy, como gerente de Desarrollo Genético, nos explica los detalles de este minucioso y largo proceso que busca afinar la fibra de las alpacas, mejorarlas genéticamente y, en el caso que motivó nuestra visita, el programa que está revalorando a las consentidas yanapaco (‘alpaca negra’ en quechua), esos 1.100 elegantes ejemplares cuya fibra para prendas de lujo llama la atención del mundo y que en un momento estuvo al borde de la extinción.

Black alpaca
En el pasado, por la demanda del mercado, un 80% de las alpacas eran blancas debido a que se pueden teñir de cualquier color (amarillo, paste, beige, uva, etc). Un 20% eran de colores y las negras casi no figuraban. Solo basta recordar a un personaje como Frank Sinatra, quien popularizó entre los años 50 y 60 un suéter de alpaca para jugar golf. Pero en 2018 todo cambió. Ante el interés de la marca japonesa The Inoue Brothers por esta extravagante fibra negra al natural y con mucho potencial de exclusividad para sus clientes, en Pacomarca decidieron apostar por las yanapaco: “Compramos la mayor cantidad de alpacas negras que se podían adquirir, una por una, en todo el Perú. Trajimos a Pacomarca casi medio millar de alpacas, algunas llegaron preñadas. Con esa población empezamos el programa genético. Pensamos que sería sencillo, pero no fue así”, recuerda Alan Cruz sobre los inicios del programa Black Alpaca. En estos ejemplares había varias tonalidades de negro: algunos puros, otros manchados o rojizos. Además, sucede que al cruzarlas existe un porcentaje de segregación de otros colores; es decir, no siempre al cruzar dos negras se producirá una cría negra. “De cada 10 montas negras, solo cinco daban crías de ese mismo color —señala Cruz—. El programa Black Alpaca comprende el negro y el negro rojizo porque estos también producen negros. Por este tipo de información es importante tener datos”, dice el experto en mejora genética. También se puede conocer la probabilidad de que sus hijos sean negros y así ser elegidos para reproducirse durante 10 años. Los que no, se comparten con los productores locales.

Se trata de un reto a largo plazo que tiene mucho de innovación científica con talento peruano. Desde el laboratorio de Estación Científica de Pacomarca, Alan Cruz nos cuenta que en estos 25 años de trabajo han construido la mayor base de datos de alpaca del mundo. Pueden tener información invaluable, un mapa de cada ejemplar y así reconocer a los mejores. Del mismo modo, junto a su equipo continúan trabajando por desaparecer ese picor de la fibra, analizando sus profundidades, específicamente la médula, cuyo volumen incide en el confort y las propiedades termorreguladoras de la prenda.
Desde el lado ecológico, al no necesitar teñirse, la fibra negra no genera una huella hídrica y energética, su uso es más ecoamigable que otros productos. Los esfuerzos por revalorar la alpaca negra y hacerla sostenible están dando frutos, comenta Alan, pues a la fecha el precio de la fibra se ha igualado al de la alpaca blanca, lo cual beneficia también a cerca de mil familias productoras de distintas comunidades con las que trabajan.
Maestras de lo fino
Ya en la fábrica de Inca Tops, en la ciudad de Arequipa, su gerente general, Andrés Chaves, nos guía en un recorrido para conocer las instalaciones y los procesos por los que pasan las fibras negras, blancas y demás variaciones hasta llegar a convertirse en hilos y tops. “Todos los años donamos alpacas negras a comunidades para que también promuevan esa ventaja competitiva. Tenemos las alpacas más finas del mundo, de alto valor genético, y el conocimiento que compartimos con las comunidades, de tal manera que puedan afinar la calidad de sus fibras y mejorar sus precios”, complementa Chaves.

Aquí se acopian cientos de fardos de toda la sierra, desde Cerro de Pasco hasta regiones del sur del país, como Arequipa, Moquegua, Puno y Cusco. Se comienza categorizando el material en extrafino, fino, semifino y grueso. Después se clasifica (por finura y por color), pasa a lavado y peinado. Aquí se hace el top, el producto final de esta planta y el insumo del hilo de alpaca. “Somos la única empresa que trabaja el Royal de 18 y 19 micrones; es el más fino de la industria. Luego, el Imperial, que es de 17 micrones; y Sixteen, de 16 micrones: calidades que nadie más trabaja en el mundo”, sostiene Chaves. Los resultados se están logrando con la mejora genética y el ‘know how’ que permite a las maestras clasificar las fibras con alta precisión.

El trabajo es 100% manual y lo realizan principalmente mujeres de gran tacto. La clasificadora del área de producción textil, Victoria Borda, tiene más de 30 años de experiencia y trabaja en Inca Tops desde 2011: “Siempre he trabajado con el color. Hay que tener mucha responsabilidad y mucho empeño porque los colores varían: en la mañana es uno y otro en la tarde. Si yo fallo en la categorización, hay que retroceder un paso”. El color negro, dice Victoria, es más complicado. Hay que quitar las pajas, residuos y los blanquitos que son contaminantes. “Para una buena clasificación hay que tener buen tacto, buena vista y concentración”, resalta la maestra.
Con muchas personas de por medio, trabajadores, productores, alpaqueros, técnicos e investigadores, el camino de la alpaca negra todavía continuará escribiéndose y brillando en el mundo. //
- 700 visitas al año reciben en la Estación Científica de Pacomarca, entre productores, periodistas, consumidores, clientes, estudiantes o profesores. Con autorización, pueden pasar la noche en sus instalaciones.
- 24 soles está costando aproximadamente la libra de fibra de alpaca en el mercado actual. El precio de la fibra de alpaca negra ya igualó al precio de la blanca.
- De los dos tipos de alpaca que tenemos —la huacaya y la suri—, se están concentrando en las huacayas porque para el programa de mejora genética se necesitan muchos ejemplares, y las suri son más escasas.
- El programa de mejora genética viene dando seguimiento a siete generaciones de alpacas. Como resultado, se ha obtenido 13 millones de datos que conforman la base de datos de alpacas más grande del mundo.
- La calidad más fina a la que se puede llegar con la fibra de la alpaca negra es baby alpaca. Todavía faltan muchos años de trabajo genético para lograr la finura de las blancas.
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