A París se puede volver cien veces y nunca llegar a conocerla del todo. O, por el contrario, aprovechar una sola visita para crear memorias que alcancen para toda una vida. Sospecho que todo depende de quién nos acompañe, qué ánimos tenemos en el viaje, y —quizá lo más importante— qué tan abiertos estemos a las sorpresas. En una ciudad como esta, con incontables atractivos por ver, rincones históricos que se cuentan por el metro cuadrado, y tantas alternativas como seamos capaces de imaginar cuando se trata de comer y comprar, solo queda una cosa por hacer: dejarse llevar. Seguir el consejo de los locales y salirnos de las rutas habituales para dejar que la magia de la capital parisina nos deslumbre por sí misma es un requisito fundamental.
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En ese espíritu, conocer Le Marais es una obligación. Pero no de manera estructurada, con una agenda en la mano. Eso sería un despropósito. Lo ideal es recorrer sus estrechas calles, deteniéndonos a observar antiguas casas de tés o perfumes (en algunas de ellas se ofrece la posibilidad de personalizar nuestra elección), tiendas ‘vintage’ y espacios alternativos multimarcas con emprendedores locales. Desde lencería hasta lentes de sol, pasando por carteras, zapatos, ‘sex shops’ y papelería. No importa si no estamos buscando qué comprar: aquí encontraremos algo que inevitablemente querremos llevarnos.
Le Marais es un distrito parisino famoso, además, por concentrar la mayor comunidad gay de la capital francesa. En las últimas décadas ha consolidado su posición como uno de los espacios más chic de la ciudad, con precios que parten desde 50 euros por metro cuadrado (para un departamento promedio de 70 m2 estamos hablando de unos 3.500 euros de alquiler mensual) y alberga muchos de los restaurantes más pedidos, lo cual hace que su vida nocturna sea vibrante y llena de color. Si queremos salir de bares, este es el lugar para hacerlo.
Históricamente, siempre fue un lugar particular. Tal y como su nombre indica, ‘la marisma’ era un terreno pantanoso cerca del Sena. El barrio fue construido alrededor del siglo XII sobre un antiguo brazo del río. Para el siglo XVII ya se había convertido en el lugar de moda de las clases privilegiadas debido a su ubicación, y de aquella época todavía perduran palacetes, mansiones, calles adoquinadas y plazuelas. Entre ellas, la Place Des Vosges (plaza de los Vosgos) uno de los lugares más populares de Le Marais. Muy cerca de allí se encuentra la casa de Víctor Hugo, abierta al público.
Otra zona por recorrer es el barrio judío parisino —o Pletzl—, un espacio con mercadillos al aire libre, locales de delicatesen y panaderías tradicionales que comparten lugar con aperturas novedosas y las tendencias del momento. Definitivamente, siempre hay algo nuevo por descubrir aquí. //
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