Cuando Elon Musk presentó hace tres años su empresa de ladrillos hecho con lodo de túnel, el mundo pensó que era una locura más del excéntrico visionario, menos la ingeniera metalúrgica peruana Silvana Flores. Ella se sintió validada pues tiene más de 17 años impulsando la idea de una minería que no contamine y en la que sus excedentes sean re utilizables. Economía circular, le dicen ahora. Sus ladrillos “ecotecnológicos”, por ejemplo, hechos de relaves mineros que ella misma descontaminaba, fueron uno de sus inventos más sonados y premiados, que concretó mucho antes que el millonario de Tesla.
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