Hace algunos años, posiblemente la (la primera aún no le tenía la confianza necesaria) bauticé al cocinero Moma Adrianzén como el ‘bad boy’ de La Mar. Un apelativo que el chef no me ha dejado olvidar. Moma, con sus tatuajes y su onda de cocinero poco convencional —siempre fiel a sus pasiones— se abrió camino en el rubro con un estilo propio y cierta cuota de rebeldía culinaria. La misma que le permitió combinar en su carta influencias tan diversas como la cocina mexicana, el sudeste asiático y los sabores del Mediterráneo. Servía tacos, makis y carnes al horno Josper, todo en la misma barra.

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Jerónimo fue un verdadero ‘boom’ desde que abrió sus puertas a mediados de 2016, rápidamente posicionándose como una parada obligatoria en La Mar y una alternativa rompedora y refrescante para la oferta nocturna de dicho núcleo gastronómico. El éxito fue sostenido durante varios años y en el camino vinieron una sede chilena, la apertura del restaurante mexicano Frida, y la franquicia Chinga tu Taco, que tuvo tres sedes en Lima. Eso, hasta que llegó la pandemia y el mundo que conocíamos cambió de un momento a otro, sin previo aviso.

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Juan Carlos Fangacio
Moma Adrianzén regresa renovado a Jerónimo, un local que también ha experimentado algunas remodelaciones. (Foto: Heroína Estudio)
Moma Adrianzén regresa renovado a Jerónimo, un local que también ha experimentado algunas remodelaciones. (Foto: Heroína Estudio)
/ Heroina Estudio

Fue un golpe duro para Adrianzén, en lo personal y profesional. Muchas cosas se perdieron, locales se cerraron, y su relación con la gastronomía se transformó. Durante algunos años decidió mantenerse ajeno a la vida pública, aunque sin desvincularse de la marca Jerónimo y el local miraflorino donde empezó todo. Dedicado a sus hijos, a otros negocios y también al amor (este año se casó con la chef de cocina saludable y empresaria Solange Martínez), Moma observaba, mientras esperaba el momento idóneo para regresar. Ese día llegó seis meses atrás, cuando su retorno a Jerónimo empezó a cocinarse lentamente.

Arroz meloso norteño, con canilla de cordero de la Patagonia, chicha de jora, toque de culantro y salsa criolla. (Foto: Heroína Estudio)
Arroz meloso norteño, con canilla de cordero de la Patagonia, chicha de jora, toque de culantro y salsa criolla. (Foto: Heroína Estudio)
/ Heroina Estudio

Hoy, Moma está de vuelta con un equipo reforzado, pero con las mismas ganas de romper esquemas que conocimos al comienzo. Al menos el 50% de la carta de Jerónimo se compone hoy de platos nuevos, y hay un toque criollo que se siente más presente en varias de sus creaciones. El suyo es un menú pensado para disfrutar según la experiencia que se busque, pero siempre con estilo.

LOS FAVORITOS DE NORA

1
Lindo y querido

Jerónimo fue un lugar pionero en el uso de insumos y preparaciones mexicanas desde el comienzo. No solo con sus tactos, tostadas y otros sabores del menú, sino también en su barra, surtida de una buena variedad de tequilas y mezcales. Su versión de Paloma es una de mis preferidas en Lima, y su Negroni de la muerte (a base de mezcal) es otro cóctel obligatorio por aquí. El lugar invita a quedarse en la barra, probando snacks y disfrutando de su menú de bar. Una opción ideal para las noches en La Mar.

2
Final feliz

Los postres de Jerónimo no se deben tomar a la ligera y recomiendo dejar siempre un sitiecito. En especial para una de las preparaciones con mayor sentimiento para el chef Adrianzén: el milhojas de fresas y manjarblanco, un recuerdo de infancia que llega ligerito y crocante, con generoso relleno y el toque preciso de dulce. Imposible dejarlo.

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