Con un diámetro estimado de entre 40 y 90 metros y una probabilidad de colisión del 2,3 %, según los cálculos más recientes.
Con un diámetro estimado de entre 40 y 90 metros y una probabilidad de colisión del 2,3 %, según los cálculos más recientes.
/ NASA/JPL-CALTECH
Redacción EC

El asteroide 2024 YR4, descubierto el 27 de diciembre de 2024 por un telescopio de la red ATLAS en Chile, ha generado preocupación en la comunidad científica por su posible impacto con la Tierra el 22 de diciembre de 2032. Con un diámetro estimado de entre 40 y 90 metros y una probabilidad de colisión del 2,3 %, según los cálculos más recientes, el objeto espacial sigue bajo estricta observación internacional. La pregunta que surge ahora es: ¿en qué países podría caer si la trayectoria lo llevara a un impacto?

Los análisis preliminares de los astrónomos indican que, de producirse una colisión, la franja de impacto potencial abarca desde el este del océano Pacífico hasta el sur de Asia, incluyendo partes de Sudamérica y África. Específicamente, las zonas más expuestas incluyen Colombia, Venezuela y el norte de Brasil, así como el centro de África, India y Myanmar. Aunque una gran parte de la trayectoria estimada se encuentra sobre el mar, también involucra áreas densamente pobladas.

Un impacto en tierra firme podría tener efectos devastadores a nivel regional, con una energía equivalente a varios megatones de TNT. En cambio, si el asteroide explotara en la atmósfera, como ocurrió en el evento de Tunguska en 1908, podría generar una onda expansiva capaz de arrasar miles de kilómetros cuadrados de vegetación y edificaciones. Si cayera en el océano, podría generar tsunamis que afectarían a países costeros en América del Sur, África o Asia.

Los expertos recalcan que las probabilidades de impacto aún son bajas y que la trayectoria podría cambiar a medida que se obtengan nuevas observaciones. Sin embargo, el hecho de que la probabilidad haya aumentado en los últimos meses en lugar de disminuir mantiene la alerta activa en la comunidad astronómica.

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En caso de que la amenaza persista, la defensa planetaria podría recurrir a estrategias de mitigación como la desviación del asteroide mediante un impacto cinético, similar a la misión DART de la NASA en 2022. Mientras tanto, organismos internacionales como la ONU han intensificado la vigilancia y continúan monitoreando el objeto en busca de datos más precisos para refinar su trayectoria y evaluar los riesgos reales.

A pesar de la incertidumbre, los científicos mantienen la confianza en que el monitoreo continuo permitirá descartar el peligro en los próximos años. Hasta entonces, el asteroide 2024 YR4 sigue siendo una de las mayores prioridades en la agenda de la defensa planetaria.

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