Desde su fundación El Comercio estuvo vinculado con la vida intelectual del Perú. A través de los años, esta vinculación entre El Comercio y las letras peruanas se fue plasmando en tradición. En las sucesivas épocas de la República, desde las primeras décadas de su formación hasta el presente, significativos valores de nuestra cultura y de nuestro pensamiento colaboraron en nuestras columnas. Las letras, las ciencias y las artes hallaron en nuestras páginas un órgano de expresión y un medio de enlace con el público. Los movimientos literarios, las tendencias científicas y las corrientes filosóficas, hallaron eco en El Comercio. Grandes exponentes peruanos de estas manifestaciones culturales escribieron en nuestro diario, y muchos de ellos, incluso lo más grades, dieron en él sus primeros pasos.
Siempre deseoso de servir a su público y de fomentar la cultura en el país, El Comercio creó hace ya algunos años un suplemento dominical, en el cual fue posible agrupar semanalmente una serie de artículos escritos por destacadas plumas de la época. Desgraciadamente, la escasez de papel producida por última guerra, nos obligó a reducir el número de páginas de nuestras ediciones y hubimos de suprimir el suplemento. A pesar de ello, con el afán de ofrecer al público las diversas modalidades de la cultura peruana, conservamos dos páginas de la edición dominical que cumplieron, en medio de dificultades sin nombre, creadas por la guerra, una función de suplemento. Superada en parte la crisis del papel, y allanadas las principales dificultades que de ellas se derivaron, es posible ofrecer nuevamente una sección dominical separada.
El Perú ha crecido en población y en riqueza. Al lado del desarrollo material, el crecimiento espiritual ha seguido un curso ascendente. Por eso hoy día es más necesario que nunca brindar al gran público la oportunidad de conocer a los grandes exponentes de la cultural nacional. Con este propósito, inspirado en su propia tradición, El Comercio lanza hoy a circulación el primer número de su nuevo Suplemento Dominical [El Dominical]. Hoy, como ayer, está en condiciones de ofrecer a sus lectores un material seleccionado, y se enorgullece de contar entre sus colaboradores a preclaros valores de la intelectualidad peruana.
En la carátula de este primer número, se han incluido algunas de las más conspicuas personalidades simbólicas de la cultura peruana. Se han escogido valores en diversos campos, porque la cultura es una manifestación unitaria del espíritu, que solo puede realizarse cabalmente cuando se expresa en todos sus aspectos. El Inca Garcilaso de la Vega, síntesis de España y de la Indias, representa el sentido integral de la nacionalidad peruana. Ni hispanismo ni indigenismo, sino síntesis armoniosa de lo occidental y de lo autóctono. Hipólito Unanue significa el verdadero humanismo, la unión complementaria de las ciencias y de las letras; Ricardo Palma, paradigma de las letras peruanas, es el espíritu patrio ya formado, el aporte hispánico ágilmente matizado de general picardía criolla. Daniel A. Carrión, el héroe, y Federico Villareal, el creador, significan la ciencia peruana. Francisco Laso, José María Valle riestra y José María Eguren simbolizan nuestro arte, gracias al cual el Perú ha dado sus primeros aportes a la cultura.
Con este sentido humanista y nacional, presenta nuestro Suplemento su primer número. Es nuestro deseo, ofrecer al público los aspectos vivos y creadores de la cultura peruana, a través de sus más elevados exponentes. La cultura, libremente creada y expresada, es uno de los factores fundamentales en la formación de los pueblos. Contribuyendo a su difusión se contribuye a plasmar, en sus aspectos más elevados, el alma nacional.