La paciencia es considerada actualmente como una forma de apurar el estilo de vida, es decir, vivimos en un mundo donde prima la inmediatez, donde se tienen que hacer las cosas para ayer y no para mañana ni para hoy. Desde la psicología, es necesario entrenarla, porque te permite afrontar situaciones que son complicadas para que se conviertan en grandes metas. Esta tiene suma relevancia y es fundamental en la vida, por ello en la siguiente nota te presentaremos algunos consejos para que sea más sencillo cultivarla.
¿Por qué somos impacientes?
La impaciencia parte de que nos cuesta afrontar la incertidumbre del día a día y porque solemos conseguir lo que necesitamos en cuestión de segundos con un “click” en internet. Vivimos en una sociedad donde tenemos acceso inmediato a todo y esperar un rato a lo que ya estamos acostumbrados a recibir en segundos, nos cuesta y nos frustra.
¿Cómo cultivar la paciencia?
Sara Navarrete, directora del Centro de Psicología Clínica y de Salud de Valencia, comenta al medio “Patripsicóloga” las siguientes recomendaciones:
- No exagerar: Cuando te encuentras frustrado porque necesitas un documento rápidamente, pero por alguna razón se demora y te comienzas a frustrar, tienes que detenerte a pensar en lo que está pasando, no va a afectar en tu vida si demora dos minutos más.
- Respirar: Debemos enfocarnos en la respiración y sentir esa pausa profunda.
- Asumir responsabilidades: En muchos casos, no te enfada la situación en general, sino las cosas que has hecho.
- No ser tan exigente con uno mismo.
- Pensar antes de hablar: Esto ayuda a digerir las emociones que suceden en el día, tomar decisiones impulsivas puede hacer que tengas una discusión con alguien por expresar algo que no querías decir.
- Aprender a vivir en el presente: Desterrando las comparaciones con el pasado y anticipaciones sobre el futuro.
- El arte de esperar: Lo que no depende de ti, siempre va a requerir una espera. Debes hacerlo sin saber si lo deseado llegará o no y debemos recibirlo con la mejor actitud. Recuerda tener siempre un Plan B por si no se puede realizar lo que tenías propuesto o pensado.
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