Miguel Villegas

Dice Jorge Arriola, ‘Chupo’, que esa tarde Lolo estaba ilusionado, como tantas otras veces, risueño y con ese ácido buen humor. Estaba en la cancha que él mismo inauguró el 20 de julio de 1952, con ese sello incombustible que tienen los goleadores de todos los tiempos: le hizo tres goles a la Universidad de Chile. Ya antes había anotado 25 en 32 partidos con Perú. El periodista Daniel Peredo decía esto, cada vez que se lo preguntaban: debe estar en el libro de los récord Guinness. Es el único futbolista sudamericano que jugó por su club el día de la inauguración del estadio con su nombre, y esa misma tarde fue goleador”.

Esta imagen fue captada el 30 de agosto de 1983, 31 años después de la presentación de la vieja cancha de madera, en Breña. Bajo la organización de ‘Chupo’ Arriola, uno de sus grandes amigos, dueño de la última redecilla que Lolo Fernández usó en juego, el ‘Cañonero’ recibió el homenaje popular de la gente que durante décadas se bautizó lolista, es decir, hincha de Lolo.

La foto de esta página es un resumen de la alegría: está Lolo, ya con una muleta que lo acompañaba para caminar, al lado de Augusto Ferrando, el más influyente conductor de TV de la década. “Ese día probé que era el símbolo más grande del fútbol peruano”, dice Arriola, con esa memoria de computador. El ‘Negro’ fue casi su guardaespaldas: lo acompaño a dar una simbólica vuelta olímpica. Se jugó un clásico de fondo –todos convocados por ‘Chupo’– y la recaudación superó los 10 mil soles. Con ese dinero, pudo operarse en Miami. Y como dice él en el legendario video: fue feliz.