Ricardo Gareca es el hombre que llora frente a la tribuna principal del estadio José Amalfitani de Buenos Aires. Le caen algunas lágrimas de emoción por su regreso al club del que es hincha e ídolo después de una década en la que tuvo un breve paso por el Palmeiras de Brasil (2014) y, luego, firmó hitos históricos con la selección peruana (2015-2022). La melena y la barba, la sonrisa ligera y la frase justa. El ‘Tigre’, que no se pasa de la raya, le responde a El Comercio desde ‘El Fortín’ de Liniers.

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