Del Titicaca a Venecia. Esa es la ruta imaginaria que traza el proyecto peruano que se presentará en el Arsenale, desde mayo próximo, y que rescata los saberes colectivos de uros y aimaras en el uso de la totora | Foto: Archivo Eric Frattini.
Del Titicaca a Venecia. Esa es la ruta imaginaria que traza el proyecto peruano que se presentará en el Arsenale, desde mayo próximo, y que rescata los saberes colectivos de uros y aimaras en el uso de la totora | Foto: Archivo Eric Frattini.
Jorge Paredes Laos

Del Titicaca a Venecia. Esa es la ruta imaginaria que traza el proyecto peruano que se presentará en el Arsenale, desde mayo próximo, y que rescata los saberes colectivos de uros y aimaras en el uso de la totora. Esta milenaria relación con un material natural fue el punto de partida de “Living Scaffolding” o “Andamio vivo”, la propuesta seleccionada a través de un concurso curatorial nacional organizado por el Patronato Cultural del Perú (Pacupe) y el comisario del pabellón, el arquitecto peruano José Orrego, para representar a nuestro país en la próxima Bienal de Arquitectura de Venecia.

“La idea surge como una respuesta al llamado del italiano Carlo Ratti, curador de la bienal, quien propuso como temática de esta edición el lema de ‘Intelligens. Natural. Artificial. Collective’. Con ello nos pidió a los países participantes reflexionar sobre cómo las inteligencias ancestrales y colectivas han sido capaces de responder a los retos de la naturaleza. Entonces, nos propusimos trabajar sobre el cuerpo navegable más alto del mundo, el Titicaca, que es epicentro de un saber colectivo que ha sido capaz de lograr grandes hazañas a partir del perfeccionamiento constructivo de la totora. A pesar de su apariencia rudimentaria, los habitantes del lago Titicaca han logrado con la totora construir artefactos flotantes muy sofisticados: las islas y las embarcaciones transocéanicas”, dice el arquitecto Alex Hudtwalcker, quien lidera el equipo ganador integrado por los arquitectos Sebastián Cillóniz y Gianfranco Morales, y el historiador José Ignacio Beteta.

Gran trabajo de artesanos peruanos para construir embarcaciones de totora | Archivo Eric Frattini.
Gran trabajo de artesanos peruanos para construir embarcaciones de totora | Archivo Eric Frattini.

El proyecto se basa en dos aspectos: por un lado, la capacidad de los habitantes del lago para vencer los desafíos del medio y levantar islas flotantes que se renuevan continuamente a través de rondas colectivas de trabajo; y, por otro, el conocimiento de los artesanos aimaras en la construcción de inmensas embarcaciones del mismo material, cuyas rutas han sido emuladas por expediciones transoceánicas contemporáneas. “El primer elemento del proyecto es la navegación en el Perú no solo en la costa, sino también en el altiplano, y cuyo eje es un elemento natural como la totora”, complementa José Ignacio Beteta.

En ese sentido, Hudtwalcker y Beteta destacan la expedición Uru realizada por el español Kitín Muñoz, en 1988, quien partió del Callao hacia la Polinesia en una embarcación de totora, construida por ocho maestros aimaras del lago Titicaca. La nave logró la hazaña de cruzar el océano en 54 días, en un recorrido de más de 10.000 kilómetros.

La teoría que demostró Muñoz –afirma Hudtwalcker– es que hace más de 1.500 años nuestros antepasados pudieron haber realizado viajes transoceánicos, estableciendo vínculos culturales con Oceanía… Nosotros, como equipo curatorial, queremos poner en vitrina estas grandes hazañas realizadas a partir de un material tan sencillo como la totora”. Para Beteta, resulta fundamental abrir un debate en torno al conocimiento de navegación de los antiguos peruanos. “Cuando descubres la cantidad de expediciones que se dieron en el pasado te vas dando cuenta –dice– que la historia supera al mito. Por eso, creo que este proyecto va a ser un impulso para debatir este tema”.

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Equipo de curadores del proyecto peruano. Archivo Eric Frattini.
Equipo de curadores del proyecto peruano. Archivo Eric Frattini.

Estructura vital

Y más allá de la totora, tanto en la construcción de las islas flotantes (por los uros titinos del Titicaca) como en las grandes embarcaciones de los aimaras, aparece un elemento común: la figura del andamio. “Sin bien las islas, al inicio de su fabricación, son artefactos flotantes, lo que sucede debajo de ellas hacia el final de su vida útil, al igual de lo que sucede debajo de las grandes embarcaciones cuando son construidas, es algo superinteresante –explica Hudtwalcker–. Las islas son ancladas en el fondo del lago a través de troncos de eucalipto y unas cuerdas de cáñamo que tienen como 70 metros de longitud; y las embarcaciones son armadas sobre unos gigantescos andamios de madera que sirven para amarrar grandes rollos de totora por encima y por debajo. De tal manera que lo que nos cautiva a nosotros es el momento de la construcción de ambos elementos, sostenidos por estas estructuras asistentes, pero esenciales”.

Así, en el pabellón peruano de Venecia, con el nombre de “Living Scaffolding” o “Andamio vivo”, se montará una gran estructura bajo y alrededor de la cual se desplegarán telas y diversas piezas tanto gráficas como audiovisuales que contarán un gran relato acerca del uso de la totora, de las islas flotantes y del trabajo de los artesanos del lago Titicaca. “Este gran andamio –refiere Hudtwalcker–, junto con una serie de cuerdas utilizadas tanto en la construcción de las islas como de las embarcaciones, va a permitir a los espectadores tener una experiencia sensorial, pues ellos van a poder cruzar por debajo, de un lugar a otro, a través de este gran artefacto que tiene alrededor de 20 metros de longitud”.

De la forma como lo estamos planteando –añade Beteta– este objeto arquitectónico va a tratar de evocar esa sensación de estar debajo de las islas de los uros y debajo también de estas grandes embarcaciones de totora; es un andamio que se vuelve vida, porque los uros para construir sus islas ponen una serie de troncos anclados al lago, tal cual como se hace en Venecia, aunque allá son cientos de columnas las que sostienen las estructuras de la ciudad flotante”. De esta manera, esta pieza presentada por el equipo peruano establece también un diálogo entre los saberes que permitieron a los uros habitar el lago navegable más alto del mundo y los conocimientos de los venecianos medievales, quienes a través de miles de palafitos transformaron una laguna en ciudad. El Titicaca y Venecia unidos por inteligencias ancestrales y colectivas.

Foto: Getty Images
Foto: Getty Images

Más información

La XIX Exposición Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia se desarrollará entre el 10 de mayo y el 23 de noviembre del 2025. El equipo peruano cuenta con el apoyo del Patronato Cultural del Perú (Pacupe), la Universidad de Lima, la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), la Universidad de Ciencias y Artes de América Latina (UCAL), el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Embajada del Perú en Italia, entre otras instituciones; así como el patrocinio de la Fundación Wiese y el Grupo El Comercio.

-Nuestro país cuenta hasta el 2035 con un pabellón nacional en Venecia. El Patronato Cultural del Perú (Pacupe) es una institución privada, sin fines de lucro creada en 2010 para promover y trabajar de la mano con el Estado proyectos culturales de largo plazo nacionales e internacionales y contribuir en la recuperación del patrimonio cultural material e inmaterial de nuestro país, con el propósito de poner en valor nuestra riqueza cultural, el civismo y la identidad nacional. El patronato viene trabajando diversos temas relacionados con el arte contemporáneo, las culturas vivas, el patrimonio cultural y la arquitectura.

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