Fernando Huamán Flores, docente de Opinión Pública en la Universidad de Piura, consideró que los candidatos a la Presidencia Pedro Castillo (Perú Libre) y Keiko Fujimori (Fuerza Popular) deben asumir diferentes compromisos de respeto a la democracia. El profesor con la institucionalidad, mientras la excongresista con la pluralidad.
— ¿Hubo un ganador del debate en Chota? ¿Qué determinaciones le dejó la primera polémica?
Hay dos frentes que se deben tomar en cuenta para este análisis. El primero es el simbólico, del debate en sí mismo. Y ahí me parece que fue desfavorable para Castillo. ¿Por qué? Porque si bien es cierto que en Chota se vio un apoyo para él, el debate fue transmitido a todo el país y claramente se ha visto de alguna manera una localía en el candidato de Perú Libre cada vez que había críticas y pifias a Fujimori. En política los gestos son importantes. Castillo puso la agenda, el sitio, la hora y encima tuvo a gente que abucheó a su invitada. Esto fue poco democrático y, desde ese punto de vista, no le sumó a Castillo.
Una segunda lectura es el contenido. Me parece que un sector tenía una perspectiva menor sobre el desempeño de Castillo, por lo que se vio antes del debate. Él ha mostrado ser locuaz y ha equiparado la cancha en el versus con Fujimori, No fue un debate para que ninguno de los dos se aplaste.
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— En el 2016, Fuerza Popular ganó en cinco de seis regiones norteñas. Pero en el 2021, solo en tres: Tumbes, Piura y Lambayeque. ¿Por qué? ¿Qué es lo que ha cambiado?
Hay un escenario político distinto desde el punto de vista del desempeño del fujimorismo, que ha salido bastante golpeado por su rol en el Congreso [que fue disuelto]. La aprobación de Keiko Fujimori en el norte se explica por el recuerdo de su padre y por una situación en concreta, que fue la presencia de Alberto Fujimori en el fenómeno de El Niño de 1998. No es que haya una filiación hacia la derecha o la izquierda, sino que es una respuesta al pragmatismo del fujimorismo.
Y hay otro motivo, el cómo ha estado distribuida la torta electoral, por la cantidad de candidatos. Cuando uno habla del voto fujimorista [en el norte] también puede entender que un parte fugó hacia Rafael López Aliaga y Hernando De Soto. Ellos son figuras que en el imaginario popular representan un enfoque pragmático y de conservación del modelo económico. Por ejemplo, ahora Fujimori ha dicho que va a quitar la ideología de género, y ahí parece que escuchas a López Aliaga; y su defensa al modelo la acerca a De Soto. La fragmentación es lo que explica que ella no haya ganado [en el norte].
— Fujimori Higuchi a lo largo de la campaña no ha ido al sur, pero sí en diferentes oportunidades al norte. Incluso, ha iniciado una nueva gira en Tumbes y Piura. ¿Si Fuerza Popular no logra “recuperar” esta zona sus opciones se reducen considerablemente?
Si bien es cierto que Castillo ha ganado en diversas regiones, en muchas más que el fujimorismo, también hay que ver la densidad poblacional. Entonces, bajo esa premisa, a Keiko Fujimori le es políticamente más estratégico recuperar el norte. Ella necesita recuperar el norte, si ella no recupera el norte no será presidenta del Perú. Y, además, les es más fácil recuperar el norte, porque es donde la sumatorio de los votos de López Aliaga, De Soto y de ella superan a los de Mendoza, Lescano y Castillo.
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—¿Tiene Keiko Fujimori posibilidad de disputarle Cajamarca y Áncash, donde Castillo ganó?
Lo que te dice más de una encuestadora es que los que votaron por Castillo difícilmente cambie su voto. Si Castillo ha logrado una mayoría [en Cajamarca y en Áncash], él ya está consolidado ahí […] La campaña también se ha empezado a tecnificar y a desideologizar que era lo que teníamos en un primer momento. Y el fujimorismo tiene mucho más antivoto, porque ha habido casi 30 años de antifujimorismo, pero no de anticomunismo. ¿La razón? Porque no apareció [electoralmente] hasta ahora. Conforme se comience a tecnificar la campaña veremos la posibilidad de movimientos. Castillo tiene un voto duro mayoritario, ese no lo va a perder.
— Dentro del norte también se da una división, las ciudades votaron por Fuerza Popular y otras opciones de derecha conservadora en la primera vuelta. Pero las provincias respaldaron a Castillo. ¿Cómo evalúa este escenario?
Aquí hay que distinguir una cosa, hay un error en la opinión pública, yo voy a discrepar aquí con algunos [analistas], se está posicionando la idea de que el fujimorismo es un partido o una propuesta política de clase media y alta, pero no olvidemos que Fuerza Popular tiene arraigo popular. Si se analiza quiénes votaron por ellos en el 2011 y 2016 los votos estaban en los sectores C y D, esto es interesante.
La derecha ha sufrido una mayor fragmentación que la izquierda [en la primera vuelta]. Por ejemplo, en la propuesta de izquierda, además de Castillo, ha estado Mendoza, quien representa una izquierda citadina y de minorías, ha hablado de inclusión de derechos, pero no puso sobre la mesa la inclusión económica de los más pobres. Al no tener esa propuesta, Castillo capitaliza. Pero en el voto popular y en el campo, el fujimorismo también tiene posibilidades de crecer, porque ya ha tenido ese voto en el 2011 y 2016.
— ¿La reconstrucción del norte ha sido un factor de la elección?
Creo que no, porque el norte está descontento con sus gobiernos regionales. Los norteños sienten que la Presidencia de la República está preocupada en la pandemia y la pedida de cuentas por la reconstrucción básicamente se hace a los gobiernos regionales. La agenda de la reconstrucción es local y si seria interesante que se aborde en la campaña, porque hasta ahora ni Keiko Fujimori ni Pedro Castillo han tocado el tema con seriedad.
— Esta semana, Alianza para el Progreso ha oficializado su respaldo a Keiko Fujimori. El partido de César Acuña tiene fuerza en el norte. ¿Cuánto le puede aportar a Fuerza Popular? ¿Tiene capacidad de endose?
Sí, yo lo que creo es que el señor Acuña tiene fundamentalmente capacidad de endose en el norte. Hizo un anuncio que ya lo está cumpliendo, de donar plantas de oxígeno para Trujillo y Piura. Y cuando se tiene a una persona a la cual se le muestra gratitud, es mucho más probable que se le escuche. Y tiene una ventaja, a Alianza para el Progreso no se le ubica como un partido de derecha o de izquierda, sino como uno pragmático. Esta posición de Acuña hace que su apoyo sea más interesante en el norte que el apoyo de De Soto.
— Castillo, hace una semana, realizó una gira por la región norte. ¿Cómo ha sido percibido? ¿Lo ven como una opción radical, como se percibe en Lima?
Se le puede percibir como una opción radical, pero en el norte citadino. Pero el norte es más pragmático que el sur. El norte votará por quien crea le va a solucionar los problemas, el sur normalmente votar por partidos que no solo ofrezca soluciones a sus problemas, sino que también tengan valores reivindicadores.
— Durante el último quinquenio, el Perú ha vivido en una crisis política permanente. Un ejemplo, es haber tenido cuatro presidentes y dos Congresos. ¿Qué necesita el próximo gobierno para tener una administración viable y sostenible?
Te voy a decir algo que tiene que ver con las reformas que se han hecho. Yo he estado en contra de la no reelección parlamentaria. La democracia tiene dos grandes columnas. Una es lo que el pueblo quiere, y eso es la opinión pública. Y la otra son las instituciones. Un líder tiene que gobernar cuidando la opinión pública y el funcionamiento institucional. Cuando hemos visto que se ha cerrado un Parlamento y hemos tenido [cuatro] presidentes en menos de cinco años, lo que está fallando no solo es el liderazgo, sino que ese liderazgo termina siendo nocivo contra el funcionamiento institucional.
Y cuando habló de la no reelección, yo me pregunto por qué no se mejora la ley de partidos políticos. Si queremos mejorar la institucionalidad, para que haya vida partidaria, plenarios, congresos y planeas programáticos, esa ley de partidos debería decir que no haya candidatos invitados a la Presidencia [que se inscriben a último momento], que un partido no tenga una figura presidencial quiere decir que ese partido está fracasando. Entonces, lo que hay que hacer es trabajar fundamentalmente en la ley de partidos, así tendremos mejores políticos y se empoderarán las instituciones.
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— ¿Qué espera el norte de sus congresistas? ¿Cuáles son las prioridades para la región?
Lo primero que estamos esperando es la reconstrucción. Cuando hemos tenido encuentros con congresistas el tema principal es la reconstrucción, porque entendemos que la vacuna está en la agenda nacional. El tema principal aquí es que los congresistas actuar como bisagras para concretar la reconstrucción. En le norte tenemos el problema de las lluvias, el río se desborda si vuelve a llover. Tenemos el problema de la descolmatación, de la limpieza del cauce, y tenemos que ver cómo hacer viable una salida de ese río al mar. Frente a la incapacidad percibida del gobierno regional, la gente espera que los congresistas sean articuladores con el Ejecutivo.
— Castillo firmó dos compromisos, tras obtener el respaldo de Verónika Mendoza. ¿Cómo puede aterrizar estos acuerdos?
Desde el punto de vista del contenido, el principal pasivo de Castillo es el funcionamiento institucional, por lo tanto, esto tiene que ver no solo con los compromisos puntuales a los que ha llegado con Mendoza, sino con la autonomía de las instituciones que soportan la democracia. Es decir, el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo y el Banco Central de Reserva. La autonomía de estos es muy importante, porque garantiza que el país siga funcionando independientemente a las políticas que el Ejecutivo implante.
Y desde el pinto de vista de su naturaleza, vemos una figura híbrida. El partido de Mendoza se erige como un garante de respeto a las instituciones que Castillo por sí solo no puede por cómo está escrito su plan de gobierno. Pero recordemos que los garantes son generalmente personas fuera del espectro político y en la otra orilla, como lo fue Vargas Llosa con Humala en el 2011. Vargas Llosa garantizó que Humala no iba a ejecutar la gran transformación. Aquí Mendoza puede participar del poder [si Perú Libre gana el balotaje] y está en la misma corriente política.
— ¿Fujimori Higuchi, quien ya recibió el respaldo de otros partidos, debe también firmar “su hoja de ruta”? ¿En qué sentido?
No tiene sentido que le pidan una hoja de ruta los partidos [que la han respaldado], porque el plan político es casi el mismo. Por ejemplo, López Aliaga, De Soto y Acuña tienen características similares con Fujimori Higuchi y su propuesta. El principal pasivo del fujimorismo es su tendencia hacia la autocracia, que es que cuando tienen el poder hacen lo que se les da la gana. Ella tiene que firmar compromisos y dar signos de que no solo va a garantizar el funcionamiento de las instituciones, sino dar la seguridad de su pluralidad. Mientras Castillo tiene que garantizar que respetará las instituciones, Fujimori que no las va a copar.
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