Un ciudadano peruano de 61 años tenía la ilusión de aumentar sus ingresos, pero lo único que logró fue la pérdida de 19.000 dólares. La responsable es la empresa extranjera Capitalix, la cual opera bajo el modus operandi de inducir a sus víctimas a invertir en un supuesto mercado de valores, y luego todas las personas terminan engañadas con la falsa promesa de obtener ganancias a largo plazo. Hace un año, la campaña #Pasaenlacalle de El Comercio alertó sobre la modalidad de esta empresa en este microprograma:
La nueva víctima, quien prefirió mantenerse en el anonimato, mostró todas las evidencias a El Comercio para explicar el drama que vivió. Contó que todo empezó el 28 de junio del 2023, cuando buscaba información en Google y vio un enlace publicitario que le ofrecía invertir por medio de la compañía Capitalix, la cual le aseguraba brindarle asesorías personalizadas.
“Hice clic a un ícono y me registré en un formulario que pedía mi nombre completo, correo electrónico, número de celular, entre otros. Luego de casi dos horas, me llamó una recepcionista de la compañía, quien se decía llamar Valeria. Me indicó que el monto mínimo de inversión era de 500 dólares, le comenté que no tenía ese dinero y me respondió que podía hacer una excepción, entonces, mi inversión sería de 200 dólares”, dijo.
Hizo el depósito de la inversión desde su tarjeta de crédito. Todas las pautas se las daba la supuesta recepcionista, sin embargo, el hombre resaltó que nunca hubo una capacitación. Ese mismo día, lo agregaron a un grupo de Telegram para poder conversar. “A través de la app de Capitalix, me daba cuenta de que mis resultados eran tanto de color verde como de color rojo, es decir, había días en lo que tenía ganancias como otros en los que no”, acotó.
El 6 de julio, le comentaron que sus utilidades podían ser más grandes si realizaba una mayor inversión. El señor solicitó retirar sus ganancias, pero el equipo de Capitalix le dijo que no era posible ya que recién estaba comenzando a invertir. “Posteriormente, el 13 de julio, les confirmé que haría una nueva inversión de 5.000 dólares”, añadió.
Inicio de los problemas
El 18 de julio, la recepcionista le indicó al ciudadano que las posiciones en el mercado de valores habían caído, por lo que se requería mayor inversión. “Frente a esa situación, accedí a realizar dos depósitos más, de 1.000 y 1.500 dólares respectivamente”, comentó. Asimismo, el hombre precisó que a fines de julio deseaba retirar su monto invertido.
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El 4 de agosto, Capitalix todavía no le había entregado el dinero de sus constantes inversiones. Al pasar el día, Valeria lo contactó y le dijo que una persona del Área de Transferencias lo llamaría para poder coordinar. Sin embargo, esa llamada nunca se hizo. “No fue hasta el 7 de julio que me llamó un hombre, Bryan, quien me indicó que me entregaría mi dinero entre el 7 y 11 de agosto. Pero, para tal fin, debía realizar un depósito adicional de 5.000 dólares, lo cual hice, pero nunca me llegó la transferencia”, señaló.
“Todo fue un engaño. Llamé a Valeria y me alzó la voz, diciéndome que ella tiene que atender a otros clientes y que no tengo exclusividad. Le dije que no me trate así y que se calme, pero me cortó el teléfono. A la fecha nadie da la cara por lo sucedido”, dijo.
Ha tratado de contactar al equipo de la compañía por Telegram, pero no obtiene respuesta. Además, el celular de la página web no funciona. “Me siento timado, pensé que era una empresa seria. Mi objetivo era tener dinero para cuidar a mi madre”, agregó. El ciudadano todavía no ha recuperado sus 19.000 dólares.
No cuenta con una denuncia policial registrada pese a haber mandado un correo a la División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología (Divindat). Capitalix está fuera del Perú, lo que hace imposible hacer una denuncia ante las autoridades peruanas ya que no tienen jurisdicción.
¿Cómo ubicar a los estafadores?
Christian Linares, abogado penalista de Estudio Linares, indicó a El Comercio que los fraudes virtuales suelen operar bajo la modalidad de inversiones con alto índice de rentabilidad. Los estafadores cuentan con un discurso ya estudiado para convencer a las personas. De ese modo, se ganan su confianza para que luego inviertan una mayor cantidad. “Estamos ante el delito de estafa, tipificado en el artículo 196 del Código Penal, teniendo una sanción máxima de 9 años de pena privativa de libertad”, comentó.
Añadió que no solo es un problema que la empresa resida fuera de Perú, sino que también la demora es un factor determinante en contra del denunciante, pues en el ínterin los estafadores pueden fugarse u obstruir el proceso. “Hay que ubicarlos por medio del seguimiento o trazabilidad del dinero a donde se destina. La policía y la fiscalía tienen que cumplir una labor de inteligencia para no alertar a los supuestos estafadores”, dijo.
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El especialista sostuvo que la denuncia debe hacerse ante el Ministerio Público. Se puede realizar por Internet, un documento escrito o de manera oral. Por otro lado, es posible acudir a la policía presencialmente. Recomendó a la ciudadanía a “verificar si las empresas o sus trabajadores tienen denuncias pendientes o antiguas ante la fiscalía (...). Existen portales webs como la SBS (Supervisión de Actividades Informales de la Superintendencia de Banca y Seguros), donde se publica qué empresas están siendo investigadas o tienen irregularidades”, agregó.
Linares lamenta que, cuando una persona inicia una denuncia, lamentablemente la acción posterior a ella no es tan rápida como se quisiera. “La fiscalía podría iniciar las investigaciones en un mes o más. La demora normalmente se produce por falta de recurso humano, por lo que se tiene que trabajar en ello desde el gobierno. Por otro lado, el fiscal o juez puede sostener que el estafado debió realizar acciones mínimas de corroboración. Ante ello, es imprescindible asesorarse con un especialista penal”, sugirió.
¿Cómo funciona este proceso?
Erick Iriarte, abogado experto en derecho digital y nuevas tecnologías, explicó a este Diario que estas prácticas, que no suelen estar reguladas por ninguna entidad, normalmente operan bajo el esquema Ponzi. Es decir, captan dinero de muchas personas y pueden dar ganancias pequeñas a otras para tener su confianza. “Para que ganes más, te piden más. Entonces eres tú quien termina financiando a este sistema piramidal”, dijo.
Añadió que la clave para detectar empresas fraudulentas es investigar en las entidades supervisoras SBS y la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV). Por otro lado, también hay entidades internacionales donde se puede descubrir si una empresa está debidamente regulada o no.
Lo que hay detrás de esta empresa
Capitalix es una compañía internacional registrada en las islas Seychelles y no tiene dirección en Perú. Según su página web, está regulada por la Autoridad de Servicios Financieros (FSA). Sin embargo, esta no existe desde el 2013.
Al tener su dirección fuera de este país, las personas que llaman a los clientes lo hacen desde el extranjero. Por ende, la jurisdicción de las autoridades peruanas como la SBS y la Policía Nacional es casi nula.
Diversas personas se han contactado con el WhatsApp de la campaña #Pasaenlacalle de El Comercio para contar su experiencia con la compañía.
Carlos Cueva, jefe del Departamento de Asuntos Contenciosos de la SBS, sostuvo a El Comercio que “el ámbito de las inversiones está bajo la competencia de la SMV, pero este tipo de empresas solamente aparentan ser esquemas de inversión, cuando en realidad son estafas donde no inviertes dinero en nada. Son pirámides financieras, ahí entra a tallar la competencia de la SBS”, dijo.
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