Magdalena del Mar es un distrito de muchas facetas. Tiene una zona residencial al este, hacia San Miguel; sectores empresariales en el límite con San Isidro; y es también una zona de tránsito pesado para quienes buscan llegar a sus distritos colindantes. No obstante, cuenta con el potencial para ser más que un distrito de paso.
“Urge que Magdalena tenga una visión mucho más ambiciosa para que no solo adquiera importancia con el desarrollo de sus vecinos, sino que adquiera una identidad propia”, comentó Augusto Ortiz de Zevallos, arquitecto, ex presidente del Proyecto Costa Verde y columnista de El Comercio.
Magdalena del Mar, así como San Miguel y San Isidro, es un distrito costero y cuenta, además, con dos de los accesos más usados para entrar al circuito de playas: el del malecón Grau y la bajada Marbella.
“No se han aprovechado correctamente los accesos al malecón. La Av. Brasil es una gran línea recta sin mayor gracia y no lleva a nada en concreto. No hay ni malecón ni observatorio y hace falta la intención de aprovechar eso en Magdalena”, añadió Ortiz de Zevallos. En torno al futuro del distrito, el arquitecto recomendó que no se pierda la identidad histórica de Magdalena.
“No se debe sobrecargar como ocurrió en Jesús María, donde se ve una avenida San Felipe que se ha vuelto algo intransitable y ni siquiera tiene espacios para los peatones”, recomendó el especialista en temas urbanos.
TRÁNSITO Y DELINCUENCIA
Magdalena, así como muchos otros distritos de Lima, cuenta con otros dos problemas neurálgicos: la congestión vehicular y la inseguridad ciudadana.
Este distrito costero tiene cinco avenidas principales: Sucre, Brasil, Javier Prado Oeste, Sánchez Carrión y Del Ejército, donde hay tránsito intenso. Sin embargo, el principal problema se registra en las horas punta entre el puente de la Av. Brasil y Gregorio Escobedo, una de las vías más usadas para llegar a Javier Prado.
La delincuencia es frecuente en la zona este y sur de Magdalena del Mar, especialmente en las calles como Tacna, Grau, Cusco, y en las inmediaciones de la plaza Túpac Amaru.
“Potenciar su identidad traerá consigo más desarrollo, más espacios públicos y más seguridad a sus calles más abandonadas”, comentó Ortiz de Zevallos.