En el Perú, las multas por exceso de velocidad en buses interprovinciales se coleccionan como recibos de agua. Parece una broma de mal gusto, pero las cifras son oficiales: la Sutrán cada mes impone un promedio de 1.200 sanciones por esta infracción a estos vehículos pesados, es decir, a unos 40 buses al día. Cada año mueren más de 2.800 personas en nuestro país en siniestros viales -choques, volcaduras y atropellos- y una de las causas más frecuentes es, precisamente, la excesiva velocidad.
Así, las carreteras del Perú han vuelto a exponer el peligro que existía antes de la pandemia. Para constatar esta peligrosa situación basta revisar el ránking mensual de las empresas de transporte involucradas con papeletas M-20, impuestas a través de rastreo por GPS en tiempo real por la Sutrán. La empresa Internacional Challenger, que realiza rutas entre Piura, Sullana y Talara, recibió más de 300 papeletas en un solo mes por violar los límites de velocidad. Los buses de la compañía Turismo Diez Ases obtuvo 347 infracciones en febrero por esta causa. En marzo recibió otras 123. En ese mes, los vehículos de Transportes Raffo’s recibieron 197 sanciones y durante toda la pandemia no dejaron de cometer esta grave falta.
Una fuente de la Sutrán, brazo fiscalizador del Ministerio de Transportes (MTC), sostuvo a El Comercio que las empresas de transporte interprovincial casi siempre terminan pagando esas infracciones, lo que implica que admiten haber incurrido en la falta, a diferencia de las multas al transporte público al interior de las ciudades -combis, coasters- que en vez de pagarse, suelen apelarse en el sistema judicial para entramparlas hasta su prescripción, a través de una red de abogados dedicados a congelarlas aprovechando la carga procesar del Poder Judicial.
¿Por qué las empresas de transporte interprovincial pagan las papeletas por exceso de velocidad, de S/.774 cada una, pero siguen cometiendo esta falta al volante? Lo que sostiene la fuente de la Sutrán es que para ellas es más rentable pagar las papeletas y seguir incurriendo la infracción, debido a la cantidad de pasajeros que se obtiene gracias a la mayor frecuencia de buses que le permite ir a más velocidad. Lo que estas empresas no toman en cuenta que es un choque a 120 km/h equivale a caer a una altura de 57 metros, es decir, una muerte asegurada.
En agosto, el último mes publicado en el ránking de la Sutrán, la empresa CIVA ocupa el puesto 7 entre las que más papeletas acumulan por exceso de velocidad, con un total de 48. Solo en lo que va del año esta empresa ha recibido 94 sanciones por exceso de velocidad, a pesar de que la pandemia redujo sus viajes. Luis Ciccia, representante de la compañía, cree que la acumulación de papeletas impuestas por GPS es causada por un problema en la señalización de las carreteras. “En un punto de la vía, una señal indica un límite de 80 km/h y muy pocos metros después hay otro que dice 30 km/h, lo que impide que el bus reduzca la velocidad a tiempo, generando que se acumulen multas”, dice. Ciccia niega que a las empresas les sea más rentable pagar las multas, pues estas afectan el historial de puntos en el brevete de sus choferes, lo que a su vez perjudica a la compañía.
Esta situación nos recuerda un video de setiembre del 2019, en el que un bus de CIVA fue grabado invadiendo el carril de contrario en plena carretera neblinosa, a punto de protagonizar un choque frontal.
El vehículo desde el que se filma circula a velocidad media por la ruta Camaná-Arequipa, una vía de alto riesgo donde han ocurrido varios siniestros viales, como aquel donde murieron 7 personas y otras 30 quedaron heridas el 14 de diciembre del 2019.
En el segundo 30, sorpresivamente, aparece un bus de la empresa CIVA a través de la densa neblina, a punto de protagonizar un choque frontal tras invadir el carril contrario. Ese bus es conducido por Lucas Salazar Quispe, un sujeto de 43 años que llevaba tres meses trabajando en esa empresa de transportes. En su historial del SAT registra un récord de 11 papeletas, entre graves y muy graves, una de ellas por conducir sin licencia. Increíblemente aún tiene su brevete vigente, según el portal del MTC.
La reacción del chofer del camión desde donde se graba el video fue reducir la velocidad, impidiendo un desenlace mortal. El bus de CIVA, en tanto, voltea bruscamente hacia su izquierda -invadiendo la vía auxiliar contraria- para evitar el choque. “¿A quién se le ocurre, en su sano juicio, en una zona neblinosa, donde vemos que la visualización es de escasos metros, adelantar a otra unidad, nada menos que para invadir el carril contrario?”, dijo entonces un representante de la compañía, quien declaró que el conductor fue separado de la flota. Sin embargo, con su brevete aún continúa vigente, en este momento podría estar manejando cualquier otro vehículo pesado.
A pesar de que el transporte formal registra esta gran cantidad de papeletas por exceso de velocidad en las carreteras, el servicio de “taxis colectivos”, recientemente formalizado gracias a una ley del congreso, representa un peligro mayor debido a que ni siquiera tienen un sistema GPS para monitorear su velocidad.
Como se recuerda en mayo del 2020, se aprobó un texto sustitutorio que formaliza a cualquier chofer en el resto del país a transportar a pasajeros en la modalidad de colectivo, es decir, ‘recolectando’ a personas a lo largo de una ruta, sin paraderos definidos. El problema radica en que esta disposición incluye a vehículos livianos de categoría M1 que no estaban permitidos anteriormente por ser inseguros para el transporte interprovincial de pasajeros, según lo ha declarado el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) a El Comercio en diversas oportunidades.
Se trata de modelos sedán, station wagon, camionetas o algunas minivanes, vehículos que tienen una carrocería liviana para un servicio de transporte público en carretera, según el coronel (r) Franklin Barreto, exjefe de Investigación de Accidentes de Tránsito de la Policía Nacional.
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