El estar en Venecia, en esta ciudad tan hermosa y especial, que caminar por estas calles laberínticas mientras pensamos el trabajo con el equipo, hacen de toda esta dinámica una experiencia mucho más rica.
Hoy empezamos a descansar un poco. Hace unas horas, hemos culminado completamente el montaje y estamos listos para la inauguración del viernes al mediodía. Han sido meses de trabajo arduo y, especialmente complejas estas últimas semanas en Venecia, con muchísima gente de distintas especialidades, arquitectos, ingenieros, mano de obra especializada en construcción. Esta exposición es casi una instalación. Hemos trabajado en un espacio patrimonial, en el llamado Arsenale, con muchas normas que debemos respetar.
Una vez que fuimos elegidos y asumimos la responsabilidad de llevar a cabo esta exposición en representación del Perú en la Bienal comenzamos a afinar el proyecto, empezando a incorporar a mucha más gente. De hecho, yo lo asumo como un proyecto colectivo: no solo hay muchas manos que trabajaron aquí, sino también muchas mentes y corazones. Es un proyecto que si bien tiene su núcleo en un equipo curatorial, otros artistas participaron con un sello propio que enriqueció mucho esta propuesta.
Cuando definimos lo que sería la estructura de esta exposición, tuvimos que trabajar milimétricamente cada detalle. Este trabajo se tenía que hacer a distancia y no podía cometerse errores. Se construyeron varios muros, en algunos de ellos iban a ir murales ‘a sangre’, de azulejos, y no había lugar para el error en las medidas, pues un centímetro más obligaría a mutilar las obras. Ese es uno de los tantos ejemplos que dificultaban esta exposición. Otra dificultad tenía que ver con trabajar a la distancia: uno no puede imaginar cómo van a reaccionar las luces y las sombras que se generan en el espacio. Piensas en la distribución de las piezas, pero no te imaginas que de pronto una sombra puede aparecer sobre la pieza. Son muchos pequeños detalles que hemos debido sacarle provecho.
Las últimas semanas en este montaje han sido de reflexión en torno a la obra: Hemos comprendido mejor la propuesta, hemos podido apreciarla, digamos que la obra nos ha hablado directamente. Con ello, pudimos percibir los elementos más importantes que puede tener esta exposición: en primer lugar, la idea del marco, lo que Gustavo Buntinx llama “el marco fantasma”, o la manera en que se enmarcó a los grupos étnicos amazónicos en las postales de época, remarcando las diferencias frente a ellos. Esta idea de marco termina manifestándose en una pieza perturbadora, la réplica de la pileta, en forma de marco o de ventana, que existe en el bulevar de Iquitos, que se convierte en una especie de marco del paisaje amazónico.
Otro de los ejes es la materialidad con la que hemos trabajado. No solo es importante la forma y el contenido de las piezas, sino la materia en sí. El haber escogido el fierro y los azulejos como soportes para hablar de Iquitos, de su historia, modernidad y problemáticas. Eso lo hace una propuesta coherente en cuanto la libertad que tuve como artista para escoger los materiales, dejando de lado soportes como el lienzo para acercarme mucho más a este espacio tan particular como es Iquitos, representándolo desde su propia materialidad y texturas.
Otro eje temático es el travestismo, tanto cultural como el representado por la sociedad trans. Estas opciones siguen siendo un motivo para la opresión y la discriminación en nuestra sociedad. Si bien, antiguamente, eran los pueblos indígenas los que más golpes recibieron por parte de las sociedades “civilizadas”, hoy son también las comunidades LGTBQ los que se convierten en grupos de riesgo.
Y, finalmente, quizás el punto principal de esta muestra sea la antropofagia, idea con la que se identificó a los habitantes de la Amazonía a través de las postales, presentados como salvajes y caníbales. Pero también esto guarda relación con el Movimiento Antropófago del arte brasileño a inicios del siglo XX. Consideramos que nuestra iniciativa de arte amazonista guarda una gran relación con ese movimiento. Básicamente, se trata de canibalizar y digerir toda la información foránea para hacerla propia, metabolizarla para convertirla en nuestra energía.
Venecia es una fiesta: estos días estamos recibiendo a diversos especialistas de la Bienal, así como el jurado, artistas y curadores de todo el mundo. Todos tenemos interés en ver lo que hace el otro, todos tienen la voluntad de proponer intercambios y encuentros. Es fascinante advertir lo gigante que es esta Bienal. Los kilómetros que debes caminar en cada espacio expositivo, la cantidad de obras impresionantes, la diversidad de lenguajes y preocupaciones. La Bienal de Venecia es un evento que genera muchísimas reflexiones sobre la vida, el mundo y nuestro futuro.