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“Todos estamos hablando del chicharrón, pero también vienen momentos dramáticos, de asesinatos, de extorsión”
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“Todos estamos hablando del chicharrón, pero también vienen momentos dramáticos, de asesinatos, de extorsión”

“Todos estamos hablando del chicharrón, pero también vienen momentos dramáticos, de asesinatos, de extorsión”

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Reconoce la narrativa de ficción, la poesía, el periodismo y, también, la historia. (Callao, 1956), columnista de El Comercio, será la homenajeada del VII Encuentro de Escritoras Peruanas organizado por el ICPNA, serie de jornadas en torno a las intelectuales del país.

Se contactaron los organizadores y quedé un poquito sorprendida, porque es un doble homenaje, como escritora, pero también como historiadora. La mayoría de ellas [las invitadas] son poetas, literatas; que incorporen a nuestra historiografía, que se ha caracterizado por tener una muy buena narrativa, entonces es un poco reconocer las capacidades creativas, innovadoras de nuestra historia. Así que [estoy] gratamente sorprendida”, sostuvo McEvoy desde su casa en Tennessee, Estados Unidos; ella es docente en Sewanee: The University of the South, donde fundó de la sección de Historia Latinoamericana.

McEvoy es una de las historiadoras peruanas más prolíficas. En los últimos años lanzó libros como “Funerales republicanos en las Américas”, sobre ritos colectivos y la construcción del imaginario patrio; “Guerreros civilizadores”, sobre Chile en la Guerra del Pacífico; “En el umbral de lo desconocido”, que es una lectura sobre el pasado y el presente del país, etc. En 2024 lanzó junto a este Diario el podcast , sobre la batalla que definió la independencia del continente.

Si el Perú que surgió tras la independencia interesó a la historiadora fue por lo convulsionado del periodo, pero no solo por eso. A ella le cautivó cómo en medio del caos “surge una tradición republicana”, donde por un lado están quienes tenían un plan y, por el otro, “la política de mala muerte”. Una época que destaca por el intento de sacar al país del conflicto permanente. “Si piensas en términos de la historia de la República, hemos tenido caudillos, la Guerra del Pacífico, guerras civiles; han habido muy pocos momentos de estabilidad política en el Perú”, sostuvo la autora.

¿Por ser historiadora McEvoy comprende más el país? Ella no lo ve así. “Creo que entiendo las tendencias. Y en esta tendencia actual el Estado Peruano está implosionando. Implosionó en la época antes de la Guerra del Pacífico; estaba implosionando con los caudillos, con el guano. Tenemos momentos donde entra en crisis el sistema. A veces lo remontamos y otras no sabemos lo que va a ocurrir”, consideró la escritora, que sin embargo resaltó que así como hay fuerzas de destrucción, están las que se le oponen.

“La institucionalidad peruana es muy frágil, la movilidad social está bloqueada y se buscan otros caminos, hay una exclusión social permanente. Eso va generando el tipo de política que tenemos, pero también hay fuerzas muy creativas. Como decía Basadre, el Perú es un país dulce y cruel; ahora estamos todos con este concurso de los desayunos, todos estamos hablando del chicharrón, pero también vienen momentos, pues, dramáticos, de asesinatos, de extorsión. En esa tensión entre fuerzas productivas, creativas y destructivas, yo creo que se va desarrollando la historia del Perú y eso es lo que a mí me interesa entender”.

La entrevista completa, a continuación.

—¿Cómo así te llegó la noticia del homenaje?

Se contactaron conmigo los organizadores; este es el séptimo año de esta reunión de mujeres escritoras. En una oportunidad participé en una mesa, y esta vez se contactaron para decirme que yo era la homenajeada y quedé un poquito sorprendida, porque es un doble homenaje. Es un homenaje como escritora, pero también como historiadora. La mayoría de ellas son poetas, literatas; que incorporen a nuestra historiografía, que se ha caracterizado por tener muy buena narrativa, entonces es un poco reconocer las capacidades creativas, innovadoras de nuestra historia. Así que [estoy] gratamente sorprendida.

—Si uno se pone a pensar un poco, realmente el historiador tiene que ser un narrador.

Exacto. Yo creo que acá no solamente es el narrador, sino el que sabe llegar a un público masivo. Acá yo creo que está un poco el quid del asunto, tú puedes hacer buena historia con buenas fuentes académicas, pero el tema es cómo construyes una narrativa atractiva. Estás compitiendo con muchísimas narrativas y ahora mucho más con todo el tema de los podcasts e inteligencia artificial. Creo que es un poco reconocer la labor de una historiadora que escribe en El Comercio, y yo creo que también es poner a la historia en una posición de difusión de conocimiento.

—Tú has llegado a un público considerable. ¿A qué atribuyes que hayas podido mantenerte en contacto con el lector por tantos años de manera consistente?

Ese es el tema, no solamente es escribir, sino permanecer. Que lo que transmites siga teniendo resonancia en diferentes generaciones. Creo que tiene que ver mucho con mi labor como profesora universitaria, yo quería ser maestra de escuela. Hice este podcast con El Comercio sobre Ayacucho, y ahí fuimos poniendo en valor a todos estos grandes peruanos como Sánchez Carrión.

—Te has especializado en el Perú republicano. Puedo suponer que este periodo de la historia fue atractivo para ti, particularmente por lo convulso que fue.

Sí, mi tesis doctoral en la Universidad de California San Diego era un poco posicionar al Perú en una discusión mayor. Y ahí sale todo el tema del republicanismo, de las ideas republicanas de la primera generación, lo que llama Basadre “los ideólogos”. No solamente era lo convulso, sino cómo en medio de la convulsión surge o resurge una tradición republicana. En el Perú vivimos este constante enfrentamiento entre unas raíces que tenían un objetivo, un horizonte, una serie de conceptos, y la política de mala muerte, ínfima, que es la que finalmente está en este momento en control. Entonces es la convulsión, pero también es la necesidad de encontrar claves que nos saquen de esa convulsión permanente, porque si piensas en términos de la historia de la República, hemos tenido caudillos, la guerra del Pacífico, guerras civiles; han habido muy pocos momentos en que el Perú ha tenido estabilidad política.

—Eres docente en Estados Unidos. ¿Qué es lo que tus alumnos encuentran interesante de la historia del Perú?

En general enseño historia latinoamericana, me contrataron para armar este programa y les sorprende justamente estos momentos en los que hay iniciativas por construir institucionalidad, por construir partidos políticos. Siempre la mirada desde el norte hacia el sur ha sido de sociedades violentas, desordenadas, de caudillos. Ahora ellos tienen a Trump, entonces tendrán que reformular ese modelo de que el populismo era originado en estas sociedades desordenadas. También les gusta la era del descubrimiento, este encuentro con occidente y la necesidad que tiene el pensamiento occidental de imponer una serie de conceptos que finalmente van a ocasionar las guerras de independencia. Entonces hay mucho para ellos que es nuevo.

—Puedo suponer que estudiar la historia te ha dado un entendimiento del Perú distinto al común de las personas. ¿Sientes que comprendes más el Perú?

Yo creo que entiendo las tendencias. O sea no me dejo llevar, que es un poco lo que ocurre en el Perú, donde una noticia elimina la anterior. Es un poco nuestra realidad cotidiana, desafortunadamente. Y en esta tendencia actual el Estado Peruano está implosionando. Ya implosionó en la época antes de la Guerra del Pacífico; estaba implosionando con los caudillos, con el guano. Tenemos momentos donde entra en crisis el sistema. A veces lo remontamos y otras no sabemos lo que va a ocurrir. Mi último libro se llama “En el umbral de lo desconocido”, porque hay tantas fuerzas que están colisionando que realmente no sabemos qué va a pasar con todos los candidatos [en las elecciones del 2026]. Entonces hay momentos que no se pueden predecir, pero sí se sabe primero que nada que hay crisis institucionales porque la institucionalidad peruana es muy frágil, la movilidad social está bloqueada y se buscan otros caminos, hay una exclusión social permanente. Eso va generando este tipo de sociedad y este tipo de política que tenemos, pero también hay fuerzas muy creativas. Como decía Basadre, el Perú es un país dulce y cruel; ahora estamos todos con este concurso de los desayunos, , pero también vienen momentos, pues, dramáticos, de asesinatos, de extorsión. En esa tensión entre fuerzas productivas, creativas y destructivas, yo creo que se va desarrollando la historia del Perú y eso es lo que a mí me interesa entender.

—Y considerando todo lo que has estudiado la historia, y puesto que mencionas que el Perú es una sociedad impredecible, ¿Qué clase de ciudadano forja una sociedad así? ¿Cómo queda la persona?

Queda un poco confundida. Tu generación es probablemente escéptica, es una generación que ahora se recluye en su propio trabajo, en sus propios asuntos. Hace lo posible, pero a veces se entiende que la coyuntura no está dada para lo que antes ocurría. Acuérdate de las grandes movilizaciones, todo lo que ocurrió, pero después vinieron las represiones violentas y todo eso acabó. Entonces yo creo que hay montones de sentimientos, desde la evasión y no enterarte, que muchas personas tú les preguntas y te dicen que ellos ya no leen noticias, que ya no les interesa, hasta dedicarte a lo tuyo y seguir creando, y pasando también pues por un desprecio general de la política. Entonces vienes a esta esta visión casi nihilista de que el Perú está condenado al fracaso, a la violencia, y te das cuenta que no es así, porque ahí el Perú te sorprende con una serie de situaciones como, por ejemplo, su crecimiento [económico].

—¿Tú dirías que el Perú está cometiendo los mismos errores que en el pasado?

Yo creo que sí, yo creo que acá hay un modelo que es la toma del Estado como un botín de guerra, que es algo que se remonta a las guerras de la independencia. Y el Estado se lotiza, descuartiza y reparte. Es lo que estamos viendo, esa tendencia no ha cambiado. La otra tendencia es la prebenda, que tú tienes que dar a los demás para tú poder tener cierta estabilidad política, porque si no das se quiebra el pacto. Y acá tenemos un pacto. Esos serían los pilares de este Estado que no ha logrado cambiar su naturaleza. Porque acá deberíamos ir por las instituciones que están totalmente quebradas, por el balance de poderes que no existe. Entonces, yo creo que hemos llegado a una suerte de final del juego donde ya se identifican cuáles son los problemas. Ahora, ¿será posible desmantelar ese modelo? ¿Cuál es el costo social de cambiar totalmente y de crear unas instituciones sólidas? ¿Cuántas generaciones van a tener que trabajar para que eso se logre? Porque si esto sigue así, el Estado simplemente se va a derrumbar y va a pasar lo que está pasando. La gente va a los hospitales y no las atienden, hay extorsiones todos los días, todos los días asesinan personas, no hay seguridad en las calles. Ya se está evidenciando el problema. No llegamos a acuerdos para poder resolverlo.

—Tú dejaste el Perú en el 89 cuando viajas a Estados Unidos, que fue en plena época de la violencia. ¿Cómo dirías que te cambió irte del Perú?

Muchísimo. Creo que no lo he contado, pero me pusieron una pistola en la cabeza. Me asaltaron para robarse el carro. Fueron años terribles. Sentí ese frío de una pistola, que es algo que no recomiendo. Después me enteré que los dos asaltantes estaban drogados. Eso me marcó. Yo creo que te marca cuando sientes la violencia en carne propia. Creo que ahora eso se ha masificado y todos tenemos una historia de violencia. Entonces, ahí estaba yo haciendo mi maestría en la Católica y se presentó la oportunidad de hacer este doctorado. Cuando llego a los Estados Unidos el ambiente era diferente, eran administraciones demócratas. Sentí que en la universidad había un espacio para el conocimiento y la investigación. Me pasaba muchísimas horas en irme a la biblioteca; encontrarme con los libros que no podía encontrar en el Perú, tener tiempo para fichar, para pensar. Me cambió en el sentido que cambió mi manera de organizarme y mi manera de utilizar ese ese momento, ese privilegio para poder hacer historia del Perú. Me dio tranquilidad, que es la principal situación que todo investigador requiere. Tranquilidad, paz mental y distancia. Comienzas a mirar los fenómenos desde afuera y los comparas. Y como hacía historia latinoamericana, veía que la cosa tampoco era tan diferente a lo que pasó en México o Argentina. Entonces comencé a mirar la región con otra percepción.

—Los homenajes en vida no son habituales y cuando sí llegan puede interpretarse como indicador de que se está al final del camino.

Sí, pero yo no me siento al final del camino. Todo depende cómo lo reciba el homenajeado. Yo siento que tengo 20 años, siempre estoy cambiando de tema, siempre estoy arriesgándome. Ahora estoy trabajando una biografía de un personaje del siglo XX. Entonces yo creo que el espíritu es eterno y joven. Para mí el homenaje en vida no es el death row, sino más bien un incentivo. Lo bonito acá es que es un grupo de mujeres que está homenajeando a una escritora y esto ha ocurrido por 7 años, se ha institucionalizado el homenaje. Y yo creo que lo más bonito de todo, más allá de que sea un tema personal, yo me siento feliz, agradecida. Tengo a mis nietas que están celebrando, que me piden que les mande fotos [del homenaje]. El tema fundamental es que el Perú no sabe reconocer a sus grandes pensadores, a sus pintores. Muchos de ellos murieron en la miseria. Entonces, qué bonito gesto que las mujeres del Perú, las escritoras de diferentes temas y canteras ideológicas, decidan que cada año se reconoce el trabajo y el esfuerzo de una mujer. Entonces, me llena de orgullo, de alegría y, como te digo, como yo siento que los años son algo mental, esto es un acicate para seguir trabajando por el Perú. E incluso estoy pensando más adelante trabajar ficción, entrar al mundo de la novela histórica, que es algo que tengo pendiente.

DATOS

VII Encuentro de Escritoras Peruanas. Del 9 al 12 de septiembre en la Biblioteca del ICPNA de Miraflores (Av. Angamos Oeste 120), ingreso libre. El homenaje a Carmen McEvoy será el viernes 12 a las 7:45 p.m. 

Más información en la web del ICPNA.

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