ProLima restaura la escultura dedicada a María Laos de Miró Quesada y los Arcos de la Plazuela San Marcelo. El Comercio realiza  una conferencia sobre la historia y restauración de la escultura. (Foto: Fernando Sangama / @photo.gec)
ProLima restaura la escultura dedicada a María Laos de Miró Quesada y los Arcos de la Plazuela San Marcelo. El Comercio realiza una conferencia sobre la historia y restauración de la escultura. (Foto: Fernando Sangama / @photo.gec)
/ Fernando Sangama

En medio del bullicio limeño persiste una figura en bronce en medio de la plazuela San Marcelo: la de , erguida e impasible, con la mirada dirigida al cielo. La escultura fue restaurada a finales de 2023 tras el desgaste causado por el tiempo y la contaminación. Fue allí donde ProLima decidió intervenir, como parte de su plan de recuperación del Centro Histórico, para devolver a la ciudad un espacio cargado de historia.

El monumento, inaugurado en 1952, fue obra de Carlos Pazos Gandarillas, escultor que dejó su huella en piezas emblemáticas como su participación en el Monumento a Miguel Grau, el Monumento a los Defensores de la Frontera Norte y Oriente de 1941, y bustos como el de Víctor Larco Herrera en el Parque Juana Alarco de Dammert. Y en la Plazuela San Marcelo, Pazos rindió homenaje a María Laos debido a la predilección de ella por la plazuela.

La efigie en bronce de María Laos de Miró Quesada, realizada en 1951 por el escultor Carlos Pazos, nos recuerda su sacrificio frente al templo de San Marcelo. (Foto: Joel Alonzo/GEC)
La efigie en bronce de María Laos de Miró Quesada, realizada en 1951 por el escultor Carlos Pazos, nos recuerda su sacrificio frente al templo de San Marcelo. (Foto: Joel Alonzo/GEC)
/ Joel Alonzo

Restaurar este monumento y la plazuela significa no solo conservar una obra artística, sino también restituirle a la ciudad un punto de encuentro con su memoria”, explicó Luis Martín Bogdanovich, gerente de ProLima que estuvo presente durante la conferencia.

La intervención, parte del plan de ProLima que abarca de 2019 a 2029 —con proyección al 2035—, devolvió la pátina al bronce y la solidez a los arcos de hierro que enmarcan la plazuela. Pero, sobre todo, reabrió un capítulo esencial de la memoria urbana: aquel que une la tragedia con la vida contemporánea de Lima. Fue sobre este trasfondo de la figura de María Laos de Miró Quesada, y el de la plazuela, que se desarrolló la conferencia de la noche del jueves pasado.

La estatua en honor a María Laos fue parte de las restauraciones hechas en la Plazuela San Marcelo, y fue presentada a finales del 2023. (Foto: Difusión)
La estatua en honor a María Laos fue parte de las restauraciones hechas en la Plazuela San Marcelo, y fue presentada a finales del 2023. (Foto: Difusión)

La memoria de una ciudad

Tras unas palabras iniciales del director periodístico Juan Aurelio Arévalo Miró Quesada, el historiador Omar Esquivel presentó el proyecto, subrayando la importancia de reflexionar sobre el significado de las esculturas. “Esto es parte de un proyecto que busca revisar el valor simbólico de los monumentos, lo que hay detrás, para así ver a las esculturas como lo que son: obras de arte”, mencionó.

Se recordó también la historia detrás del monumento. El 15 de mayo de 1935, María Laos acompañaba a su esposo, Antonio Miró Quesada —director de El Comercio— cuando un atentado político los alcanzó a pocos metros de la Plaza San Martín. María, de 62 años, intentó interponerse entre el agresor y su esposo; avanzó, bolso en mano, para detener los disparos, recibiendo dos de ellos y muriendo junto a él.

El director de El Comercio Antonio Miró Quesada y su esposa María Laos de Miró Quesada fueron asesinados cerca del Club Nacional. El crimen conmocionó al país.
El director de El Comercio Antonio Miró Quesada y su esposa María Laos de Miró Quesada fueron asesinados cerca del Club Nacional. El crimen conmocionó al país.
/ Archivo El Comercio

“María Laos de Miró Quesada representa un caso pionero en la memoria urbana: fue una de las primeras mujeres homenajeadas en el espacio público de Lima. Recuperarlo significaba no solo poner en valor una obra escultórica de importancia artística, sino también dignificar un espacio olvidado y devolverle a la ciudad un lugar cargado de memoria”, señaló Bogdanovich.

También se evocó la inauguración de 1952, que tuvo un eco internacional con las palabras de Michelle Auriol, esposa del presidente francés, y se destacó la larga cronología de la Plazuela San Marcelo, que se remonta a 1554, así como las diferentes etapas de la iglesia que le da nombre, y la cambiante configuración de ciertos detalles que envuelven ese espacio en Lima.

Juan Aurelio Arévalo Miró Quesada, Omar Esquivel y Luis Martín Bogdanovich (Foto: Fernando Sangama / @photo.gec)
Juan Aurelio Arévalo Miró Quesada, Omar Esquivel y Luis Martín Bogdanovich (Foto: Fernando Sangama / @photo.gec)
/ Fernando Sangama

Hoy, al recorrer la Plazuela San Marcelo, el visitante no encuentra solo un monumento limpio y un espacio renovado. Encuentra también un relato: el de una mujer que murió defendiendo a su esposo, el de un escultor que supo plasmar su fuerza espiritual y el de una ciudad que busca reconciliarse con su memoria a través del arte y el patrimonio. “El objetivo es asegurar que la restauración hecha no sea un hecho aislado, sino el inicio de una cultura de cuidado permanente sobre nuestros monumentos y espacios históricos”, remarcó Bogdanovich.

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