En un denominado partido de alto voltaje, no tanto por la calidad futbolística de ambas selecciones sino por el contexto histórico del pasado que comparten, Estados Unidos no tuvo problemas para imponerse a una Irán que, pese a que lo intentó, no pudo arruinarles la fiesta a los americanos.
Días antes de este encuentro Estados Unidos e Irán ya eran tema de conversación en las redes sociales. El pasado domingo en la cuenta oficial del equipo estadounidense puso la bandera de su rival sin su tradicional símbolo de Alá que va en medio del estandarte. Esto llamó la atención de los usuarios y generó polémicas sobre las razones de aquella decisión.
Incluso salió a la luz información de la agencia de noticias Tasnim News Agency de Irán en la que anunciaba que la federación de fútbol del país le pedirá a la FIFA que expulse a la selección del Estados Unidos del Mundial y la suspenda por los 10 partidos por distorsionar la imagen de su bandera en señal de una falta de respeto a su cultura.
Tras la polémica generada, Estados Unidos se rectificó y colocó la bandera original de Irán previo al encuentro de hoy para evitar la posible sanción por parte del máximo organismo del fútbol a nivel mundial. Incluso en la previa el técnico Gregg Berhalter y el capitán del equipo Tyler Adams pidieron disculpas.
Una vez que Matheu Lahoz hizo sonar su silbato, las polémicas previas del encuentro quedaron de lado y el balón rodó en el estadio Al Thumama donde el fútbol fue el espectáculo. Los miles de fanáticos se hicieron presentes y las banderas flamearon en el recinto donde ambas escuadras lucharon por su pase a octavos de final.
Mientras que Estados Unidos llegaba con dos amargos empates frente a Gales e Inglaterra, Irán resurgió de las cenizas del 6 a 2 frente a los ingleses y venció a una irreconocible Gales sorpresivamente, con dos goles en los descuentos. La magnitud del encuentro y los tres puntos era vital.
Más allá de las expectativas del partido, el duelo entre estas dos selecciones no gozó de una riqueza futbolística a la altura de un mundial. Fue más ganas y litros de sudor. Irán se vio acorralada ante una Estados Unidos que sin muchas estrellas en el equipo halló en Christian Pulisic el gol de la clasificación y luego supo cuidar el resultado.
El delantero de 24 años que juega en el Chelsea es el llamado a ser la figura excluyente de esta selección. El joven futbolista se ha convertido en el primer jugador de Estados Unidos que marca y asiste en una misma edición del Mundial desde que lo hicieran John O’Brien, Clint Mathis y Landon Donovan en la edición del 2002.
Junto a él se suman las nuevas promesas del fútbol estadounidense: Weston McKennie y Sergiño Dest. Todos menores de 25 años y que juegan en las ligas europeas, rompiendo el mito de que en Estados Unidos no se juega al fútbol. Pues hoy han demostrado lo contrario y esta nueva generación es la respuesta.
Con esta victoria, los americanos no sólo sellaron su pase a los octavos de final, sino que también lograron ganar su tercer partido en Copas del Mundo de los últimos 15 que habían disputado. Su clasificación a la siguiente etapa del torneo es un buen augurio para el regreso de esta selección tras su ausencia en Rusia 2018.
Ahora en Qatar 2022 buscarán igualar su mejor actuación en mundiales que fue en Corea-Japón 2002, cuando llegaron hasta cuartos de final. Para lograrlo tendrán enfrente a un rival de cuidado, nada más y nada menos que Países Bajos. El próximo sábado los americanos intentarán dar el golpe y superar a los europeos en un encuentro que podría ser épico.
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