
El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue condenado a 27 años de cárcel y tres meses de prisión por el Supremo Tribunal Federal, que lo encontró culpable de intentar un golpe de Estado para permanecer en el cargo después de perder las elecciones presidenciales del 2022. La histórica decisión abre un nuevo capítulo para la derecha brasileña, que deberá buscar un nuevo liderazgo para los comicios generales del 2026.
Cuatro de los cinco jueces de un panel del máximo tribunal votaron el jueves 11 a favor de una condena, aunque esto no significa que será encarcelado de inmediato. Bolsonaro permanecerá bajo arresto domiciliario y su defensa anunció que apelará la sentencia en su contra.
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La corte suprema también condenó a los siete coacusados junto a Bolsonaro, entre ellos exministros y jefes militares, a entre 2 y 26 años de cárcel.
El proceso judicial provocó que el presidente estadounidense, Donald Trump, aliado de Bolsonaro, impusiera aranceles punitivos de 50% a productos brasileños bajo el argumento de que existe una “caza de brujas” contra el exmandatario derechista.
Para el analista político brasileño Guilherme Simões, la sentencia prueba que el Poder Judicial cumplió su labor de defensa del Estado de derecho, más allá de las presiones de Washington.
-¿Qué significa una condena por golpismo contra Bolsonaro para Brasil, especialmente teniendo en cuenta que habrá elecciones generales en el 2026?
La condena de Bolsonaro es una prueba de fortaleza de la democracia brasileña, que había pasado por una caída con el avance de Lava Jato, el golpe contra Dilma Rousseff en el 2016, el gobierno de Michel Temer y la prisión política de Lula da Silva, a quien se le prohibió disputar las elecciones del 2018 a pesar de ser líder en las encuestas. Ahora, Bolsonaro intentó evitar la redemocratización no aceptando la derrota electoral, movilizando su base popular contra las instituciones y organizando una acción autoritaria de los militares que le apoyaban, por eso es importante que el Poder Judicial defienda el Estado de derecho, especialmente con las absurdas amenazas que llegan desde Estados Unidos.
-El juez Luiz Fux dijo durante el proceso que el máximo tribunal no debía “llevar a cabo un juicio político”. ¿Fue un golpe para el juez De Moraes?
Fux ya había presentado una posición diferente de la de De Moraes y de la mayoría del Supremo Tribunal Federal cuando se puso en contra de la restricción a la libertad de Bolsonaro, no considerando que él podría huir y que seguía movilizando sus bases contra la democracia. Finalmente, una vez más, tuvo una posición minoritaria. Esta no es la primera vez que Fux tiene posición polémica: cuando se volvieron públicas las charlas de los involucrados en los trabajos sesgados de la Lava Jato, uno de sus líderes, Deltan Dallagnol, dijo al exjuez Sergio Moro que habían hablado privadamente, y este contestó: “Excelente. En Fux confiamos”.
-¿Cómo queda la derecha brasileña con la condena a Bolsonaro?
La derecha brasileña tendrá que elegir un nuevo candidato, lo que significa no solo que tendrá que atraer a electores de Bolsonaro que no migraron naturalmente, sino que habrán muchos conflictos para que alguien pueda presentarse como el representante conservador.
-El bolsonarismo está presionando para que se apruebe un eventual indulto legislativo para su líder. ¿Hacia dónde apunta esta estrategia?
Bolsonaro desde el comienzo tiene la estrategia de poner a sus hijos en cargos importantes. Tiene hijos en el Senado Federal, como edil de la ciudad de Río de Janeiro, como diputado estatal de Río de Janeiro y dos son diputados federales por diferentes unidades de la federación. Claro que para él sería interesante que uno de ellos ocupara su posición, pero no me parece automático que logre esto. Creo que la derecha va a estar en la segunda vuelta pero que esto no depende de Bolsonaro.
-¿Quién podría capitalizar el apoyo a Bolsonaro?
Bolsonaro consiguió mantener el liderazgo en la derecha, fue desafiado por Sérgio Moro y ganó esta disputa, pero ahora, si no está disponible, otro se va a presentar. No existe espacio vacío. Tampoco se puede predecir si este nombre va a ser un liderazgo conocido, como el gobernador Tarcísio de Freitas, de São Paulo, o un hijo o la esposa de Bolsonaro, o alguien que todavía no apareció y que no tiene una trayectoria política importante. Todo es posible.
-¿Cree que Estados Unidos aumentará la presión sobre Brasil ahora que Bolsonaro fue condenado?
Es difícil predecir la estrategia de Donald Trump. Vuelve a hacer más amenazas y usa cada vez menos diplomacia, y lo hace no solo contra Brasil y Latinoamérica sino también contra la OTAN, Canadá y la Unión Europea. Cualquier absurdo parece posible, y amenazas comerciales y militares pueden ocurrir. Lo importante es que el gobierno brasileño, el presidente Lula y nuestras relaciones exteriores están respondiendo de modo soberano y tranquilo, sin aceptar interferencia en nuestra democracia y nuestro sistema judicial.










