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NL Buenos Días
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«Si queremos tener democracia, debemos estar dispuestos a luchar por la libertad». El texto es de María Corina Machado, pero la voz que lo pronunció fue la de su hija. Ella la representó en Oslo, en la ceremonia del Nobel de la Paz, y ofreció un discurso que sonó a homenaje y, también, a resistencia.
El editorial de ayer lo resume bien: el premio hace justicia a una mujer cuya biografía —clandestinidad, persecución, mudanzas forzadas— parece escrita para una novela de espías. De hecho, lleva más de un año moviéndose a contrarreloj para evitar que el Estado de Maduro la capture. Una heroína en toda la regla que ayer, tras la ceremonia, reapareció desde los balcones del Grand Hotel para decir lo suyo.
Sí, anoche, sobre el cierre de la edición de El Comercio, y luego de un demorado viaje entre Venezuela, Curazao y Estados Unidos, María Corina llegó a Oslo tarde a la ceremonia, pero muy a tiempo para decir “gracias”. En realidad, habría que decirle “a ti”.











