Debate: ¿Se debe aprobar el proyecto de ley de unión solidaria?
Debate: ¿Se debe aprobar el proyecto de ley de unión solidaria?
Redacción EC

A FAVOR

Beneficios del proyecto

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Congresista de la República

Presenté el proyecto de régimen de sociedad solidaria 3273/2013-CR una vez que en el se plantearon iniciativas en materia patrimonial a favor de parejas homosexuales y, luego, la tan mentada unión civil.

Plasmé una solución al vacío legal que había advertido muchos años atrás y que mencioné en febrero del 2011 al debatir con otra candidata al Parlamento.

Este proyecto busca regular la situación de personas adultas del mismo o distinto sexo. Incluso parientes que deciden vivir juntos, acompañarse, cuidarse, compartir gastos y que no tienen necesariamente, aunque podría darse, una relación afectiva de carácter sexual y que tampoco entran en los presupuestos del matrimonio o el concubinato (unión de hecho). Además, propuse una sociedad solidaria constituida por escritura pública e inscribible en registros públicos que no genera estado civil ni menos crea o modifica parentesco entre sus integrantes.

Así, considera la presunción de comunidad de bienes adquiridos desde la inscripción de la sociedad y prevé el aseguramiento del integrante en el régimen de seguridad social que corresponde al otro, incluida la pensión de supervivencia. También autoriza la toma de decisiones respecto de tratamientos quirúrgicos de emergencia. Considera derechos sucesorios similares a los de la unión de hecho luego de dos años de inscrita la sociedad, duplicándose la legítima en caso los integrantes de la sociedad fueran herederos forzosos y concurriesen con otros sucesores. Y, a partir de los cinco años de su inscripción, prevé la herencia de derechos pensionarios.

La sociedad solidaria culmina por muerte o ausencia, mutuo acuerdo o voluntad unilateral, en este último caso con indemnización o pensión de alimentos. 

La Comisión de Justicia y Derechos Humanos estudió mi proyecto acumulado con cinco proyectos similares, entre ellos el de unión civil, que luego fue desacumulado a pedido de su proponente. Tras recabar opiniones favorables de sectores y especialistas, la comisión ha aprobado un dictamen que recoge buena parte de los términos de mi propuesta rebautizándola como unión solidaria. Desecha, sin embargo, la duplicación de la legítima. 

Por eso, considero que la unión solidaria debe aprobarse al ser más inclusiva y no limitar su alcance a parejas homosexuales. Dicho sea de paso, el proyecto de unión civil dejaba fuera a personas transexuales. 

Igualmente, este proyecto es más conveniente en tanto que respeta el derecho de las personas homosexuales o transexuales a guardar reserva sobre su orientación sexual, pudiendo acogerse a sus previsiones sin necesidad de ser obligadas a hacer manifiesta dicha orientación.

Por último, la unión solidaria respeta otras instituciones naturales y distintas previas al derecho como son el matrimonio y el concubinato. Esto supone unión de hombre y mujer con potencialidad, y voluntad de generar vida y necesidad de proveer lo indispensable para la educación, alimentación y cuidado de esa prole. El hecho de que la unión solidaria se disuelva si hay matrimonio o unión de hecho de uno de los contrayentes se explica en que si se dan estos últimos resulta esperable que sea en ese contexto en que deba desarrollarse de manera natural la solidaridad y asistencia que supone este proyecto.

Por ello, la aprobación de la unión solidaria llenará un vacío legal e incentivará la solidaridad entre las personas.

EN CONTRA

Para invisibilizar el amor

- Giovanny R. Infante -

Director ejecutivo del Movimiento Homosexual de Lima

Alfredo Caballero ha pasado 37 de sus 60 años al lado de Juan Carlos Ferrando, su compañero y el amor de su vida. Fue pensando en ellos, y en otros tres millones de peruanos que hoy no tenemos la posibilidad de formalizar nuestro amor y deseo de mutua protección, que redactamos el proyecto de ley de unión civil.

Esperamos año y medio para que el Congreso decida debatirlo y en ese tiempo los más reconocidos líderes de opinión respaldaron nuestra iniciativa. El congresista Carlos Bruce, la ex ministra Verónica Zavala y el periodista Mauricio Fernandini, entre otros, salieron orgullosamente del clóset y le enseñaron a niños y adolescentes homosexuales que no están solos ni enfermos. Se sumaron miles de peruanos que salieron a defender el sueño de un país que proteja a todas las familias que nacen del amor. E incluso cuatro instituciones públicas (Ministerio de Justicia, , Ministerio Público y Poder Judicial), el sistema de Naciones Unidas en el Perú y Amnistía Internacional recomendaron su aprobación. Sin embargo, este proyecto fue archivado.

En esos meses los grupos confesionales gestaron la unión solidaria, una mezcla de cinco proyectos de ley: atención mutua (Julio Rosas), sociedad solidaria (Martha Chávez), asociación patrimonial solidaria (Humberto Lay), unión contractual (Martín Belaunde) y cooperación patrimonial (Rubén Condori). Su propósito fue bloquear la unión civil y reemplazarla por un contrato patrimonial que no mencione a las parejas homosexuales y niegue su existencia. La unión solidaria pretende reconocer algunos derechos similares a los de la unión de hecho como copropiedad, alimentos, seguridad social, pensión de sobrevivencia y herencia, pero sin reconocer a los contratantes como unidos o parientes. La sección de obligaciones del Código Civil afectará la institución de la legítima del libro de familia, abriendo las puertas a un caos jurídico en el que un hijo podría unirse con su padre viudo para aminorar la herencia de su hermano, o en el que parientes de sangre podrían disputar la herencia de un tercero generada por este contrato civil. Además, los contratantes no tendrán certeza de acceder a ninguna protección patrimonial porque una vez registrados ante un notario deberán esperar dos años, pero si una de las partes muere antes, el sobreviviente perderá todo. Es decir, un apartheid jurídico que nadie exigió y nos somete a condiciones miserables, razón suficiente para rechazar este proyecto de ley. El tema de fondo no es elegir entre la unión civil o la unión solidaria, o si esta última representa algún nivel de avance, pues cualquier ley podría constituir uno ante la absoluta desprotección que hoy vivimos las parejas homosexuales. Sino que esta es la materialización del profundo desprecio que sienten los grupos antiderechos por la condición humana de las lesbianas, trans, gays, bisexuales e intersexuales. Mientras todo el continente avanza hacia el reconocimiento del matrimonio igualitario, el Perú ni siquiera ha aprobado la unión civil tal como fue planteada y puede institucionalizar el odio que cada semana cobra la vida de una persona homosexual. No obstante, la historia aún se está escribiendo y sabemos que los tribunales internacionales estarán de nuestro lado, del lado correcto de la historia y del amor.