El ilustre polígrafo que fue Luis Alberto Sánchez, en conversación con Lorena Ausejo (ella lo cuenta en la página 208 de su libro Protagonistas); el doctor Sánchez le decía que cuando cumplió los trece años de su edad, ese mismo día, una hora después de haberlos cumplido, su madre moría en sus brazos; y él, sin advertir que ya había muerto, seguía reanimándola inútilmente. Luis Alberto Sánchez concluye este penoso recuerdo citando a Rubén Darío, en cuyo sentir “todos tenemos en el fondo un cisne degollado”.
La imagen rubendariana del cisne degollado la tengo por muy expresiva y es representación justa del dolor personalísimo o íntima pena. Un cisne al que le han cortado el cuello es un cisne que ha sufrido la decolación, como diría Manuel González Prada. (Decolación por degüello es arcaísmo.)
En nuestro fuero íntimo, en los adentros o en lo interior del ánimo (no hay que confundir el substantivo masculino plural adentros con el adverbio de lugar adentro); en mi coleto, o en tu coleto, o en su coleto, vale decir, en mis adentros, o en tus adentros, o en sus adentros; en nuestra dentrura, según la impecable expresión neológica de Cesira Alzamora; en la dentrura de cualquier persona sentimental, sensible y sensitiva (ésta es una tríada adjetival rubendariana), en lo recóndito de nuestro ser hay, pues, y siempre, un cisne degollado. Lo hay en el penetral, y sea esto dicho con voz cara a Honorio Delgado; o para manifestarlo con término eclesiástico, hay un cisne degollado en nuestro sanctasanctórum.
Movido por la decolación del cisne acudí a Pérez-Rioja y también a Mélida para ver lo que me decían acerca del simbolismo cisnesco. (El adjetivo cisnesco es tan admisible como principesco.) (José Ortega y Gasset, O.C., XII, 224, dice “la pluma cisniega”. Cisniego, ga, es adjetivo compuesto de cisne, con supresión de la vocal final, y el sufijo -iego. La apócope del nombre no es normal en esta clase de compuestos. Dícese por eso, verbigracia, mujeriego y solariego.)
El cisne estaba consagrado al dios de la música Apolo, porque se decía que moría cantando dulcemente. (La expresión canto del cisne significa última obra o actuación de alguien.) Apolo regresa de la región hiperbórea o muy septentrional, donde vivía el pueblo fabuloso de los hiperbóreos, en el extremo norte de mundo; regresa Apolo de esa región en un carro tirado por unos cisnes de vuelo infatigable.