Editorial El Comercio

A estas alturas, cualquiera que haya estado prestando atención debería por lo menos haber levantado una ceja con los cambios de de esta semana. Desde hace un tiempo se sospecha que el de la presidenta tendría algún nivel de proximidad malsana con el prófugo y su entorno de . Sus nuevos ministros y filtraciones solo abonan a esta tesis.

Como mencionamos en este el jueves, por ejemplo, luego de que el excanciller se mostrara firme en sus críticas contra el fraude electoral en , es de suma preocupación que la nueva cabeza de se una al puñado de países que le hacen el juego a la dictadura de . Cerrón –desde la clandestinidad que le permiten las – celebró la abrupta salida de González-Olaechea y mencionó que esperaba que su reemplazo, el embajador , retomara relaciones diplomáticas con estados como , Venezuela, y . Para redondear la figura, por si hiciera falta, desde la , señaló que no reconocía a como presidente electo de Venezuela, en un claro giro –aunque ellos lo nieguen– de la política exterior peruana.

Por su lado, el nuevo , genera preocupación, dado que trabajó en la cartera durante la gestión de –hoy preso bajo sospechas de corrupción–; él ejerció en el 2021 como secretario general del mismo ministerio que hoy lidera.

El elenco lo completa , inmerso en un escándalo a causa de unos audios –cuyo contenido él ha negado– en los que se lo escucharía conversando con el capitán a propósito de una aparente protección desde a Cerrón, que ya va camino de cumplir un año prófugo y cuya presencia en las redes sociales y en actividades de su partido invita a creer que no pasa mayores apuros. Las acusaciones alcanzan a la presidenta de la República como parte clave del entorpecimiento en los intentos de captura del exgobernador de . Cerrón, dice Izquierdo que le habría contado Santiváñez, se trasladó en el propio vehículo presidencial.

El silencio desde Palacio de Gobierno frente a estas imputaciones es grave. ¿Qué implicaría para el país que la instancia más alta del Ejecutivo esté hipotecada a un criminal prófugo? La hipótesis gana fuerza y la presidenta, en lugar de salir a deslindar claramente de estas imputaciones, solo guarda silencio.

Editorial de El Comercio

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