para que el Perú no se suicide simbólicamente necesita sancionar siguiendo un debido proceso a funcionarios y políticos que se vendieron. (Foto: AP).
para que el Perú no se suicide simbólicamente necesita sancionar siguiendo un debido proceso a funcionarios y políticos que se vendieron. (Foto: AP).
Pedro Tenorio

Un país solo se suicida si abandona su búsqueda de la equidad y la justicia, y todo indica que el Perú de hoy está muy lejos de eso. El suicidio de lo libra de seguir compareciendo ante la justicia por el , pero no del juicio de la historia, que evaluará en su momento sus actos de gobierno y su legado. Personaje cargado de claroscuros que explican las pasiones y odios que suscitó (así como los aplausos y lealtades que hoy acompañan sus exequias), García llegó dos veces a la presidencia de la República marcando su impronta en 40 años de vida política peruana. Más allá del dramatismo intempestivo de su partida, toca preguntarnos cuánto cambiará la política en los próximos meses a partir de este hecho.

La narrativa que hoy construyen sus seguidores alrededor del “sacrificio” de García unirá a un sector político contra el Gobierno, a quien responsabilizan por alentar –cuando no promover– la dureza con la que actúa el equipo especial de fiscales. Si apristas y fujimoristas ya eran compañeros de ruta acusando al Ejecutivo de atacarlos para ganar puntos en las encuestas, ahora se reforzarán los reclamos. Martín Vizcarra y sus voceros deben evitar caer en este juego. La vacancia presidencial no está en la mira, pero sí continuar minando su respaldo popular, clave para un mandatario que carece de suficiente apoyo en el Congreso.

Quien podría mejorar su situación judicial es Pedro Pablo Kuczynski. Su detención preliminar y probable prisión preventiva por 36 meses es criticada por los mismos sectores que acusan excesos en el equipo especial. El desenlace del Caso García abona en favor de , debido a su edad y condición médica de pronóstico reservado. Sin embargo, una cosa es criticar los excesos de la fiscalía y otra muy distinta, obstaculizar su labor, algo que la opinión pública tiene bastante claro a estas alturas.

Precisamente al Ministerio Público le espera una semana clave, cuando a partir del próximo martes 23 reciba las declaraciones de en Curitiba. Lo que diga, pero sobre todo aquello que pueda probar Barata, fijará un derrotero en esta nueva etapa de la lucha anticorrupción.

Más allá de las emociones propiciadas con la muerte de García, el país entiende que por encima de una persona está el interés colectivo: para que el Perú no se suicide simbólicamente necesita sancionar siguiendo un debido proceso a funcionarios y políticos que se vendieron. Los peruanos expresan su desconfianza en los sondeos, mientras aguardan una renovación política –que llegará en el 2021– que nos permita mirar el horizonte posbicentenario con esperanzas. Todo indica que no habrá vuelta al pasado.