Mujeres
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Patricia del Río

El alboroto lo armó la actriz . La recordada hija de Tony Danza en la serie “Quién manda a quién” publicó en redes sociales el escueto mensaje #MeToo (en español, “Yo también”), invitando a todas las mujeres que hubieran sido víctimas de agresión o a escribir lo mismo en su Facebook o Twitter.

La actriz tomaba esta iniciativa en respuesta al escándalo protagonizado por el productor de Hollywood Harvey Weinstein, que en las últimas semanas ha sido acusado por varias mujeres de haberlas acosado sexualmente y violado con el cuento de que les conseguiría trabajo.

La idea de Milano era lograr que se visibilice un problema que afecta a todo tipo de mujeres, y vaya que lo logró: en menos de 24 horas el hashtag se había usado más de medio millón de veces y mujeres de todo el mundo se unían al grito colectivo para desahogar su angustia o extirpar el mal recuerdo. Y lo hacían en su propia lengua: #MeToo, #Yotambién, #MoiAussi, #EuTambém, #IchAuch, dejando en claro que la vulnerabilidad de las mujeres no tiene nacionalidad ni fronteras.

Las estrellas de Hollywood Anna Paquin (“El piano”), Reese Witherspoon (“Legalmente rubia”), América Ferrera (“Betty la fea”), Rosario Dawson (“Hombres de negro II”), Debra Messing (“Will & Grace”), Evan Rachel Wood (“Thirteen”); la cantante Lady Gaga; la gimnasta olímpica McKayla Maroney; la ex ministra de Transportes y Comunicaciones Verónica Zavala y la actual, Cayetana Aljovín; las actrices Wendy Vásquez, Teresa Ralli, Francesca Brivio; las periodistas Alejandra Costa, Maribel Toledo, Lorena Álvarez, Heidi Paiva, Patricia Salinas; la antropóloga Francesca Ucceli; la psicóloga Nani Pease; la artista plástica Natalia Iguíñez; las escritoras Micaela Chirif, Rocío Silva Santisteban; la historiadora Natalia Sobrevilla; la vicerrectora de la Universidad del Pacífico Cynthia Sanborn; la economista Roxana Barrantes; la lingüista María Blume; las madres de mis amigos, las hijas de conocidos y desconocidos, las vecinas del barrio, las compañeras de chamba, las seguidoras del Facebook y las del Twitter… todas uniformizaron las pantallas de sus computadoras con las mismas escalofriantes dos palabras.

Las mujeres no han dado detalle del tipo de agresión sufrida, pero todas sabemos que van desde violación, metidas de mano, insultos, ‘piropos’ asquerosos, acoso en el transporte público, miradas lascivas, persecuciones en el trabajo, amedrentamientos en las redes sociales… y la lista continúa. Y no, no todos los hombres son acosadores ni violadores en potencia, pero casi todas las mujeres hemos sufrido algún tipo de amenaza o ataque sexual. Por el momento, ha quedado clarísimo que el problema es gigante y está lejos de encontrar solución. Mientras tanto, nosotras tenemos que seguir gritando “Yo también”, hasta que esta milenaria pesadilla acabe.