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Más de 9.000 candidaturas para las Elecciones 2026: Alianzas no logran reducir fragmentación partidaria
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Una de las mayores expectativas alrededor de la conformación de alianzas electorales era la reducción de la alta cifra de partidos políticos para la contienda electoral del 2026. Con apenas cinco alianzas, el panorama solo se ha reducido de 43 a 37, con lo cual aún se proyecta un posible escenario con 9.731 candidaturas entre plancha presidencia, Congreso (senadores y diputados) y Parlamento Andino.
MIRA: Elecciones 2026: JNE observa inscripción de alianzas Vencedores y Frente de los Trabajadores y Emprendedores
Los números podrían aumentar si es que no se concretan todas las alianzas electorales que han solicitado su inscripción ante el Jurado Nacional de Elecciones. Son cinco alianzas -que aglomeran 11 partidos- y tres de estas han sufrido observaciones. Si dos de las alianzas no logran inscribirse, podríamos tener más de 10 mil candidaturas.
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Héctor Villalobos analiza a fondo los hechos políticos que definen la agenda, cada miércoles.
El alto número de candidaturas trae consigo varios desafíos en el proceso electoral, como el proceso de presentación de las hojas de vida. Especialistas en materia electoral como José Manuel Villalobos han recordado que en los comicios subnacionales 2022 el sistema digital del Jurado Nacional de Elecciones afrontó problemas cerca del plazo final de inscripción, que es el momento donde la mayoría de partidos ingresan las hojas de vidas de sus distintos tipos de candidatos.
Una segunda complicación podría suscitarse en el trámite de tachas y exclusiones contra los aspirantes. El mismo Villalobos ha advertido que en las últimas elecciones no se alcanzó a resolver todas las apelaciones, por lo cual se tuvo que permitir postulaciones que arrastraban objeciones.
El desafío también implica a la Oficina Nacional de Procesos Electorales, la que debe revisar y realizar los informes técnicos del financiamiento de las campañas, tanto presidenciales como legislativas.

—De última hora—
La cultura de esperar hasta el último momento es algo que se ha anticipado en la inscripción de las alianzas. Para el analista político Enzo Elguera, esto muestra una cultura política inmadura donde la mayoría solo está pensando en la repartición de las candidaturas presidenciales y los puestos claves en las listas parlamentarias.
“La alianza Unidad Nacional, de Roberto Chiabra y el PPC, sirve en tanto logren revivir la identidad partidaria y sus valores más fuertes. Tienes a Fuerza y Libertad, que integran el gobernador Zósimo Cárdenas que podría sumar en gran medida el electorado del centro del país junto al perfil de Fiorella Molinelli vinculado a la salud. Y la alianza de Guillermo Bermejo y Vicente Alanoca. El resto de alianzas tienen que resolver sus problemas internos, definitivamente son alianzas formadas de último momento”, explicó el Elguera.
De ahora en adelante, las alianzas tendrán una doble tarea: posicionar la marca y además hacerla competitiva y popular. “De todos modos, tendríamos un número de agrupaciones que bordearía los 40, y esto hará que parte del electorado no identifique una opción por falta de recordación y haga que vicie su voto o, pero aún, que vote por el logo que le cause mayor gracia o le parezca inofensivo”, alertó el CEO de Imasolu.
Cifras reveladas por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP) muestras que, entre 2001 y 2016, tuvimos un total de 13 alianzas electorales formales, de las cuales ninguna pasó a segunda vuelta. En el terreno legislativo, 11 de las 13 alianzas electorales lograron representación con un promedio de 10 curules. Tanto en la elección extraordinaria del 2020 como en la del 2021 no se registró ninguna alianza.
La inscripción de 43 partidos para postular en las elecciones del próximo año llevó a buscar en las alianzas electorales una ruta para la agregación electoral y moderar la fragmentación. Sin embargo, lo ocurrido con estos mecanismos entre el 2001 y el 2016 revela una realidad muy diferente: no son ni efectivas ni duraderas.
En ese lapso, 13 alianzas agruparon a 37 partidos. Resultado: ninguna logró pasar a segunda vuelta. Y en el caso del parlamento, a pesar de sumar a 37 de los 48 partidos en competencia, estas coaliciones solo consiguieron el 22% de los escaños y el 30% de los votos válidos. En corto: no lograron movilizar más electores ni fortalecer la representación.
E incluso, en el caso de aquellas que consiguieron llegar al Poder Legislativo, la distribución de escaños ha sido asimétrica: un partido monopoliza los cupos mientras el resto debe conformarse con mantener la inscripción. A su vez, tampoco logran trascender su naturaleza electoral y acaban siendo tan inestables como los demás partidos: se disuelven antes de empezar el periodo parlamentario o poco tiempo después.
En este escenario, que apenas un puñado de partidos haya optado por aliarse a otros muestra que en el cálculo político se impone la lógica del “todo o nada” ¿Para qué ir en alianza si entre perder la inscripción y pasar a la segunda vuelta, apenas hay unos puntos de diferencia? Y agrego un elemento adicional: entre tantos políticos desprestigiados, una alianza solo acaba sumando dos desprestigios.

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