El 12 marzo de 1980, “Risas y salsa” irrumpió en Panamericana TV como una apuesta de humor novedosa y certera de emisión semanal. Bajo la dirección y producción de Efraín Aguilar Pardavé, el nuevo espacio albergó en un mismo escenario a comediantes experimentados y a nuevos rostros, como el de Adolfo Chuiman. En ese entonces, el popular ‘Papá’ Chuiman se resistía a ser comediante.
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“Estudié teatro en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (TUSM), luego en el Instituto Nacional Superior de Arte Dramático (INSAC). Participé en obras clásicas de Pirandello, Bertolt Bretch, García Lorca... A diferencia de mucha gente que quiere dedicarse a la actuación solo para firmar autógrafos, yo quería ser actor para interpretar personajes. Trabajé catorce años haciendo teatro dramático, mi carrera estaba encaminada por ese ese lado, por eso miraba por encima del hombro la comedia que se hacía en los programas de TV”, recuerda el actor de 73 años.
Panamericana TV, que había sido expropiado durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, era devuelto a los hermanos Genaro, Héctor y Manuel Delgado Parker en un estado calamitoso. Con Alberto Terry en la gerencia de producción se inició una estrategia de contenidos para devolverle a Canal 5 el brillo de sus mejores tiempos. Sacar adelante un programa de humor formaba parte de las prioridades.
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Para tal efecto, Terry convocó a una reunión al productor Efraín Aguilar y al guionista argentino Aldo Vega. “Nos citamos en el Berisso (restaurante). Era enero, tres meses antes de que salga el programa al aire. Alberto, me dice: ‘Tenemos noticias de que los canales vuelven a los propietarios. Necesitamos producciones de divertimento. Necesitamos hacer un programa como ‘El Tornillo’ (un espacio de escenificación de chistes) y convocar a todos los actores de ese programa”, rememora el popular ‘Betito’.
Aguilar aceptó la propuesta, pero se negó a convocar a todas las figuras de “El Tornillo”. Complementó el elenco de actores con Chuiman y algunos alumnos del grupo de teatro Histrión, como Elmer Alfaro, Aurora Aranda, Analí Cabrera y Rodolfo Carrión. Varios meses después se incorporaron al programa los experimentados: Alicia Andrade, ‘Ronco’ Gámez, Guillermo Rossini, ‘Loco’ Ureta, ‘Chino’ Yufra y Efraín ‘Gargantita’ Castro.
“Me llamaban los directores de Panamericana para firmar, pero yo me negaba. Hasta que un día, Pepe Velásquez me citó en el canal. Me hizo ingresar, pero como me conocía muy bien y sabía que iba a tratar de escapar, me esperó por la puerta trasera. Luego me llevó al cuarto piso y me dijo: ‘Firma'. Salí firmando”, narra Chuiman.
El programa empezó a gestarse con un presupuesto mesurado. Las primeras nueve ediciones fueron en blanco y negro. Alberto Terry propuso que se llamara “Risas y sarsa”, pero una errónea interpretación de Aguilar viró la idea a “Risas y salsa”.
Desconfianza
Para Aguilar Pardavé no fue fácil sacar adelante un espacio en el que predominaban artistas experimentados, que le doblaban la edad. Para hacer prevalecer sus ideas tuvo que imponer rigor y medidas drásticas, como el día que separó de su elenco de actores a un popular comediante “por haber llegado tarde”.
“Siempre había la desconfianza de ponerse en manos inexpertas, la reticencia de que ‘nos va a dirigir este chibolo'. Fue muy difícil luchar contra eso, contra ciertos malidicentes. Ellos venían de trabajar de una forma relajada y para mí la puntualidad era importante. Pero el día que saqué a uno de los viejos por haber llegado tarde, la situación cambió”, refiere el productor de TV.
De la inspiración del libretista Aldo Vega surgieron aquellos recordados personajes de “Risas y salsa”, como ‘El Novio', ‘El Jefecito', ‘Manolo’, ‘Machucao', ‘Betito', ‘El pícaro’ y ‘La Charapita'. “Como teníamos un buen libretista decidimos hacer que los sketch cómicos sean los mismos semanalmente. Así nos ahorraríamos escenografía”, recuerda Efraín.
“Las parodias funcionaron muy bien. La de ‘El Padrino’ (inspirado en el narcotraficante Reynaldo Rodríguez López) tuvo bastante éxito, aunque me dijeron que pidió que lo suelte, que deje de imitarlo. Fue algo suave, no trascendió”, añade Chuiman.
Coco Marusix
El televidente conectó rápidamente con la nueva propuesta de humor del canal de la esquina de la televisión. Los altos niveles de sintonía le dieron a Aguilar el espaldarazo que necesitaba para consolidarse como productor y seguir sumando nuevos valores a su elenco de actores. En ese contexto llegó Coco Marusix.
“Soy muy tolerante con cualquier opción sexual, pero siempre he estado en contra de que un hombre se vista de mujer como recurso para hacer reír. Con Coco fue diferente. Decidí llevarlo a la televisión porque era un travesti talentoso, no un hombre disfrazado. Cuando lo invité al canal, él tenía mucho temor al rechazo, llegaba vestido de hombrecito, luego se cambiaba”, recuerda el productor.
Desencuentro
Cuando el programa estaba por cumplir tres años al aire, Alberto Terry y Aguilar mantuvieron una ácida discusión que desembocó en la salida de este último. “En 1983 me fui de Panamericana porque el gerente me quiso imponer cosas en ‘Risas y salsa’. No soy cucufato, pero sí un poco ortodoxo y conservador. Me negué a poner chicas en tanga. Le dije que ‘no’ y tiré la puerta tan fuerte que se rompió el vidrio. Eso me costó estar 11 años fuera de la TV. Entonces llamaron a Carlos Velásquez que había sido mi maestro, un gran director. Pero como tampoco era partícipe de la calatería, contrataron al argentino Guillermo Guille”, refiere Efraín.
Con el ingreso del productor argentino a “Risas y salsa”, las bailarinas y los imitadores cobraron mayor protagonismo. El programa subió algunos puntos de ráting.
A fines de 1996, América Televisión contrata a Guille y a medio elenco del programa de Panamericana TV para dar vida a “Risas de América”. Y la producción de “Risas y Salsa” vuelve a asumirla Aguilar Pardavé.
El fin
“Llega la época en la que los Schutz entran y me llaman para continuar haciendo ‘Risas y salsa’, que había bajado a dos puntos de ráting. El canal pasaba por un momento complicado y aunque logré que el programa suba a 16 puntos, ellos (‘Risas de América') siempre nos ganaban″, recuerda Aguilar.
El 29 de mayo de 1999, con 19 años en el aire, “Risas y Salsa” culminó su ciclo, siendo sustituido ese sábado por un partido del “Campeonato Descentralizado” de ese año.
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