El té, al igual que el café, posee cafeína. Gracias a esta sustancia, el poder de ambos se sitúa en activar el sistema nervioso central dejando al cerebro en un estado de alerta que resiste al cansancio. Sin embargo, son muchos los expertos en estética que señalan que el consumo recurrente de estas bebidas también agiliza el envejecimiento de la piel.
Asimismo, muchos recomiendan sustituir el café por el té, señalando que esta bebida causa menor daño en la piel. Sin embargo, y para ambos casos, "no hay ni un solo estudio que demuestre que la cafeína sea mala para la piel. De hecho, tiene gran cantidad de antioxidantes (...) Además, hay estudios que sugieren que la cafeína aumenta la esperanza de vida en relación a enfermedades coronarias y derrame cerebral", señaló Ricardo Ruiz, dermatólogo de la Clínica Dermatológica Internacional en Madrid a El País.
Por otro lado, una investigación del Instituto Dermopático de la Inmaculada en Roma, apunta a la hipótesis preliminar de que la cafeína puede jugar un papel muy positivo en la prevención del melanoma.
Otros de los beneficios que aporta el consumo regulado del té y café son la protección del sistema inmunológico y las propiedades diuréticas, digestivas y antitumorales que contienen sus antioxidantes.