En definitiva, uno de los derechos que tenemos como seres humanos es la libertad de expresión, ya que gracias a ella podemos manifestar nuestras ideas, creencias, opiniones, emociones y pensamientos, más allá de nuestro género, edad, religión y condición social. Sin embargo, creo que como sociedad hemos llegado a un punto en el que abusamos de ese derecho o capacidad para emitir juicio en torno a la existencia de los demás.
Por ejemplo, si nos situamos en el contexto actual, las redes sociales se han convertido en un tribunal en donde las personas acostumbran comentar y juzgar la apariencia, acciones, decisiones y estilo de vida de otros, y muchas veces desde el anonimato. Por otro lado, no es necesario recurrir a estas plataformas para expresar una crítica poco constructiva, puede darse directamente en nuestro círculo familiar y social o simplemente en diversos entornos y bajo cualquier circunstancia.
¿Por qué solemos juzgar a los demás?
Evidentemente, se ha convertido en un hábito poco saludable y considero que la falta de asertividad y empatía, en ocasiones es responsable de estos comportamientos. En efecto, expresar una opinión o sugerencia a otra persona, no es el problema, sino la manera en cómo se transmite el mensaje. Además, no tomamos en cuenta que nuestras palabras pueden tener un impacto poderoso en los demás, puesto que no conocemos el estado emocional y mental del otro individuo y no sabemos cómo puede llegar a afectarle nuestra crítica.
Por esta razón, es importante que realicemos una introspección y seamos conscientes de todo aquello que necesitamos sanar y trabajar arduamente para lograr un desarrollo personal, pues generalmente, solemos proyectar nuestro interior en el exterior, es decir, juzgamos a los demás porque hay algo en nosotros con lo que tal vez no nos sentimos del todo bien.
Dicho esto, me gustaría compartir algunos puntos que te pueden ayudar en tu proceso de autoanálisis y autoaceptación, ya que esto te permitirá reconocer qué es eso que te aqueja y no te permite sentirte bien contigo misma.
Demasiado autocrítico
Por lo general, podemos caer en un círculo vicioso de críticas hacia otros, ya que procuramos que nuestras propias inseguridades se vean minimizados ante los demás e incluso ante nosotros mismos. Básicamente, tratamos de convencernos de que las otras personas son las que tienen defectos, pero no nos damos cuenta que podemos ver reflejado en los demás esas características que tanto nos molestan de nosotros. Por lo tanto, tenemos la necesidad de criticar; sin embargo, no nos damos cuenta que finalmente, es más una autocrítica.
Sentimiento de inferioridad
Cuando nos autopercibimos como seres inferiores, nuestra necesidad de supervivencia aflora y requerimos de ciertos mecanismos de defensa para enfrentarnos al mundo. Entonces solemos adoptar una actitud de superioridad, que nos lleva a estar constantemente criticando a los demás, motivo por el que caemos en un espiral poco saludable que no nos deja reconocer y validar esto que estamos sintiendo, y en lugar de buscar nuestra mejora continua, enfocamos nuestra atención en opinar sobre otros.
Necesidad de aceptación
Específicamente, creo que este punto está muy ligado a la falta de asertividad, ya que, al ser seres biopsicosociales, tenemos una necesitan innata de pertenecer a un grupo o comunidad. No obstante, nuestra incapacidad para saber decir que no y tratar de satisfacer a los demás, muchas veces determina nuestros comportamientos y pensamientos, los cuales están influenciados por dicho entorno. Por ello, podemos cometer el error de emitir un juicio destructivo sobre otra persona, por el simple hecho de agradar a los demás. Claramente, esto evidencia una baja autoestima, autoconfianza, autoconocimiento y autoaceptación.
Nuevamente, te recuerdo que, tener una opinión respecto algo o alguien y expresarla, no está mal, sino es la forma y; sobre todo, porque muchas veces es un reflejo de nuestro interior, el cual suele tener más un trasfondo de autocrítica. Sé que a veces el trabajar en uno mismo puede ser tedioso, pero es tan necesario para que logremos sentirnos plenos y aceptarnos por quienes somos.
¡Es importante que lo que veamos reflejado en nuestro espejo interior sea de nuestro agrado, para así aprender a ver al mundo y a las personas desde una perspectiva más positiva!