La prevalencia de la retinopatía diabética entre los pacientes diabéticos es del 27% a nivel mundial, lo que provoca 400.000 casos de ceguera en el mundo, reveló un estudio publicado por la Diabetes Research Unit Cymru, de Swansea University en Reino Unido. Se trata de una seria complicación para quienes padecen diabetes.
Esta enfermedad microvascular afecta los vasos de la retina, siendo arterias, venas y capilares los principales blancos de su impacto, explicó la retinóloga Cristina Gabela. “Este riesgo aumenta a medida que avanza la enfermedad. Por lo tanto, es clave mantener un chequeo ocular de control, incluso antes de que aparezcan los signos de pérdida de visión”, añadió el doctor Gerardo Arana, especialista de Oftálmica Clínica de la Visión.
Síntomas de la retinopatía diabética
La retinopatía diabética suele ser una condición silenciosa, sin presentar síntomas notorios en sus etapas iniciales. Esto complica la detección temprana y la concientización por parte de los pacientes. La Dra. Gabela subraya la importancia de exámenes oftalmológicos regulares, especialmente para los recién diagnosticados con diabetes tipo 2.
A medida que avanza esta afección, pueden surgir algunas señales que incluyen:
- Manchas oscuras o flotantes en el campo de visión
- Visión borrosa
- Ver áreas en blanco u oscuras al cerrar la vista
- Visión nocturna deficiente
- Identificar colores que se ven atenuados o apagados
- Pérdida de la visión
“El primer indicio visual se manifiesta en el fondo del ojo, donde pequeñas alteraciones, conocidas como microneurismas, comienzan a formarse. Sin tratamiento, la enfermedad progresa y puede resultar en pérdida de visión rápida, especialmente en casos de edema macular diabético, una complicación que afecta alrededor del 3% de los pacientes diabéticos”, advierte Gabela.
El edema macular diabético, una de las complicaciones más frecuentes y debilitantes de la retinopatía diabética, puede manifestarse con síntomas como pérdida de definición visual, visión borrosa, dificultad para percibir colores y problemas de visión a diferentes distancias.
¿Qué tipos de retinopatía diabética existen?
- NPDR (retinopatía diabética no proliferativa): En sus primeras etapas, se registra una filtración de líquido en determinadas regiones de la retina en los diminutos vasos sanguíneos, generando una posible inflamación denominada edema macular. Este fenómeno es comúnmente responsable de la pérdida de nitidez visual que experimentan las personas con diabetes.
- PDR (retinopatía diabética proliferativa): En un estadio más avanzado, la reducción del flujo sanguíneo conduce a la falta de oxígeno en la retina, propiciando la formación de nuevos vasos sanguíneos irregulares conocidos como neovascularización. Esto puede desencadenar hemorragias dentro del ojo, generando cicatrices y el desprendimiento de la retina, lo cual resulta en la pérdida de la capacidad visual.
¿Cómo es el tratamiento de la retinopatía diabética?
En el tratamiento de la retinopatía diabética, la Dra. Gabela destaca la necesidad de un abordaje continuo. Tras realizar un diagnóstico temprano, se propone el control del azúcar y de otros factores de riesgo como la presión arterial alta. A la par, se inicia con un tratamiento de inyecciones intravítreas, que mejoran la estructura de los vasos para reducir la hinchazón de la retina.
Mientras que las primeras fases pueden requerir un mayor número de inyecciones, la idea es personalizar el tratamiento para minimizar la frecuencia y optimizar los resultados. La colaboración entre paciente y oftalmólogo es crucial, ya que el tratamiento puede extenderse a lo largo de toda la vida. Aunque los avances médicos han proporcionado esperanza y mejoras significativas en la visión, la Dra. Gabela insiste en la importancia de un seguimiento constante para garantizar el control y la estabilidad a lo largo del tiempo.
¿Cómo prevenir la retinopatía diabética?
La prevención juega un papel crucial en el manejo de la retinopatía diabética. La Dra. Gabela enfatiza la importancia del diagnóstico temprano y del control riguroso de factores de riesgo como la glucosa y la presión arterial. El seguimiento oftalmológico regular, combinado con ajustes en la dieta y el control del azúcar en la sangre, puede marcar la diferencia en la progresión de la enfermedad.
El Dr. Gerardo Arana recomienda además de realizar un examen ocular con un oftalmólogo, mantener una dieta equilibrada y saludable y realizar ejercicios regularmente.