Se acerca el verano y es momento de guardar la ropa de cama abrigadora y reemplazarla por una más ligera. Sigue estos consejos para mantenerla en buen estado.
Antes de guardar las piezas de cama debes:
- Lavarlas, ya que las manchas pueden fijarse por el tiempo transcurrido y será muy difícil quitarlas después.
- Retirarlas apenas se sequen. Evita el exceso de secado, pues eso las percude. Si deseas plancharlas, hazlo cuando estén ligeramente húmedas.
- Doblarlas cuidadosamente, porque conservarán esa posición durante varios meses. De lo contrario, los pliegues formados terminarán por marcar las fibras y tendrán un aspecto arrugado.
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Una vez en el clóset, sigue estos consejos:
- Las bolsas de cierre hermético o cerradas al vacío son buenas aliadas. Junto a la ropa de cama, puedes colocar clavos de olor envueltos en una gasa para dejarlas perfumadas y, sobre todo, libres de polillas.
- Si no tienes estas bolsas, mete las prendas en otras comunes, pero cerradas con cinta adhesiva para protegerlas de agentes externos que puedan dañarlas.
- Haz uso de las llamadas “bolas secas” que absorben la humedad y se venden en tiendas ferreteras.
- La parte alta del clóset es un buen lugar para almacenar la ropa de cama, sin que le quite espacio a las otras prendas.