Al igual que el guión de esta exitosa serie, el país desde hace algún tiempo parece interactuar con una dimensión alternativa cargada de peligro en la que fuerzas hostiles ya han “traspasado la pared” y han reemplazado a los que toman decisiones de política pública. Y, es que sólo así se podría explicar que se quieran aprobar normas que terminarán haciendo daño a los peruanos, y en mayor medida a los más vulnerables.
Por ejemplo, el gobierno de Dina Boluarte tiene toda la intención de financiar a la quebrada Petroperú. Una empresa con cero gobernanza que ha solicitado US$ 3.550 millones de dólares entre capital fresco, capitalización de un préstamo que no puede pagar, mayor línea de crédito y la garantía para uno nuevo.
Su junta directiva a la que han renunciado los dos directores nombrados por el MEF, y la que hoy funciona con un ex trabajador de Petroperú -que funge de independiente-, otro que representa a los trabajadores y otros dos directores nombrados por el Ministerios de Energía y Minas cuyo ministro -¡oh, que sorpresa!- también es de Petroperú, nos quiere convencer de que con esa transferencia tendremos a una súper empresa, rentable y eficiente. Esta solicitud implica que el país tendría que sacar inmediatamente de sus arcas fiscales US$ 1.900 millones entre aporte de capital y apoyo financiero.
Sorprende que a nuestras autoridades -o a quien esté tomando decisiones- les parezca que darle esa cantidad de dinero a Petroperú es mejor que utilizarlo para construir 827 establecimientos de salud de nivel 1 o edificar 1.040 colegios de educación básica (*), que es lo que se estaría dejando de hacer por atender a una empresa ineficiente que sostiene a una burocracia dorada. Dicen que van a evaluar “técnicamente” su decisión de financiarla. ¿En serio? ¿Realmente este gobierno se preocupa así por los peruanos? ¿Qué cosa tan extraña?
Otro evento raro. En la quincena de este mes se hace pública la cifra del PBI de noviembre. El INEI registra un magro crecimiento de 0,29%. El gobierno sale con prisa para señalar otra vez que ya estamos por el camino de la recuperación. Cuando uno mira las cifras, ve que este incremento se debe al desempeño del sector primario – sobre todo al pesquero- mientras que la manufactura no-primaria y la construcción que son el pulso de la demanda interna, están sólidamente teñidas de rojo y casi sin pulso. El sector comercio y servicios, por su lado, siguen muy débiles.
¿Cómo entender estos mensajes llenos de optimismo del gobierno? ¿Otra vez un exceso de entusiasmo? ¿El mismo que señalaba hace meses que no estábamos en recesión y que las cosas iban a mejorar en el tercer trimestre que pasó? ¿Creen realmente que están generando confianza?
Sorprende que el gobierno soslaye el hecho de que con el crecimiento negativo que su gestión ha traído el 2023 la tasa de pobreza alcanzará el 30% que vimos el 2020 durante los confinamientos extremos en pandemia. Hoy, sin encierros de por medio, es simplemente decepcionante que vayamos a alcanzar similar cifra. ¿Sabrá el gobierno además que creciendo a tasas bajas, entre 2,0-2,5% este 2024, la tasa pobreza seguirá aumentando todavía más? Si las cosas siguen como las vemos esa será su herencia.
Situaciones muy extrañas. Digno de Netflix.
(*) El costo de los EESS de nivel 1 es de S/. 8,8 millones. Este se obtiene como el promedio del costo actualizado de todos los proyectos en establecimientos de salud de nivel 1 con avance financiero de 80% o más. Por otro lado, el costo de un colegio de educación básica es de S./7,0 millones, el cual se obtiene como el promedio del costo actualizado de todos los proyectos de la función Educación básica con avance financiero de 80% o más.