Cuando Lima tenía campiña
Cuando Lima tenía campiña
Enrique Planas

La historia comienza navegando en Internet. Acostumbrado a curiosear en páginas webs de subastas, Ricardo Kusunoki, curador asociado de arte colonial del , encontró en Sotheby’s de New York la salida al mercado de un lote de óleos estadounidenses del siglo XIX. Entre las piezas del catálogo, un paisaje pintado en 1861, atribuido a Cyrenius Hall, llamó su atención. Su título era demasiado genérico: “Vista del Perú”.

Al profundizar la mirada, el experto reconoció los cerros que acompañan su viaje cada vez que conduce por la avenida Circunvalación, camino a La Atarjea. Allí estaba el río Rímac, irrigando la campiña limeña. El entusiasmo lo llevó al cerro San Cristóbal, que recorrió hasta encontrar el ángulo donde el pintor Hall contempló aquella escena hace 154 años. Por supuesto, ya no existen rastros de aquel verdor, pues el pavimento lo ha cubierto todo y el metro de Lima es protagonista de la imagen al detenerse en la estación de Caja de Agua. Sin embargo, en el paisaje el río aún habla y los cerros enmarcan imponentes el terreno exacto.

Vista desde la cara posterior del cerro San Cristóbal, la quebrada muestra el camino que unía la pampa de Amancaes con San Juan de Lurigancho. Más allá se encontraba la hacienda de Nievería, el lugar donde se acumulaba el hielo que traían en mula de la sierra y que entonces era un producto básico para la refrigeración de los alimentos. En efecto, en el paisaje pintado por el pintor estadounidense, puede verse la sierra de Canta cubierta de nieve.

“Es alucinante pensar que desde Lima podían verse los nevados”, comenta Kusunoki, quien recuerda un fragmento de “Peregrinaciones de una paria”, donde Flora Tristán cuenta cómo desde una torre en la ciudad podía ver a un lado el mar y al otro, la cordillera nevada. “Pensaba que se trataba de un artificio literario pero, por lo visto en este cuadro, a mediados del siglo XX podía verse la nieve.

En el cuadro de Cyrenius Hall pueden verse los expectantes gallinazos, los comerciantes bajando de la sierra con sus llamas para comerciar con la capital, fuera de cuadro. En efecto, se trata del único paisaje puro de la campiña limeña donde no está presente la ciudad. “Artistas viajeros como Rugendas habían realizado vistas de los alrededores de Lima, pero en sus grandes composiciones el eje del interés siempre estaba en relación con la ciudad. En ese sentido, estamos frente a una vista inédita”, señala el curador.

EL MUSEO EN LA SUBASTA
Tras su descubrimiento, Kusunoki convenció a las autoridades del Museo de Arte de Lima de participar en la subasta de Sotheby’s para adquirir aquel óleo de 95,30 cm de ancho por 125,70 cm de alto. Se trataba de una inversión especial, pues el MALI no poseía en su colección paisajes de tales dimensiones. Así, el 11 de abril del 2013, a través del teléfono, el museo pujó en la subasta para adquirir el lote número 57, con un precio base de 4 mil dólares. Finalmente, tras la espiral ascendente de ofertas, el cuadro fue vendido al MALI en 6.875 dólares, el precio máximo que se habría permitido la institución. Una transacción posible gracias al fondo de formación de colecciones del museo, formado por los aportes de importantes donantes locales.

PERÚ, PAÍS SIN PAISAJISTAS
Cyrenius Hall conoció Lima en tiempos de relativa estabilidad. Acababa el gobierno del Mariscal Castilla y, gracias a la exportación del guano, se vivía una prosperidad reflejada en la construcción de grandes obras y edificios públicos.

¿Cuán exacto podemos considerar el cuadro del pintor nacido en Minnesota en 1830? Para Kusunoki, hay que tener en cuenta que en esta representación, si bien registra un paisaje específico, hay que pensar en las convenciones propias de la pintura de la época. Por ejemplo, en aquella época no existía la costumbre de pintar directamente del natural, como lo harían los impresionistas a finales de siglo. Usualmente los académicos tomaban apuntes del natural y luego completaban la pintura en el taller

“Es muy poco probable que Hall haya llevado su caballete al cerro San Cristóbal para ponerse a pintar. Lo que debió haber hecho fue trazar un dibujo de la zona, anotar los colores que debía llevar cada fragmento del cuadro y luego realizarlo en la comodidad del taller”, señala Kusunoki.

Para el curador, el recientemente adquirido cuadro de Hall es el primer paisaje de importante dimensión con que cuenta el museo. Una demostración de que en el Perú no hubo una tradición paisajística. En efecto, como explica el experto, el género del paisaje recién se popularizará después de la guerra con Chile, con artistas como Teófilo Castillo, caracterizados por un profundo interés por reflejar el entorno en formatos peque- ños, en pinturas muy intimistas. “En general, las vistas de Lima circulaban fuera del país, pues aquí no hubo mucho interés por representar el paisaje local. No existía una tradición real del paisaje”, añade.

EL PINTOR: ¿Quién es Cyrenius Hall?
Nacido en Blue Earth, Minnesota, el 20 de marzo de 1830, Hall se establece en la ciudad de San Francisco a mediados del siglo XIX. Entre 1861 y 1866 radicó en América del Sur, instalándose en Lima y Santiago de Chile. La amenaza de guerra entre España contra Chile y el Perú lo obligó a regresar a EE.UU. Poco después se embarcó a Inglaterra, Francia y Alemania. De regreso se instaló en Chicago, donde murió en 1896.

SU OBRA MAYOR
Hall expuso en la prestigiosa Academia Nacional de Diseño, en 1873. Sus pinturas están incluidas en la Chicago Historical Society y la Sociedad Histórica de Kansas. Su obra más conocida es el retrato del jefe indio Joseph (en la foto), que se exhibe en la Portrait National Gallery de Washington. El líder indí- gena fue inmortalizado en una estampilla estadounidense, en 1968.

El NUEVO MALI
El 9 de setiembre, el MALI, con el apoyo del Mincetur, abrirá las puertas de sus salas permanentes para presentar su colección de arte peruano desde el período precolombino hasta el siglo XX. Además de la nueva infraestructura, el museo presentará colecciones recientemente adquiridas que convierten al MALI en uno de los principales museos de la región. El diario El Comercio es socio del MALI en este importante relanzamiento.

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