"El mudo", un inocente en el mundo de los vivos
"El mudo", un inocente en el mundo de los vivos
Redacción EC

RODRIGO BEDOYA FORNO ()

En un ambiente de optimismo, de marca Perú y de general buen humor sobre el estado del país, Daniel y Diego Vega señalan justamente lo que no funciona, aquello que se pudre y que se corrompe. “El mudo” es un claro ejemplo de ello. Y también es la confirmación de que estamos ante dos cineastas seguros, que se siguen consolidando y que demuestran, en su segunda película, un gran dominio de todos sus recursos.

Para los hermanos, la administración pública es algo que convive con ellos. “Nuestra abuela fue fiscal adjunta de la Nación. Ella sigue viva, tiene más de 100 años”, explica Diego, por Skype, desde España. “Tenemos muchas personas cercanas que han trabajado en la administración de justicia, pero sobre todo en el sector público, y teníamos la idea de hacer algo con eso”, añade.

Daniel, mirando a través de la computadora a su hermano, refuerza la idea: “Al principio el personaje era un funcionario que no se explicaba bien en qué trabajaba. Luego, pensando en una entidad como el programa Juntos, decidimos que ese tipo de corrupción no nos interesaba tratar”.

Poco al poco, el personaje fue yendo hacia un juez. Un juez que busca justicia: Constantino Zegarra, el personaje del filme, no solo ha sido degradado en el juzgado, enviado de Lima a Mala, sino que además recibe un balazo que lo deja mudo. Él está convencido de que se trata de un complot en su contra, y buscará probarlo de todas las maneras posibles.

“Trasladamos al personaje a la administración de justicia porque conocimos a un referente de la vida real, y porque el personaje quería conocer la verdad, su verdad”, comenta Diego. “Desde la primera versión el personaje quería saber quién le había disparado, por lo que tenía sentido que fuera juez”.

EL PERDEDOR
Daniel confiesa que siempre vio a Constantino como un ‘loser’. “Él nunca terminaba como ganador en ninguna de las versiones del guion”, explica. “Él puede tener buenas intenciones, pero ante los ojos de los demás es un perdedor”.

Porque Zegarra busca hacer bien su trabajo: mete a la cárcel a la gente que cree lo merece, y no acepta coimas.

Él es correcto en un mundo de pendejos. Y ese es el problema. “El tema de Constantino es que no ha logrado entender el mundo de los pendejos. Si bien el meter gente a la cárcel se la ha ido un poco de las manos, lo que él trata de hacer no está mal. Por eso la cinta se plantea qué es mejor: ¿un tipo con buenas intenciones al que no le sale nada, o un pendejo más?”, explica Diego.

“Al personaje se lo come y lo corrompe el sistema. Él termina haciendo algo con lo que no está de acuerdo, y casi desearía ser expectorado del sistema. Pero ahí sigue”, dice Daniel.

A Zegarra le da vida Fernando Bacilio, un actor trujillano que –reconocen los hermanos– fue encontrado por un golpe de suerte. “El director de cásting me mostró una imagen de él en un comercial, y el rostro me pareció el indicado”, señala Daniel. Tras una prueba y con tres actores más en el bolo, los cineastas se decidieron por él.

Los primeros ensayos fueron complicados. “Estábamos asustados, pero poco a poco fue mejorando. Y en el rodaje, como por arte de magia, todo fluyó”, comenta Diego. 

EL PERÚ DUELE
La administración de justicia, la corrupción, la violencia: con su humor negro, es imposible no ver a “El mudo” como una película sobre nuestro país. “Sucede en Lima, dentro del Poder Judicial, del Palacio de Justicia, que es una institución desprestigiada. No sé si la cinta sea sobre el Perú, pero tiene de eso”, dice Diego.

“Hay gente que va a percibir la cinta como una metáfora de Lima,de nuestra sociedad”, comenta Daniel. “La película parte del tema de la justicia, y la muestra como un legado, como algo que el padre le enseña al hijo.

Hay una idea abstracta sobre el tema, y se puede entender como una metáfora de la sociedad”, complementa.

Lo apasionante del filme es que permite diversas interpretaciones y discusiones. “El mudo” es una cinta que no se agota en una sola visión, y sus ecos se quedan en uno mucho después de haberla visto. Como ocurre con las buenas películas.

EXPRESAR EN SILENCIO


Fernando Bacilio. (Foto: Víctor Gonzales Vera/ El Comercio)

Los números hablan por sí solos: con cuatro premios en festivales internacionales, Fernando Bacilio es uno de los actores más premiados de la historia del cine peruano. “El mudo”, de los hermanos Vega, le ha dado tal reconocimiento. Y él lo sabe agradecer, sobre todo porque interpretar un personaje que, como dice el título, no puede expresarse verbalmente durante buena parte del filme fue un enorme desafío.

“El reto fue expresar las situaciones sin lenguaje verbal, porque el personaje sufre varios cambios”, señala el actor trujillano, que ha hecho una carrera en el teatro de su ciudad. “La herramienta de la comunicación verbal fue eliminada, y había que manejar el subtexto sin el habla. Cuando los Vega me hablaron del personaje, lo vi complicado: en el teatro uno puede exagerar cuando se hace trabajo de mimo, por ejemplo, pero hacerlo de manera más natural es más complicado”, puntualiza.

Películas como “Pickpocket”, de Robert Bresson, o la uruguaya “Gigante”, fueron la entrada recomendada por los cineastas para que Bacilio llegara al tono de actuación deseado. Después, comenzó la investigación en Lima.

“Visité el Palacio de Justicia, observé la conducta de ciertos personajes, tratando de encontrar la conducta que debería tener Constantino”, recuerda el actor.

Observaba, me metía a las oficinas como si fuera algún implicado en un caso, para escuchar–prosigue–. Y el otro elemento era la intuición: nunca voy a negar todo lo que aprendí en el teatro, y si hay algo que funciona siempre es la parte intuitiva”.

El trabajo con Daniel y Diego Vega fue esencial también para encontrar el tono del personaje. “Ellos cambiaban algunas cosas durante el rodaje, pero me dejaba llevar por ellos. Estaban preocupados porque querían que el actor se manejara en ese registro. Yo estoy hecho de acuerdo a lo que ellos quisieron hacer, y detrás de una buena actuación hay siempre un buen director”, señala Bacilio.

La cinta se estrenó en el Festival de Locarno el año pasado. Allí, el actor se llevó el premio a mejor interpretación masculina. El poco apoyo de las autoridades hizo que tuviera que recurrir a la Universidad César Vallejo, donde enseña, para ver si lo podían apoyar para ir al festival. Lo cual hicieron. Su madre también le dio una suma. Después de ese premio vinieron los festivales de Minsk, Cartagena y Buenos Aires. Cuatro galardones para un trujillano que ha llegado lejos. Y se vienen todavía más. Estamos seguros.

EL DATO

"El mudo" será la película inaugural del festival de Lima Independiente. Se exhibirá el 29 de mayo.

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