El 20 de noviembre de 1820, el ballenero estadounidense The Essex fue hundido por una enorme bestia marina. La tripulación sobrevivió, pero tuvo que enfrentarse al casi desconocido Océano Pacífico durante los tres meses siguientes. Lo más duro de todo es que a las inclemencias del tiempo, la falta de víveres y la desesperación se unió el miedo de los marineros a llegar a tierras desconocidas y ser devorados por caníbales. Tanto horror solo convirtió a los sobrevivientes en seres tan peligrosos como los monstruos a los que tanto temían.
Un año después de los acontecimientos, Owen Chase, primer oficial de la nave y uno de los sobrevivientes publicó "The Loss of the Ship Essex, Sunk by a Whale", un relato que cautivó de inmediato a los lectores de Estados Unidos durante gran parte del siglo XIX. Entusiasmados por su éxito, otros marineros que lograron regresar con vida a sus hogares se animaron a contar sus versiones de la historia. Mientras la tragedia se convertía en leyenda, el futuro escritor Herman Melville (1819-1891) también se embarcó en un ballenero y vivió una serie de aventuras que más adelante alimentarían sus primeras novelas: "Typee" (1846), "Omoo" (1847) y "White Jacket" (1850), entre otras. Pero no fue hasta un viaje de regreso de Europa que decidió mudarse a la granja Arrowhead, en Pittsfield, Massachusetts, para escribir lo que él consideraba "el más ambicioso libro jamás concebido por un escritor americano", como señala Andrew Delbanco en su estudio biográfico. Melville había decidido contar una historia sobre una tragedia de dimensiones bíblicas causada por una ballena blanca.
"En el corazón del mar". En la cinta, Chris Hermsworth encarna a Owen Chase, protagonista de la tragedia que dio origen a "Moby Dick". (Foto: Difusión)
LA BALLENA BLANCA
Melville es considerado uno de los escritores más importantes de habla inglesa. Y en torno a "Moby Dick" se han realizado estudios de todo tipo. Hay quienes no solo ven en este asombroso relato de la vida de los balleneros del siglo XIX una novela de gran estilo y profundas emociones, sino también un lenguaje apocalíptico. Lo comparan con Homero y Shakespeare, incluso con la Biblia. Pero curiosamente, cuando la novela se publicó en 1851 recibió la peor acogida. Su autor estaba devastado. Y aún hoy sus biógrafos no se ponen de acuerdo para analizar las razones de semejante fracaso. La mayoría piensa que las descripciones de la vida en el mar y el minucioso recuento de las labores de los marineros, elementos de la novela tan celebrados hoy, fueron las principales causas para que los lectores se alejen del libro. Y consideran que la falta de acción, relegada a la última parte del libro, afectó el primer impacto en su lectura. Así comenzó el descenso para Melville.
Al fracaso de "Moby Dick" siguieron otros. Y, claro, el suicidio de su hijo no hizo sino sumirlo en la peor depresión. Los problemas económicos lo llevaron a trabajar como inspector de aduanas en Nueva York. Al morir nadie se acordaba de él. Estados Unidos crecía a pasos agigantados y nadie recordaba ya a aquel narrador cuya vida personal había sido tan azarosa como la mejor de sus novelas. Recién en el siglo XX algunos lectores volvieron a encender la antorcha del gran Melville. Y hoy su nombre está inscrito en el panteón de los grandes.
EL ESSEX
¿Pero qué había detrás de "Moby Dick"? ¿Qué inspiró a Melville a componer semejante monumento literario? Ya hemos dicho que el escritor se había embarcado en una serie de viajes que lo habían marcado profundamente. Eso, sumado a los relatos sobre el hundimiento de The Essex que aparecían como evangelios apócrifos entre los marineros, avivó su imaginación y creatividad.
El más importante de todos fue el relato de Owen Chase, probablemente escrito por alguien más. Sabemos por Nathaniel y Thomas Philbrick (*) que Melville lo había leído en su juventud, pero que no tuvo un ejemplar hasta 1851. También aceptadas, aunque con reparos, están las versiones del grumete Thomas Nickerson, el más joven de la tripulación de The Essex; del arponero Thomas Chappel y del capitán George Pollard. En todas se habla de la ballena asesina y del pánico que sintieron los sobrevivientes al enfrentarse a tribus caníbales. Esto último fue decisivo para que evitaran la ruta hacia Tahití y optaran por una más larga. Perdidos en el Pacífico, los marineros se tuvieron que devorar unos a otros para subsistir. Ellos mismos terminaron convirtiéndose en caníbales. Y este es el punto determinante para completar el cuadro de horror desatado por la bestia.
(*) "El desastre del Essex, hundido por una ballena", editado por Nathaniel y Thomas Philbrick, con los relatos de Owen Chase, Thomas Nickerson y otros (además de los textos apócrifos). Apareció en el 2003 bajo el sello Alba Clásica.