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¿Una intervención militar en Venezuela?: por qué Trump no ha ordenado derrocar a Maduro pese al enorme despliegue en el Caribe
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Donald Trump lanzó este año la campaña de presión internacional más fuerte vista hasta ahora contra el régimen de Nicolás Maduro. El presidente de Estados Unidos puso en marcha una operación bélica sin precedentes en el Caribe y esta semana ordenó el bloqueo de todos los petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela. Pero, aunque lleva meses prometiendo que atacará “pronto” el país llanero, Washington no ha actuado en esa dirección.
La tensión ha ido en ascenso desde finales de agosto, cuando Trump ordenó un despliegue militar en las aguas del Caribe y el Pacífico, bajo el argumento de combatir el narcotráfico, que según él financia Caracas. Venezuela, cuyo gobierno es tildado de ‘narcoterrorista por Estados Unidos’, rechaza estas acciones y considera que el verdadero objetivo es propiciar un cambio de régimen en el país.
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La amenaza del mandatario republicano pasó de las palabras a la acción y se ha convertido en una gran demostración de fuerza en la región. Para esa campaña bélica, Trump ordenó el despliegue de una gran flota encabezada por el mayor portaaviones del mundo, el USS Gerald Ford, así como cazas en Puerto Rico, más de una docena de buques de guerra y aproximadamente 15.000 soldados estadounidenses.
La ofensiva estadounidense en el Caribe ha destruido 26 lanchas que supuestamente transportaban drogas y ha matado al menos a 99 personas, incluyendo un ataque el último miércoles contra una presunta ‘narcolancha’ en el Pacífico que dejó cuatro muertos.
Además, Trump anunció a fines de noviembre que el espacio aéreo de Venezuela permanecería cerrado “en su totalidad”, lo que hizo aumentar las especulaciones de que una intervención a Venezuela podría estar cerca.
La presión aumentó aún más la semana pasada con la incautación de un petrolero ante las costas venezolanas y el martes 16 anunció el “bloqueo” de todos los petroleros sancionados que entren o salgan de Venezuela. La medida, una escalada importante del despliegue militar, provocó que el régimen anunciara que la Armada venezolana escoltará a los buques cisterna.

El internacionalista Ramiro Escobar, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), explica que lo que hay cerca de Venezuela es un bloqueo militar, porque hay portaaviones, barcos militares y destructores, que primero estaban cerca a las costas venezolanas y ahora están interceptando barcos que transportan petróleo.
La pregunta es entonces, ¿por qué si la presión militar está al máximo Trump no ha ordenado derrocar a Maduro? “Yo creo que él se ha metido en un laberinto del cual difícilmente pueda salir. Si él ataca militarmente, incursiona de manera terrestre en Venezuela o empieza a bombardear desde el mar las costas venezolanas, lo que va a provocar en primer lugar es una respuesta de las fuerzas armadas venezolanas”, dice Escobar a El Comercio.
No sería una operación sencilla
Si bien las fuerzas armadas venezolanas no se comparan con las estadounidenses en el ranking del poderío bélico del mundo, sí tienen cierta capacidad de resistencia, señala Escobar.
“Y hay que considerar el agravante de que en Venezuela es un país grande, con un ecosistema complejo, donde además hay milicias bolivarianas y grupos armados que podrían responder a una agresión de ese tipo. Una intervención terrestre, militar, como la que mucha gente se está imaginando, podría no ser fácil para Estados Unidos. Podría durar semanas y provocar muertos, heridos y una crisis humanitaria. O sea, podría generarse una situación como la que se dio en Vietnam o en Afganistán y eso pesa mucho en la cabeza de los estadounidenses”, considera el experto.
Pese a ello, Trump mantiene viva la incertidumbre de sus próximos pasos en el Caribe y Venezuela y sigue usando el discurso de que muy pronto algo va a pasar.

“Mientras el presidente parece estar todavía considerando una decisión, ha invocado repetidamente la amenaza de incursiones en tierra, e incluso ha mencionado el tema sin que nadie se lo pidiera y en eventos no relacionados”, señala la cadena CNN.
En uno de sus últimos mensajes públicos sobre el tema, Trump afirmó el martes que “Venezuela está completamente rodeada por la mayor Armada jamás reunida en la historia de Sudamérica” y acusó al régimen de usar el petróleo para financiar el narcotráfico y otros delitos, al tiempo que prometió intensificar el despliegue militar hasta que el país entregue a Estados Unidos petróleo, tierras y otros activos.
“El shock para ellos será como nada que hayan visto antes. Hasta el momento en que devuelvan a los Estados Unidos de América todo el petróleo, tierra y otros activos que nos robaron anteriormente”, añadió en un mensaje en su red social.
El rol del Congreso y la comunidad internacional
Un segundo problema para Trump es que al interior de Estados Unidos mucha gente no está de acuerdo con esa intervención y no hay unanimidad al respecto en el Congreso.
De hecho, el gobierno de Trump no ha pedido autorización del Congreso para sus acciones en el Caribe y ha defendido que puede atacar barcos que transportan drogas al considerarlos amenazas terroristas contra Estados Unidos.
“A nivel de opinión pública, la ciudadanía no quiere ese tipo de problemas. Pero a nivel de la clase política, ya ha habido en el Congreso dos intentos de bloquear la posibilidad de un ataque mayor que no han sido aceptados, pero de todas maneras revelan que hay resistencia en la clase política y tanto en demócratas como en republicanos”, dice Escobar.
Los republicanos de la Cámara de Representantes rechazaron el miércoles 17 un par de resoluciones respaldadas por los demócratas que habrían puesto un límite al poder de Trump para usar la fuerza militar contra cárteles narcotraficantes y contra Venezuela obligando al gobierno federal a pedir autorización del Congreso antes de continuar los ataques.
La agencia AP señala que los demócratas forzaron las votaciones utilizando resoluciones de poderes de guerra, después de que Trump intensificara sus amenazas contra la nación sudamericana y el Congreso cuestionara cómo el ejército de Estados Unidos está llevando a cabo la campaña en el Caribe, sobre todo después de que se reveló que una operación del 2 de setiembre mató a dos personas que habían sobrevivido a un ataque previo.
Aunque los líderes republicanos han expresado cada vez más su apoyo a la campaña de Trump, el tema aún es motivo de debate.
Escobar añade que en los países suele haber un sistema burocrático que señala que para tomar una decisión con respecto a la política exterior no puede tener opinión solo el presidente.
“Hay varias instancias. En el caso de Estados Unidos está la CIA, el Pentágono, el Congreso, la Casa Blanca. Entonces ahora hay desacuerdo entre ellos porque creo que los sectores de inteligencia son bastante más conscientes de lo que podría pasar si intervienen Venezuela. En el núcleo de poder norteamericano no hay acuerdo total porque los sectores de inteligencia saben lo que podría pasar, saben cuáles son los riesgos, mientras que Trump es Trump. Hace lo que se le ocurre”, apunta el experto.
Otro elemento que tiene potencial de frenar a Trump es que la mayor parte de la comunidad internacional, incluida la ONU y varios países europeos, reaccionarían contra un ataque de este calibre contra Venezuela.
“Entonces, por más que Estados Unidos sea un país dominante, el costo político y el desprestigio serían muy altos. Y de hecho Trump se tendría que olvidar del Nobel de la Paz. Una intervención militar en Venezuela tendría un costo muy grande en términos militares y políticos. Y en términos de provocar también una crisis en el interior de Estados Unidos porque no habría acuerdo unánime al respecto. Creo que esa es la razón por la que Trump no avanza en esa dirección”, dice Escobar.
Para el internacionalista, lo más probable es que Estados Unidos lance un ataque con dron en algunos puntos del territorio venezolano.
“Yo creo que Trump a lo que está apostando es a un derrocamiento por dentro. No hay que olvidar que hay una recompensa de 50 millones de dólares por Maduro. Está apostando a que algún militar rompa palitos adentro, se gane por lo bajo esa recompensa y provoque una especie de golpe a la interna, con la flota estadounidense mirando el territorio venezolano en resguardo, pero sin atacar”, concluye.










