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EE.UU. quiere un Ejército “más poderoso, viril y menos ‘woke’”: los anuncios del jefe del Pentágono marcan un punto de quiebre
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su secretario de Defensa, Pete Hegseth, reunieron a centenares de militares el último día de setiembre para anunciar cambios con el objetivo de erradicar lo que llaman la “cultura woke” dentro de las Fuerzas Armadas: desde cambios en los requisitos físicos de los soldados y altos mandos hasta la eliminación de las políticas de diversidad, equidad e inclusión.
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El evento tuvo lugar en la Base del Cuerpo de Marines de Quantico (Virginia) y la convocatoria se produjo pocos días antes, siendo considerada súbita e inusual debido a su escala: involucraba a cientos de oficiales de alto rango provenientes de diversos destacamentos del país y el mundo. Trump admitió que la convocatoria en ese plazo tan corto implicaba un esfuerzo logístico y “un pequeño gasto”, pero consideró que los anuncios eran lo suficientemente importantes como para justificar el llamado.
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Contra el “liderazgo tóxico” y “woke”
Trump y Hegseth anunciaron reformas sustanciales en la milicia y fueron directos al afirmar que quienes no estuvieran de acuerdo con las nuevas directrices “deberían hacer lo correcto y renunciar”.
El secretario de Defensa de Trump se dirigió por más de una hora a los altos mandos militares y criticó con dureza la gestión de la milicia estadounidense, calificándola de “tóxica” y acusándola de desvirtuar sus valores tradicionales.
“La era del liderazgo políticamente correcto, excesivamente sensible y que no quiere herir los sentimientos de nadie, se termina ahora mismo en todos los niveles”, anunció Hegseth.
“Líderes políticos necios e imprudentes se equivocaron y perdimos el rumbo. Nos convertimos en el ‘Departamento Woke”, afirmó sobre las políticas de inclusión.
Sobre este último punto, el actual secretario de Defensa estadounidense ha sido particularmente agresivo. Desde su llegada al cargo de la mano de Trump, Hegseth prometió eliminar los criterios de diversidad en las designaciones militares y parte de sus objetivos de reducir de la cúpula militar estadounidense están relacionados a dicha postura.
Durante el mes de mayo, Hegseth ordenó una reducción del 20% de oficiales de cuatro estrellas, uno de los rangos militares más altos en Estados Unidos, y una reducción del 10% entre los generales. Un sector importante de los oficiales despedidos eran personas de color y mujeres, siendo quizá el más importante Charles Brown Jr., por entonces jefe del Estado Mayor.
“Durante mucho tiempo se ha ascendido a demasiados líderes por razones equivocadas: por su raza, por cuotas de género y por supuestos logros históricos”, se quejó al respecto el secretario de Defensa.
Soldados en forma y más masculinos
Uno de los puntos más llamativos del discurso de Hegseth fue su referencia a los nuevos estándares físicos para las fuerzas estadounidenses, que en sus palabras tendrán diez nuevas directivas relacionadas a mantener el “estándar masculino más alto”. El jefe del Departamento de Defensa estadounidense afirmó que era “inaceptable ver generales obesos en los pasillos del Pentágono” y que en su gestión desaparecerán las barbas y el cabello largo entre los soldados.
“Si no cumples con los estándares físicos de nivel masculino para puestos de combate, no puedes pasar una prueba de aptitud física o no quieres afeitarte y lucir profesional, es hora de buscar una nueva profesión”, indicó el expresentador de Fox News.

Pete Hegseth fue más allá, pues también apuntó a la presencia de tropas femeninas, indicando que se les exigirá el mismo nivel de capacidad en el frente que a los hombres sin ningún condicionante.
“No quiero que mi hijo sirva junto a tropas que no están en forma, ni en una unidad de combate con mujeres que no cumplen con los mismos estándares físicos en el uso de armas que los hombres, ni con tropas que no dominan plenamente las plataformas o la tarea que les han asignado, tampoco bajo un líder que fue el primero, pero no el mejor”, mencionó.
“Más poderosos” y con “menos reglas estúpidas”
El encuentro entre Donald Trump, Hegseth y los mandos militares no solo estuvo marcado por el componente “antiwoke” al que aludieron directamente, sino también tuvo un pronunciado tono beligerante tanto para la intervención exterior como a nivel interno.
Trump afirmó que su país “sufre una invasión interna” en clara alusión a la inmigración y pidió a los efectivos militares contribuir a la defensa de los límites de su país.
“No es diferente de un enemigo extranjero, pero es más difícil en muchos sentidos porque no llevan uniformes. Por lo menos cuando llevan uniforme, se les puede eliminar y estas personas no lo tienen. Estamos siendo invadidos desde dentro”, se pronunció el mandatario.
El gobernante estadounidense llegó incluso a referirse a que algunas ciudades de su país pueden ser un campo de pruebas para las operaciones de sus tropas. Esto último se produce en particular consonancia con el pasado despliegue de fuerzas de la Guardia Nacional en ciudades como Los Ángeles, Washington D. C., Oregon y Portland, además de su intención de enviar a dichos efectivos a otras urbes como Chicago o Nueva York.
“Deberíamos usar algunas de estas ciudades peligrosas como campos de entrenamiento para nuestras Fuerzas Armadas, porque vamos a ir a Chicago muy pronto, una ciudad enorme con un gobernador incompetente, un gobernador estúpido”, comentó al respecto Trump.
Por su parte, Hegseth señaló que la nueva postura de intervención militar prescindirá de reglas “estúpidas” y “absurdas” que limitan la capacidad de operación de sus efectivos, a la vez que dijo que “desatarán las manos de sus combatientes” para “intimidar, desmoralizar, cazar y matar a los enemigos” de su país.
“Basta de reglas de combate políticamente correctas y autoritarias”, sostuvo el secretario de Defensa.
Cambio nominal y de paradigma
Las declaraciones recientes de Donald Trump y Pete Hegseth podrían marcar un punto de inflexión crucial en el futuro de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, pues implicaría dejar atrás la doctrina que estas han mantenido en lo que va de este siglo.
En opinión de Octavio Pescador, profesor de la UCLA y comentarista de CNN, el discurso de este martes ante los altos mandos militares estadounidenses marca una ruptura con los parámetros que había heredado el alto mando estadounidense desde la primera Guerra del Golfo en 1991.
“Es un parteaguas en términos de la evolución del proceder y los cánones militares de operación, reclutamiento y ejecución que se habían dado desde principios de este siglo a la fecha. Incluso el secretario (Hegseth) toma como punto de referencia precisamente la primera Guerra del Golfo y la capacidad de Estados Unidos para ganarla, a pesar de que ningún conflicto militar desde la Segunda Guerra Mundial había sido exitoso para ellos”, comenta Pescador.
El especialista sostiene que, desde ese punto, la inclusión y oportunidad para aquellos que no podían cumplir con los estándares tradicionales de operaciones en el frente de batalla fueron vistos como parte de un modelo exitoso. No obstante, desde la perspectiva del secretario de Defensa estadounidense y sus allegados, dicha visión se ha convertido en un factor que atenta contra sus propios combatientes.
“La percepción que tienen Hegseth, Trump y el grupo en el poder en este momento es que la vieja guardia militar con esa lógica castrense hipermasculina ha sido asediada por esa transformación hacia lo que llaman ‘woke’”, comenta.
“Se trata de un término que inició como algo relacionado al prestigio en un sentido coloquial: una forma de ver el mundo con más apertura y equidad. Dicha palabra ha adquirido ahora un sentido peyorativo en el contexto de la guerra cultural que se está librando en Estados Unidos y ha llegado a la entraña de lo que es la esencia del poder estadounidense”, agrega el analista político.
Una vuelta a formas del pasado
En tal sentido, Octavio Pescador sostiene que Donald Trump y sus allegados buscan volver a las formas militares del pasado, no solo desde la selección de los perfiles que ocupan los cargos de confianza, sino también desde lo nominal.
Pese a que el Congreso de Estados Unidos todavía no oficializa el cambio de nombre del Departamento de Defensa a Departamento de Guerra, tal como lo llama hoy la Administración Trump, esa designación sería por sí misma una declaración de intenciones.
“En este momento, ellos están diciendo “se acabó todo eso y volveremos a lo básico”: a ser verdaderamente soldados, verdaderamente guerreros y por eso ya no somos el Departamento de Defensa, somos el Departamento de Guerra y estando preparados para la guerra vamos a garantizar la paz”, señala Pescador.
Esta redefinición ideológica de la milicia estadounidense iría de la mano con un cada vez más mayor afán intervencionista de Trump en la seguridad interna del país.
Al ser consultado sobre la posibilidad de que Trump aplique los nuevos lineamientos de Pete Hegseth en futuros despliegues de la Guardia Nacional u otras unidades, Octavio Pescador indica que esto ya es algo que se está dando en la realidad y que el presidente estadounidense aprendió de su primera gestión que para ejecutar su agenda solo necesitaba ser más pragmático.
“Trump ha entendido que para sus fines es mejor acatar posteriormente una orden judicial que esperar a que la opinión pública o los consejeros jurídicos recomienden que se haga algo. Si a él le parece que esto (intervenir) es una forma de poner orden y hacer cumplir su palabra o voluntad, lo va a hacer".











