¿Cómo haríamos con el Congreso?, por Franco Giuffra
¿Cómo haríamos con el Congreso?, por Franco Giuffra
Franco Giuffra

Si sabe leer, lea. Me refiero a la Ley 30364, aprobada por el Congreso y promulgada por el presidente Ollanta Humala el 23 de noviembre pasado. El título lo dice todo: “”. 

El grupo tutelado incluye a las mujeres “por su condición de tales” [sic] y a los integrantes del grupo familiar. Los miembros del grupo familiar abarcan a los cónyuges, convivientes, ascendientes y descendientes, parientes colaterales y a quienes vivan en la misma casa sin ser familiares. Léase, todos los peruanos.

La violencia que se espera prevenir, sancionar y erradicar es física, psicológica, sexual y económica o patrimonial, la cual incluye la pérdida de su DNI o el atropello de su gato. En la casa, en la calle, en todos lados.

Si usted suma todas las partes, ámbitos y alcances, se trata en realidad de una ley contra todo tipo de violencia que afecte a todos los peruanos. Una ley universal, digamos, como las de Newton.

Cualquiera diría, entonces, que es una reiteración del Código Penal. Más algo del . Sí, pero también se parece a la ensalada rusa que le quedó de Navidad. Se ha agregado un sistema nacional de prevención y sanción, una comisión multisectorial, un observatorio nacional y un centro de altos estudios contra la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar.

El centro es de tan altos estudios que tiene como objetivo “contribuir a la intervención articulada y multidisciplinaria a través de un sistema integral continuo de especialización y perfeccionamiento de los operadores en el rol que les compete en la lucha integral contra la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar, para una atención oportuna y efectiva, incluyendo la evaluación de su impacto”.

Del seno de esta norma brotan igualmente responsabilidades para los ministerios de la Mujer, de Educación, de Salud, del Interior, de Trabajo, de Transportes y Comunicaciones, de Economía, de Relaciones Exteriores y de Defensa (“incorporar lineamientos educativos de las fuerzas armadas sobre la violencia contra las mujeres y el grupo familiar”).

En medio de este gigantesco ‘langoy’ de aspiraciones galácticas e imperativos desordenados, no falta un ‘cul-de-sac’ para crear nuevos derechos laborales.

El trabajador afectado por alguna de estas clases y grados de violencia no puede ser despedido por estar involucrado como víctima. Puede además llegar tarde a la chamba 30 días al año. Más aun: si la cosa deviene en juicio, el juez puede disponer se le otorgue hasta cinco meses de licencia. Y la empresa tiene que guardarle el sitio hasta que se reincorpore.

Como la norma incluye a todas las cosas tipificables como violentas, esto significa un mes de tardanzas al año si a alguien se le pierde su celular (“violencia patrimonial”) y asienta su denuncia en la comisaría. O la imposibilidad de despedir a un mal empleado si el vecino le rompió su camiseta del Barza.

Véalo así: usualmente hay normas regularonas, otras con puras buenas intenciones y algunas más que son un saludo al pabellón nacional. Esta es de las peores mezcolanzas que ha producido la representación nacional. Un mamarracho en técnica legislativa.

La firma primero . Check. En segundo lugar, Natalie Condori. Check. Luego el inefable don Ollanta Humala. Recontracheck. Finalmente, don Pedro Cateriano. ¡Plop!