El hombre y su mundo, por Francisco Miró Quesada Cantuarias
El hombre y su mundo, por Francisco Miró Quesada Cantuarias

El ser humano varía en sus costumbres y valores de manera asombrosa. Hemos visto, a través del tiempo, cómo han cambiado nuestros valores fundamentales, relacionados con el uso y aplicación de los nuevos hallazgos tecnológicos, las ideologías políticas, las relaciones familiares, la vestimenta, los códigos de conducta, la moralidad, las actitudes y los comportamientos, muy disímiles a los de nuestros antepasados. Lo que antes considerábamos normal, en la actualidad produciría burla, escándalo o algo reñido con la moral.

La sociedad humana en sus inicios desarrolló una moral basada en el colectivismo, por las actividades que realizaban los miembros de una tribu, carentes de individualismo. En el siglo V antes de Cristo, la cultura grecorromana se basaba en la esclavitud. Consideraba a las mujeres y a los esclavos como seres inferiores, como se aprecia en renombrados filósofos clásicos.

Al caer el , surge el feudalismo. Así, el poder es asumido por los propietarios de grandes extensiones de tierra, la cual era trabajada por siervos que tributaban a cambio de protección contra ataques de otros señores feudales. Aquí existía una diferenciación muy grande. El señor feudal es un guerrero que protege a quienes le sirven y estos realizan el trabajo a cambio de esa protección.

Sin embargo, tanto los señores como los siervos estaban subordinados al rey. El código moral de los caballeros se sustentaba en el valor, honor y lealtad. Era la religión la que dictaba las reglas morales de la época. A partir del siglo XV surge el espíritu capitalista, con la filosofía del y la Reforma, que empuja al ser humano a la búsqueda de la riqueza, lo que facilita la aparición de los modernos estados. La moral cambia, surgen ideas de libertad y tolerancia. La religión católica, a causa de la , se ve desplazada.

Con todo esto, se podría concluir que la moral de las sociedades cambia a medida que se modifican las relaciones entre los seres humanos. Si se admite como válida una relación de dominio de un hombre sobre otro, de una clase social sobre otra, de un país sobre otro, de una sociedad sobre otra, no queda más que aceptar la idea de que la moral imperante, en esa sociedad, será la moral del dominador, la moral del esclavista, la moral del país colonizador, etc. Esto es lo que ha venido sucediendo. Las ideas o la moral de los más fuertes se han impuesto sobre la moral de los más “débiles”. Esto no significa que los últimos mencionados no hayan tenido una moral propia, sino que ha sido ensombrecida por la de los poderosos.

Paralelamente ocurrieron grandes cambios en la familia. Se pasa de la familia extensa a la familia nuclear. En especial, desde la . La familia fue afectada por el desarrollo económico y tecnológico, así como por los desplazamientos y la migración en la búsqueda de una mejoría económica, hechos que conllevan a una crisis de valores en el núcleo familiar.

En esta crisis de valores juega un rol preponderante la educación. La calidad moral del hombre dependerá de la calidad de educación que haya recibido. No podemos hablar de moral sin pensar en la educación, pues el proceso de inserción y de desarrollo del hombre en la sociedad se sustenta fundamentalmente en la educación.

En fin, en el mundo ha pasado de todo, pero debemos tener la esperanza de que se promueva una moral del futuro a través de un cambio en la educación que permita lograr una sociedad solidaria y justa. Así es el hombre, así es su mundo, así es su destino.