A mí no me suspenden gratis, por Farinata
A mí no me suspenden gratis, por Farinata
Redacción EC

“Gratis yo no me voy a ir a la cárcel”, declaró hace casi dos meses el prófugo desde la clandestinidad. Y sus enigmáticas palabras fueron interpretadas por algunos como una poco velada amenaza de arrastrar consigo a personajes incómodos para el gobierno si este se empeñaba en capturarlo.

Ahora, hace dos días, hemos sabido que el otrora amigo del presidente y su esposa ha pedido refugio en Bolivia y que, al momento de ser revelada, esa información llevaba –supuestamente– ya 48 horas en conocimiento de las autoridades peruanas sin que se hubiese procedido a la detención. Quien lo divulgó fue el fiscal de la Nación, Carlos Ramos Heredia, de manera curiosamente simultánea al anuncio de que había sido suspendido seis meses en sus funciones por el Consejo Nacional de la Magistratura, a raíz de los múltiples procesos e investigaciones que lleva a cuestas. Y, como en el caso de Belaunde Lossio, sus palabras y la ocasión en que las pronunció han sido motivo de intriga y análisis.

El misterio, sin embargo, no es tan insondable. Si consideramos que la circunstancia de que Ramos Heredia se haya mantenido por meses en el puesto, solo se explica por el padrinazgo de algún poder superior que ahora, bruscamente, le habría sido retirado, el sentido de su proclama aflora con nitidez.