A continuación, SPOILERS de “Better Call Saul” 6x13, “Saul Gone”.
“Better Call Saul” no fue solo una serie, sino una máquina del tiempo. Las referencias a la novela de H.G. Wells en el episodio final son evidentes, pero necesarias para dirigir la narrativa, que también es una suerte de “máquina” que cambia ese pasado llamado “Breaking Bad” o, lo que es igual, altera nuestra percepción sobre esa historia. “Saul Gone” combina justicia implacable para el protagonista, pero también un epílogo satisfactorio, conceptos en apariencia opuestos, pero que se casan en una ceremonia oficiada por guion y el montaje. Un final que, cargado de riquezas en texto y subtexto, merece un análisis antes que una crítica.
Cambiar el pasado
El episodio se desarrolla en múltiples momentos en el tiempo. Primero el presente, donde el encarcelado Jimmy McGill (Bob Odenkirk) llega al mejor acuerdo para salvarse de una condena ejemplar. Estos son los momentos en blanco y negro. Las otras escenas, a color, muestran al personaje con tres hombres clave de su pasado: Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks), Walter White (Bryan Cranston) y Chuck McGill (Michael McKean).
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La novela de Wells no es como el ejercicio de pensamiento que Jimmy plantea a Walter y Mike, no es sobre cambiar el pasado, sino de la angustia por el lugar hacia el que la humanidad se dirige. Extendiendo el significado, podría hacerse un paralelo entre esa novela y los flashforward de Gene a lo largo de toda la serie, por los cuales sabemos que, sin importar los matices en la transformación a Saul Goodman, la conclusión es inalterable. O eso creímos, porque “Saul Gone”, en consonancia con el resto de la serie, está cargado de ambivalencia. A diferencia del trágico “Waterworks” de Vince Gilligan, Peter Gould ofrece un drama clásico sobre causas y consecuencias, sencillo y por eso mismo brutal.
En el primer flashback Jimmy le pregunta a Mike qué cambaría con una máquina del tiempo, a lo que este responde que jamás recibiría coimas, decisión que, en el futuro, condenaría a su hijo a la muerte. Jimmy, en cambio, dice que haría algo para volverse rico, respuesta que el expolicía mira con desprecio. Años después, cuando Saul y Walter están a la espera de sus nuevas identidades, la misma pregunta surge y el cocinero, tras una breve pataleta, asegura que se arrepiente de dejar Gray Matter; empresa que fundó y obtuvo gran éxito. En esa otra escena, Jimmy le cuenta a Walter una anécdota menor, donde muestra ser incapaz de afrontar sus propios demonios. Incluso Walter, que tiene la moral de un protozoario, lo mira como si fuese un ser incluso más inferior.
A la par de estos flashbacks, hemos visto al protagonista en negación, trabajando de manera precisa para eludir la cárcel, con escaso remordimiento para incluso mentirle a Marie Schrader (participación especial de Betsy Brandt), quien solo busca justicia por la muerte de su esposo Hank. Hasta aquí, pareciera que Jimmy va a sacarla barata, pero descubrir que Kim Wexler (Rhea Seehorn) habló ante la justicia sobre el asesinato de Howard Hamlin le abre los ojos. En el vuelo rumbo a Albuquerque, Jimmy sopesa la información y decide. Antes de esta escena estuvieron, por supuesto, los flashbacks de Mike y Walter, en los cuales el abogado tiene respuestas similares. Pero entre un recuerdo y el otro, el peso de los años, de la reflexión, se deja sentir. Estos recuerdos se amarran al presente, hacen que el espectador establezca un vínculo entre el colorido pasado y el monócromo presente: que, con el pasar de los años, Saul por fin está listo para cambiar.
Cambiar el presente
¿Es “Better Call Saul” la mejor serie de la historia?
En todas sus temporadas, “Better Call Saul” trató de lo imposible que es para las personas cambiar de camino. Primero, por el peso de nuestro pasado; segundo, porque uno no es lo que cree ser, somos como los demás nos ven. La idea contraria sería que el cambio es posible, sin importar lo que digan los otros. Kim Wexler cambió y se puso a derecho para limpiar su conciencia. Jimmy, consciente de lo que hizo su exmujer, engaña a la corte, dice que revelará nuevos detalles del caso Hamlin que podrían involucrarla. Pero solo lo hace porque quería verla otra vez, porque la quiere de testigo para su mayor jugada.
Si en los dos primeros flashbacks Jimmy no era capaz de enfrentar el peso de sus pecados, en el juicio se libera. Con Kim entre la audiencia, algo necesario, Jimmy destruye su propia estrategia legal y acepta todos los cargos que se le imputan. Parafraseo: “Sin mí, Walter White no habría conseguido nada. Sin mí, no habría habido imperio de Heisenberg. Sin mí, Han Schrader y Steve Gómez seguirían con vida”. Todo en un juicio filmado en blanco y negro como en la serie clásica de “Perry Mason”, otra referencia al pasado. Pero también es un reflejo a lo que pasó con Chuck, quien, engañado por el hermano, melló su propia reputación en una audiencia judicial. Jimmy, por primera vez en toda la serie, acepta sus culpas sin buscar un chivo expiatorio. ¿Lo hace porque de verdad cree que es lo necesario o solo para ver de nuevo a su exesposa? Quién sabe. Tal vez sea para que la última persona viva que podría amarlo le dé un gesto de aprobación, pues eso parece buscar cada vez que voltea a ver a Kim. Pero en el rostro de Kim no hay respuestas, así que Jimmy, saca a la luz su mayor pecado, que es el haber forzado a su hermano Chuck al suicidio; un tema que no está siquiera en juicio, pero del que Jimmy necesita liberarse. Otra mirada y Kim apenas y muestra la sombra de una sonrisa. Suficiente por ahora.
La audiencia es una escena digna de esta serie, además de consolidar a Saul como el mejor de los abogados. Sí, irá a la cárcel por el resto de sus días, pero se dio el lujo de mostrar al sistema que pudo haber escapado y, sin embargo, no lo hizo. Esa es una victoria que representa a Saul, a Jimmy, a la perfección.
Entonces vemos el tercer flashback, aquel que no habría llegado sin antes conocer las negativas de Jimmy por cambiar. La escena ocurre en casa de Chuck McGill, en los inicios de su “alergia” a las ondas electromagnéticas. Chuck, extrañamente, parece tener intenciones de cerrar la brecha que tiene con su hermano menor. Pero Jimmy no le hace caso, tiene que rescatar a un exhibicionista. Es una escena de múltiples lecturas, donde por un lado se construye más a Chuck, queda implícito que quiere arreglar la situación con su hermano convenciéndole que deje la carrera de abogacía. “¿Cuándo has cambiado tu camino alguna vez?”, le dice Jimmy a Chuck cuando este último sugiere la idea. En la cocina de Chuck, el libro de Wells aparece sobre uno de los paneles. Chuck toma la máquina del tiempo, su lámpara, y se interna en la penumbra.
Tras recibir una condena de 86 años, Jimmy recibe la visita de Kim Wexler, quien se hace pasar por su abogada. Ambos fuman un último cigarrillo, la única fuente de color en este presente gris para ambos personajes. Sin reproches, sin sentimentalismos. Uno ha sido justamente condenado, la otra tiene un futuro incierto; pero que parece extrañamente luminoso si consideramos que su ropa se asemeja a la del pasado. Es una escena agridulce, donde ambos personajes tienen lo que quieren. La serie pudo haber terminado en ese hermoso plano de ambos contra el muro contemplando sus acciones. Pero no es así. Dicen que toda historia que se prolonga solo puede convertirse en una tragedia y que por eso mismo los cuentos de hadas acaban en la boda. Porque lo posterior solo puede ser el desbarranque. La serie se queda unos minutos más, nos muestra la que, posiblemente, sea la última despedida. Pero lo hace con una última puñalada: a lo lejos, Jimmy hace el ademán de sacar un par de pistolas y dispararlas. ¿Es su manera de decirle adiós a Kim o de recordarle que ella también cometió algo imperdonable? Kim se aleja y ve por última vez a Jimmy, por fin libre de la persona de Saul Goodman, quien se pierde tras un muro.
Adiós, Jimmy
“Better Call Saul” está cargada de múltiples lecturas que, en manos de showrunners inexpertos podrían distraer al espectador, confundirlo; pero que en este caso solo enriquecen la experiencia. No hay ninguna otra serie en la televisión que emplee todos los recursos audiovisuales con esta precisión sinfónica. Vamos a hablar de esta serie por años, puede que, por el resto de la década; una conversación donde “Breaking Bad” estará presente, pero donde este segundo producto, este hermano menor, tiene el honor de haberse graduado con mayores honores.
¿El diploma? Las tramas donde no primó la solución espectacular o descabellada, sino aquella que servía más a los personajes que, finalmente, son la historia. Los actores Bob Odenkirk, Rhea Seehorn, Jonathan Banks, Michael Mando, Michael McKean, Patrick Fabian y Tony Dalton se convirtieron en vehículos para que Vince Gilligan, Peter Gould, Tom Schnauz, Ann Cherkis, Heather Marion, Alison Tatlock, Gordon Smith, Gennifer Hutchison y otros escritores contaran verdades profundas con una historia llena de farsas. Si eso no es la ficción, ¿qué es, entonces?
Pensamientos sueltos
- “Better Call Saul” ha reconfigurado la percepción que tiene el espectador sobre “Breaking Bad” y sus personajes. Incluso Walter White (Bryan Cranston), a quien vemos en uno de sus momentos de mayor bajeza, da a entender con su performance que se alejó de Gray Matter por no ser algo donde solo él tiene el control. Como siempre, su ego lo hundió.
- Los tres flashbacks del episodio fueron, en palabras del escritor y director del episodio Peter Gould, como los tres fantasmas que visitaron a Ebenezer Scrooge en “Un cuento de navidad”. Están allí para explorar, para explicar su destino.
- No me quito de la cabeza que Jimmy ganó. Que incluso encarcelado es más libre que allá en Omaha. Es una sensación incómoda.
- Bill Oakley (Peter Diseth) es, hasta el final, una broma con forma humana. Ni siquiera puede llevar un juicio sin que su cliente no se hunda.
- La aerolínea donde vuela Jimmy es Wayfarer, aquella de los vuelos estrellados al final de “Breaking Bad” temporada 2.
- La toma de Jimmy y Kim en la pared de la cárcel tiene que ser una de las más hermosas de toda la serie. Un paralelo innegable con el primer episodio de la temporada 1.
- Gran trabajo de David Porter en la banda sonora que no estorba, ni destaca por sí misma, sino que cuenta aquello que se queda fuera del guion. En este caso, el tono de película de cine negro cuando ambos fuman. Como dice el meme, esto sí es cine.
- Gracias por leer estas reseñas desde el 2020, cuando la pandemia del Covid-19 recién empezaba, hasta ahora. Esta ha sido la reseña más complicada que he escrito jamás sobre cualquier serie de TV. No sé si esta sea la mejor serie de la historia, esas son palabras mayores y yo no he visto tantas series como quisiera. Pero sí sé que es lo mejor que he visto en mi vida. Nothing more to say. No more ace to play. The winner takes it all.
Todos los episodios de "Better Call Saul" están disponibles en Netflix.