Marcial García

Aunque hay quienes ponen en duda su autoría, la frase que sirve de título a este artículo suele ser atribuida a Joseph Goebbels, el fanático ministro de Propaganda del Tercer Reich y precursor de las ‘fake news’ de hoy, que impuso una política basada en el engaño, la polarización y las consignas de miedo para sostener el régimen nazi y desacreditar a sus adversarios.

Esa misma estrategia de mentir descaradamente para hacer que algo falso sea tomado como verdadero está siendo utilizada con gran eficacia en nuestro país por un grupo de activistas y algunos sectores de izquierda para confundir a la ciudadanía y generar un rechazo generalizado hacia la minería por razones ideológicas o agendas políticas.

Una de las falsedades que más repiten es que las empresas mineras pagan pocos impuestos y muchos tienen por cierta la afirmación, pese a que la evidencia dice todo lo contrario. Con ese cuento alimentan la resistencia que enfrenta esta actividad en diversas regiones.

La realidad, sin embargo, es que la carga fiscal de la minería es bastante mayor que la del resto de sectores económicos. Las empresas mineras no solo están sujetas al impuesto a la renta corporativo, sino también a las regalías, al impuesto especial a la minería, a los aportes por regulación, al fondo de jubilación minera, entre otros cobros, que en conjunto pueden llegar a superar el 50% de sus utilidades.

Ese porcentaje excede el promedio mundial y nos coloca por encima de otros países mineros con los cuales competimos, como Canadá, Australia o Chile, condicionando nuestra capacidad para atraer inversiones en momentos en que los precios de los minerales, pese a su baja en el mercado internacional, continúan siendo atractivos.

Más aún, la contribución de la minería a la recaudación fiscal también es mayor que su peso relativo en el PBI, en tanto que explica poco más del 10% de todo lo recaudado por la Sunat durante la última década, y su ponderación en la economía nacional en el mismo período fue de 8,7%.

La participación del sector en los ingresos tributarios, de hecho, aumentó a 15,4% del total en los últimos dos años gracias a los buenos precios de los minerales, siendo uno de los principales factores detrás de los récords de recaudación registrados de forma consecutiva entre el 2021 y 2022.

Ya es hora de derrumbar mitos que traen consigo efectos muy perniciosos para la industria minera y, por cierto, para el país en general. Si bien las empresas tienen allí aún mucho por hacer, es tarea del Estado explicar a todos los peruanos, en especial a los que viven en las zonas aledañas a los yacimientos, que esta actividad productiva es una de las que más aporta a la economía, al fisco y a la sociedad.

Se necesita una gran campaña comunicacional, lo suficientemente convincente, para dejar sin piso a quienes no hacen más que desinformar de manera grosera a la población con discursos alejados de la realidad, guiados por dogmas desfasados o intereses subalternos. La verdad no siempre se defiende sola.

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