Usualmente, el PBI suele ser la principal aguja que marca el desempeño económico. El último resultado disponible (julio) indica que este alcanzó su nivel prepandemia. A simple vista, ello sugeriría que la economía nacional ha retornado a los niveles anteriores a la crisis del Covid-19. Sin embargo, la medición de la recuperación económica no se puede reflejar en la evolución de un solo indicador.
Por ejemplo, en Lima Metropolitana, aún faltan recuperarse alrededor de 757 mil empleos adecuados y el salario promedio ascendió a S/1.601 en el trimestre junio-julio-agosto, casi S/100 por debajo del mismo en el 2019. A esto se suma la pérdida de poder adquisitivo de los hogares que enfrentan una inflación máxima en 12 años.
En tanto, los indicadores de la inversión privada muestran resultados mixtos. Por un lado, las importaciones de bienes de capital y el consumo interno de cemento han logrado superar los niveles prepandemia. Sin embargo, la confianza empresarial –que suele ser un indicador adelantado de la inversión privada– se viene deteriorando desde marzo del 2021 debido a la inestabilidad política.
El avance sectorial también es heterogéneo. Los sectores retail, agroindustria y electricidad exhiben un desempeño superior al registrado antes de la emergencia sanitaria. En contraste, otros rubros como el turismo y los restaurantes continúan enfrentando dificultades para recuperarse. Adicionalmente, la producción de minería registra valores menores a los alcanzados previo a la pandemia. Por ejemplo, la extracción de cobre en agosto fue 5% menor al mismo mes de 2019.
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Con la recuperación de la economía, los ingresos tributarios del Gobierno aumentaron en lo que va del año debido a mayores precios de los minerales y a la regularización en el pago de impuestos. En tanto, el gasto corriente y la inversión pública se han estabilizado luego del impulso fiscal aplicado en el 2020 para enfrentar la crisis sanitaria. Con ello, el déficit fiscal acumula seis meses consecutivos de reducción. Y el riesgo-país, factor clave en el costo del endeudamiento público, se duplicó durante la pandemia y, aunque luego se redujo, en los últimos meses exhibe una tendencia creciente debido a la crisis política.
Así, pese al repunte del PBI en el 2021, los visos de reactivación económica en algunos sectores no son claros. Si bien algunos indicadores se encuentran en una mejor posición que hace dos años, aspectos como el mercado laboral y los sectores vinculados al turismo exhiben aún rezagos respecto a sus niveles prepandemia. Con miras al 2022, es importante recuperar la confianza empresarial para que la inversión privada sea el motor de crecimiento y de la creación de empleo.
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